Chacho y una cruzada de todo un pueblo

Antonio Ojeda (71), Chacho, como lo conocen en Puerto Libertad, es un expolicía que vivió una verdadera pesadilla en su vida, que desembocó en un trasplante de hígado concretado en el Hospital Italiano de Buenos Aires en la madrugada del 2 de agosto de 1997. El ex policía, hoy retirado, tenía 44 años cuando contrajo una hepatitis fulminante, que lo llevó en pocas semanas al Hospital Madariaga primero e inmediatamente al Italiano después.

“Volví a nacer ese día”, rememora Ojeda junto a su esposa Aurora Barrios. “Ella logró que mi pueblo se movilizara para colaborar en los gastos que demandó lo que yo llamo mi segundo nacimiento”, agregó.

La cirugía que duró 9 interminables horas (hacía ya 20 días que estaba primero en la lista del Incucai) y la situación se complicó luego por un rechazo al órgano, que felizmente Antonio superó. “Estuvimos un mes en el hospital y otro tanto en la casa de un familiar que vive en Quilmes, desde allí lo trasladaban en ambulancia a la Capital para los controles. Volvimos a nuestra casa en Puerto Libertad con once medicamentos diarios durante un año, para pasar a uno hoy. Comenzó una nueva etapa, volver a aprender a caminar y a hablar; y en poco tiempo volver a su puesto en la policía hasta retirarse en el año 2003”, contó Aurora. Chacho volvió a su pasión de jugar al fútbol, disfruta con sus nietos y familia y se convirtió en un adalid para difundir la importancia de la donación de órganos además de estar siempre agradecidos a todo Puerto Libertad que lo acompañó en la cruzada.

El primer donante multiorgánico coincidentemente fue de Puerto Libertad. El párroco Carlos Hardoy (51) que ejercía su ministerio en la parroquia Sagrado Corazón de Jesús falleció el 16 de julio de 1996. Entonces la ablación se hizo en Samic de Eldorado y los órganos fueron llevados por el Incucai hacia Buenos Aires, para los pacientes en emergencia. 

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