Desde España y con la soberanía alimentaria como bandera

domingo 27 de enero de 2019 | 6:00hs.
Buscan que su chacra sirva de ejemplo para otros colonos.
Buscan que su chacra sirva de ejemplo para otros colonos.
Rubén Alindado (46) es de España, hace algunos años dejó su vida de operario en una fábrica de automóviles y llegó a Argentina en busca de oportunidades que le permitan la práctica de cultivos orgánicos y transcurrir una vida alejada de un sistema que no le resultaba rentable. Fue así que arribó a San Pedro, lugar donde desarrolla un proyecto llamado Chacra Raíz, desde donde busca ser un punto de referencia para el cultivo orgánico.
El espacio de no más de 15 hectáreas se ubica a poco más de 2.000 metros de la ruta nacional 14, a la altura de Paraje Gentil. La tranquilidad, la selva exuberante y estilo de vida son dignos de imitar. Allí actualmente reside junto a su compañera, Lara Iglesias (26), oriunda de Santa Fe, a quien conoció hace seis años, y su pequeña niña Mayte de dos años. Él nació en Vitoria, capital de la comunidad autónoma del País Vasco y debido la densidad de los habitantes, llevar adelante la iniciativa no le sería imposible, pero requería el cumplimiento de leyes muy estrictas.
Antes de dar pie en la tierra colorada había recorrido otros lugares, dentro y fuera de Argentina, y por sus características geográficas Misiones fue la elegida para llevar adelante la soñada vida. En el maravilloso lugar la familia recibió a El Territorio para compartir su historia de vida y dejar abierta la invitación para quienes quieran conocer la alternativa de producción. “Llegó un momento que decidimos optar por un lugar y fue así que hace 10 años arribamos hasta este punto. Desde el primer momento Misiones me encantó, la selva, no tanta pampa, ni montañas, como mi lugar de origen. El clima me gustó mucho más que cualquier otro lugar que estuve visitando y era relativamente económico y sencillo el adquirir una tierra, vivimos de una forma muy económica tanto en lo que respecta nuestras necesidades como a la producción”, comentó Raúl mientras recorría el predio.
En las hectáreas adquiridas no contaba con camino de acceso, luz y tampoco agua. Los comienzos fueron de cero y a base de mucho trabajo realizado, con el importante aporte de voluntarios que llegaron desde distintos países lograron construir una vivienda, contar con energía eléctrica y agua mediante un sistema de rueda. La tierra contaba con monte nativo, que fue preservado en gran parte con excepción las hectáreas donde llevan adelante una diversidad considerable de plantaciones de las que adquieren la gran parte de los alimentos que consumen, excluyendo la carne. Con pocos conocimientos, comenzaron a llevar adelante las primeras experiencias que se fueron perfeccionando con prueba y error.
El sistema de plantación es autosuficiente, además de los frutales, cuenta con plantas medicinales y cultivos anuales como maíz, poroto, arroz, verduras, girasol, maní y plantas que sirven para enriquecer el suelo como algunas especies de pasto y caña de azúcar. “Todo lo que utilizo para la producción como fertilizantes y abonos para mejorar la tierra lo fabrico yo mismo con lo que se acumula en el suelo del bosque, lo que buscamos es la autoproducción de alimentos para no tener que comprar cosas manufacturadas, trabajamos mucho la salud, desde el alimento y la agricultura familiar, producimos poquito pero para nuestro consumo”, señaló Rubén.
Una de las actividades de las que pretenden obtener recursos económicos tiene que ver con la apicultura. En el predio trabajan varias colmenas que dentro de poco tiempo contarán con miel para la comercialización. El vasco optó por un método que consiste en la doble colmena, lo que permite mayor y mejor producción. Las abejas son alimentadas de forma natural, obtienen su alimento de las flores de los árboles frutales que crecen en la chacra.
Además de cumplir con el anhelo de llevar un estilo de vida basado en la agroecología y permacultura, la finalidad es tornarse el lugar en un ejemplo de que es posible conseguir la alimentación desde la producción orgánica. “Es muy interesante ver como el bosque crece y se regenera, acá trabajando con visión se puede aprovechar respetando, aprendiendo de lo que está y adaptar algunas tecnologías apropiadas a esos saberes, siempre nos ayudaron los sampedrinos, los colonos. Estar acá es vivir de placeres más intensos y son estas cosas las que tenemos que dejar, es un compromiso y amor por la tierra y queremos mostrarlo a quienes quieran adoptar este estilo de tener necesidades sencillas”, finalizaron.