Infanticidio en San Vicente: “Fui a denunciar pero no me tomaron en serio”

Los vecinos de la pareja acusada de matar a su hijo, describieron al padrastro como “celoso, controlador y posesivo”, y que hace dos semanas alertaron una situación de maltrato que las autoridades no quisieron escuchar
sábado 04 de mayo de 2024 | 5:00hs.
Fotos: Marcelo Rodríguez
Fotos: Marcelo Rodríguez

Pasan las horas pero la conmoción por el asesinato del pequeño Atriel (4) persiste en la comunidad de San Vicente, más aún en el ex barrio Sapo, denominado ahora Esperanza, y situado a una cuadra del Centro Integrador Comunitario (CIC). En una pieza de alquiler -de las 14 que hay en el mismo terreno- ocurrió el crimen por el que ahora está detenida su mamá, María Milagros A. (21), acusada formalmente de homicidio agravado por el vínculo; y el padrastro, Darío René R. (36), quien fue detenido en la jornada de ayer, ambos oriundos de Oberá.

La construcción no es más que una habitación sin divisiones, y entre peluches y autitos de plástico la prueba de luminol detectó vestigios de sangre, lo que marca la brutalidad de la golpiza que recibió la criatura y en paralelo hace brotar la indignación de los demás inquilinos porque aseguran que, días antes, hubo un alerta que las autoridades no quisieron escuchar. "Hace alrededor de dos semanas, durante una madrugada de los últimos fríos que hizo, escuché que el hombre se enojó y exigió a uno de los niños bañarse con agua fría porque había hecho pis en la cama", comenzó revelando Aníbal Luis Da Silva, quien vive pegado (pared con pared) a la casa que era habitada por la pareja acusada. 

Lejos de quedarse en silenció, dijo que decidió comprometerse y al día siguiente acudió a la Policía con intención de hacer una denuncia: "Fui a dar parte a la Seccional Segunda sobre la situación, sobre lo que escuché, y me dijeron 'si queres hacer una denuncia te tomamos la denuncia, pero si vamos y no es así te van a hacer una contradenuncia, por lo que vas a ir preso y tenés que pagarle por daños y perjuicios', es decir, no me tomaron en serio", lamentó, admitiendo que entendió esa respuesta como "una invitación a no meterme y a los pocos días ocurrió esto. Es imperdonable".

"Encima cuando vinieron los policías a buscar evidencia en la casa me reclamaron, que si escuché lo que escuché tenía que haber denunciado. Me puse mal, le recordé que por la actitud que tuvieron yo me hice atrás y me quedé quieto", expuso Da Silva, consciente de que "si tan solo me hacían caso, si escuchaban mi alerta y venían a ver qué estaba pasando en esa casa, seguro iban a poder salvarle la vida a esa criatura. Ahora es tarde, pero tengo hijos y me pesa un montón lo que sucedió".

“Se notaba que eran maltratados”

La pareja acusada, junto a tres hijos (dos más grandes que Atriel), hace menos de tres meses comenzó a vivir en el inquilinato, y de acuerdo a los vecinos, en pocos días notaron la actitud “celosa, controladora y posesiva” de él, además de la sumisión de ella. "Si salían, salían todos juntos, o sino le dejaban a los hijos encerrados y salían los dos. Ella ni siquiera miraba para los costados, tampoco saludaba a los vecinos, se notaba que le tenía mucho miedo y era maltratada", refirió Belén Olivera, detallando que "los chicos estaban todo el día adentro, no salían ni siquiera para jugar con los vecinitos". 

En ese plano reveló dos datos estremecedores: "El bebé que mataron siempre tenía heridas sangrantes en la zona del labio, que parecían quemaduras de cigarrillos", además de que “la mamá andaba hasta hace poco con los brazos cortados y la boca hinchada".

"Se notaba que eran maltratados", insistió Jean Carlos Olivera, quien junto a su familia hace un mes vive en el lugar, pero se dio cuenta de tal situación. "Un vecino fue a la Policía para denunciar el maltrato pero por lo que nos contó le dijeron que no se meta, entonces uno no puede hacer nada. Es triste el final que tuvo la criatura", apuntó.

“No me entra en la cabeza”

Las referidas actitudes violentas del ahora prófugo lo colocan como posible autor del homicidio, y a la mujer, potencial víctima, quien con su hijo muerto en brazos acudió al hospital en busca de ayuda, donde se hizo cargo del crimen. Eso consideran los investigadores y también lo cree el dueño de los alquileres. "No puedo salir del asombro, me tiemblan las piernas de solo pensar en lo que pasó, y como padre no me entra en la cabeza que alguien haya hecho eso con una criatura que no se puede defender", afirmó Casimiro Cuello.

Describió que "desde hace menos de tres meses vivían acá, pagaron y comenzaron a vivir, pero nunca desconfiamos porque siempre venían ellos dos junto a los tres chicos a comprar en el negocio. Hasta le ofrecí que vendiera frutas para ayudarlo". Cuello recordó que el 1 de mayo viajó a Paraguay con su familia y al regresar le contaron sobre semejante crimen.

"Es terrible, los vecinos cuentan que hubo gente que quiso denunciar pero no le dieron importancia, y desde mi casa jamás escuché que le haya pegado o maltratado, aunque ahora me cierra que no la dejaba sola ni para comprar algo porque tal vez en ese momento ella podría haber contado qué estaba ocurriendo puertas adentro de su casa".

Por estas horas continúa la búsqueda del prófugo, focalizada en las localidades de la zona centro pero ampliada a toda la provincia. La mujer, en tanto, continúa detenida a la espera de ser citada a indagatoria.

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