Unidos por el amor y la pasión al deporte
El amor y la pasión son dos sentimientos que están siempre muy presentes en los deportes. En cualquier actividad que se desarrolle, los protagonistas, tanto del deporte amateur como del profesional, aseguran sentir una gran pasión por lo que hacen.
El hecho de dedicarle horas de entrenamiento, de sacrificio, de esfuerzo y sobre todo de constancia, representa también un gran acto de amor por esa actividad que los acompañó, en la mayoría de los casos, desde que eran pequeños.
Ante este escenario, no resulta extraño que muchos deportistas terminan relacionándose afectivamente con personas que también comparten esa misma pasión y amor por el deporte. Es que, si hay algo básico en una relación es tener gustos en común y cosas que compartir.
Entonces, en este caso, el deporte ayuda y sirve como un lugar perfecto para que se produzcan romances y se terminen formando parejas en ese ámbito.
A modo de previa del Día de los Enamorados o de San Valentín, que se celebra mañana, El Territorio se propuso contar algunas de las historias de las parejas de deportistas misioneros que se forjaron en la práctica de alguna disciplina.
El río Paraná y una embarcación fue lo que unió a Nicolás Dasso y Leandra Burtnik (ver página 4), la de Carlos “Indio” Mantilla y Leticia “Lety” Ponce de León (ver pág. 7)es una historia de amor sobre cuatro ruedas, al igual que la de Agustina Quiros y Nicolás Valdez (ver pág. 8), aunque la segunda es una historia de amor sobre dos ruedas. En cambio, para Lucía Marcos y Agustín Antúnez (ver pág. 5) la atracción llegó gracias a una pelota naranja.
Como éstas, hay muchas historias a nivel local, nacional e internacional de deportistas que encontraron el amor de pareja en el mismo lugar en el que, desde muy chicos, habían descubierto por primera vez lo que es el amor y la pasión.
“Poner en común objetivos, retos y motivaciones en el entrenamiento ayudará de una manera decisiva a fomentar la comunicación y empatía entre los dos miembros de la pareja, fortaleciendo así la relación”, señaló un estudio realizado por psicologos deportivos que pone de manifiesto que el deporte puede ser una buena herramienta para fortalecer las relaciones interpersonales entre parejas.
Un poco de historia
La chispa del amor prendió en más de un corazón de los atletas que compitieron en los Juegos Olímpicos a lo largo de la historia.
En Helsinki 1952 tuvo lugar una de las historias más románticas de las que se recuerdan en los Juegos Olímpicos. Los protagonistas son el atleta y militar Emil Zátopek y la hija del general que mandaba a Emil, Dana Ingrova. En los Juegos del país nórdico él participaba en varias pruebas, entre otras en los 5.000 metros. Ella era lanzadora de jabalina. Cuando Emil ganó la medalla de oro en la media distancia Dana se la arrebató, la introdujo en su bolso y le susurró: “Me dará suerte”. Cuando lanzó la jabalina consiguió batir el récord del mundo y colgarse su propio oro. La pareja conquistó en total 7 metales (5 Emil, 2 Dana). Ambos permanecieron unidos hasta el año 2.000.
Roger Federer y Mirka Varinec ambos tenistas, ambos suizos, se conocieron en Sidney 2000 y desde entonces su historia de amor continúa. Con cuatro hijos en común, uno de los mejores tenistas de la historia puede estar agradecido a los Juegos Olímpicos por haber conocido a la mujer de su vida.
A nivel nacional, una de las historias de amor entre protagonistas del deporte más recientes es la del futbolista Lucas Alario y la jugadora de hockey de Las Leonas Agustina Albertario, quines hace algunas semanas se declararon su amor en las redes sociales.
La pareja comenzó a dar pistas de la unión a principios de septiembre, cuando Albertario posó en una foto con un buzo del delantero del Bayer Leverkusen. Los deportistas argentinos se encuentran en diferentes países, ella en Bélgica y Alario en Alemania, separados por alrededor de 400 kilómetros.
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