La primera asamblea fue en diciembre y hubo 300 presentes

Productores autoconvocados y el grito de Santiago de Liniers

Mayor seguridad, más controles y compromiso de parte de la Justicia, sus principales reclamos. Alertan sobre las consecuencias económicas y sanitarias
domingo 14 de febrero de 2021 | 6:05hs.
Por Jorge Posdeley
Productores autoconvocados y el grito de Santiago de Liniers
Productores autoconvocados y el grito de Santiago de Liniers

Estancia Las Mercedes, Eldorado. Cinco productores sentados alrededor de una larga mesa de madera. Uno al lado del otro, cada uno con chacras en distintos puntos de la zona Norte de la provincia y experiencias propias, pero todos ellos afectados por una misma problemática que hoy los obliga a organizarse: el abigeato.

Diego Aguilera Ferreyra, Alfredo Bulman, Juan Lowe, Aldo Gruber y Sergio Delapierre son tan sólo cinco de los más de 6.000 firmantes de un libro informático que se creó tras la primera asamblea de productores autoconvocados contra los delitos rurales en lo que fue el denominado “grito de Santiago de Liniers”.

En esa primera asamblea, realizada una noche de diciembre prácticamente a la luz de la luna, se hicieron presente al menos 300 afectados, instancia en la cual advirtieron que el abigeato -y los delitos rurales en general- no son cuestión de unos pocos, sino que se trataba de una problemática extendida en varias localidades de la provincia.

“No tenemos un líder, acá son diez personas que estamos designadas a mano alzada por la asamblea para que los representen en estas cuestiones, pero todos tienen voz y voto. Esta asociación espontánea no tiene personería jurídica y es un grupo apolítico, no le interesan los lados políticos ni molestar al vecino. Queremos protestar sí, porque la situación es grave, pero sin molestar a la gente”, aclaró Delapierre.

Después de esa primera asamblea se realizaron otras dos y adelantaron que está prevista una cuarta en caso de que el drama continúe. El alcance o impacto de estas  reuniones fueron en aumento, al igual que la problemática y el número de afectados.

Las primeras reuniones fueron con la Policía, después hubo encuentros con funcionarios judiciales y a mediados de la semana pasada llegaron a la máxima autoridad de la provincia: el gobernador Oscar Herrera Ahuad.

“Esta vez nosotros creemos de que algo se va a modificar. El gobernador mostró el interés se resolver esto. Para autoconvocados es muy importante haber tenido eco. Estamos contentos con haber sido escuchados y hemos resuelto hacer contacto con las asambleas de los resultados que se van logrando, de ser intermediarios entre la realidad y la teoría. Vamos a estar monitoreando todo para que no decaiga. Creemos que el mayor baluarte de esto es la unión de todos”, agregó Delapierre.

“El peor momento”

Los productores reconocen que el abigeato es una problemática vieja, pero que ahora golpea como nunca antes porque dejó ser una acción individual motivada por la necesidad, sino que se transformó en un negocio ilegal y organizado con varios actores detrás. Por eso, consideran que la respuesta de parte del Estado debe generar cambios en todas las áreas, desde la seguridad por parte de la Policía hasta el control de las carnicerías donde se comercializa la carne mal habida y el compromiso de la Justicia para actuar en consecuencia.

“El tema es bastante grave, ya no es sólo cuestión del ladrón de pocos recursos que mata una vaca para comer. Acá hay organizaciones montadas dedicadas al abigeato. Estamos frente a grupos en los cuales hay uno que hace la vigilancia, otro que roba y otro que vende. Antes te robaban un animal, ahora roban hasta de a seis animales de una sola vez. Es un negocio paralelo. Es el peor momento que estamos atravesando y si no se desarticulan estas organizaciones mafiosas será cada vez peor”, resumió y alertó Valentín Kurtz, presidente de la Asociación Civil Foresto Ganadera de la provincia, también presente en la reunión de los productores con El Territorio para este informe.

Según detalló Kurtz, de los 80 productores registrados en la asociación, al menos el 60% de ellos sufrieron hechos de este tipo en los últimos meses, aunque el número puede ser aun mayor porque muchos damnificados perdieron el interés de denunciar los casos ante la falta de respuestas.

“Todos los productores sabemos quienes están detrás de esto, pero la Policía nos dice que tenemos que tener testigos. Yo una vez entregué un CD con pruebas porque vi mis vacas paradas en lo de un vecino, pero pasó un mes y no se hizo absolutamente nada. Yo después de eso quedé pasmado y me sacó las ganas de continuar”, acotó Aguilera Ferreyra, un pequeño productor con campo en Colonia Delicia que decidió dejar la actividad ante la seguidilla de golpes sufridos.

El caso de Aguilera Ferreyra es, quizás, uno de los más dramáticos. El hombre contó que comenzó con la ganadería en 2007 mediante un crédito obtenido gracias al Instituto de Fomento Agropecuario e Industrial (Ifai), pero entre 2009 y 2012 sufrió la pérdida de un total de 74 novillos.

Al margen del rédito económico que podía obtener, Aguilera Ferreyra aseguró que la ganadería era “su pasión” y por eso volvió a prepararse, pero una vez más volvió a ser víctima de cuatreros, porque entre 2016 y 2019 perdió 17 de las 20 vacas que tenía en total.

“De la impotencia vendí lo poco que me quedaba y dejé la actividad. Quedó el campo nomás, pero ahora me quedé sin nada y encima le estoy debiendo las 20 vaquillas al Ifai porque ya no tengo con qué pagar. Yo necesitaba ir al campo, a caminar y ver a los animales. Eso me daba vida. Ahora estoy en mi casa con una huertita para no quedarme quieto, pero a mí me mataron la pasión por la ganadería”, agregó, casi al borde de las lágrimas.

Casos como el de Aguilera Ferreyra se replicaron en los últimos meses y, según añadió Kurtz, al menos otros 15 productores dejaron la actividad recientemente, aunque el número podría ser mayor.

“Ese es el riesgo al que estamos expuestos. Esta actividad ganadera fue implementada y promocionada por el gobierno, se les dieron animales a los productores, pero no se acompañó con seguridad. El abigeato desanima al productor porque nadie soluciona el problema. Eso da impotencia”, señaló el presidente de la Asociación Civil Foresto Ganadera de Misiones.

Justicia, economía y otros ítems

Pero cuando los productores hablan de falta de respuestas no sólo apuntan a la Policía, sino también a la Justicia y ese fue otro ítem abordado en la reciente reunión mantenida con el gobernador.

“Estimamos que sólo un 25% de los productores hace denuncias, el resto ya no. Lo cual es grave, porque es una señal de que no hay eco. A veces los expedientes quedan cajoneados en los juzgados. Por eso al gobernador también le pedimos que la Justicia sea eficiente”, agregó Delapierre. La propuesta a la que arribaron fue la designación de un “fiscal de delitos rurales” y la respuesta aparentemente fue positiva de parte del Superior Tribunal de Justicia (STJ), aunque son conscientes de que procesos de este tipo pueden llevar un largo tiempo.

Otro ítem al que apuntan es al control de las carnicerías donde se comercializa la carne mal habida, pero también reconocen lo difícil que es establecer la procedencia de esos productos. Para este punto entienden que sería la clave la intervención constante de funcionarios de bromatología.

“Sabemos de algunas carnicerías que se dedican a esto, pero tampoco paso todo por las carnicerías. Hay mucha de esta carne que se vende al menudeo, de puerta en puerta por pedazos o como carne molida. Lo de Bromatología puede ayudar, pero todo esto tiene que ser atacado antes”, acotó Bulman, un productor que actualmente tiene a unos sus trabajadores del campo con tratamiento médico porque en diciembre del año pasado recibió un tiro en la espalda al toparse con cuatreros en pleno ardid. Una experiencia límite que trajo al recuerdo de todos a Rodolfo “Rudy” Weber (61), asesinado en mayo de 2020 en esas mismas circunstancias (ver página 9).

Los productores además alertaron del riesgo económico y sanitario que conlleva esta práctica ilegal, factores que muy pocos analizan.

Y al respecto opinó Aldo Gruber, con campos en Santiago de Liniers y varias veces afectado por hechos de cuatrerismo.

“A mí ya me robaron de todas las formas posibles. Hasta usaron los caballos del mismo lugar para acercar los terneros hasta la ruta y cargarlos en sus autos. Es gente organizada y preparada. En una noche lo hacen. Mi opinión es que esto es tan malo para el productor como para la economía de la provincia, porque la gente deja de producir. Además, la sanidad es muy mínima. A veces llevan la carne en bolsas que antes tenían basura. Es un desastre. O, por ejemplo, ellos qué saben si nosotros ayer le inyectamos ivermectina de larga acción a las vacas y después esa carne llega a sus hijos o a los hijos de los que compran esa carne barata. Acá perdemos todos”, resumió.

Ante este contexto, los productores aguardan la puesta en marcha de la División Delitos Rurales prometida por la Policía y el gobierno, pero mientras tanto siguen alerta. Consideran que es el momento de actuar, para detener el daño y prevenir nuevas tragedias.

“El Gobierno no tiene que esperar más tiempo. Reuniones ya no. Actuar. Eso necesitamos. La Justicia también y el gobierno le tiene que exigir a la Justicia. No queremos otro Rudy Weber”, lanzó al final Kurtz.

Por ahora, el tiempo dirá si el cuenta ganado de los productores vuelve a sumar en lugar de restar como graficó Juan Lowe: “Nosotros ya perdimos 50 de las 400 o 500 vacas que tenemos en total. Nosotros queremos llegar los 1.000, pero si nos van a ganar los ladrones no vamos a llegar nunca”. 

 

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