El estadio San Paolo cambiará de nombre

Nápoles: su segunda casa y la construcción de una leyenda

En sus años en el Napoli, Maradona se convirtió en un referente: logró levantar y unir al sur de Italia, convirtiéndose en un símbolo de esfuerzo, lucha y perseverancia de la región
jueves 26 de noviembre de 2020 | 5:00hs.
Nápoles: su segunda casa y la construcción de una leyenda
Nápoles: su segunda casa y la construcción de una leyenda

Maradona llegó al Napoli de Italia el 29 de junio de 1984. Ese fue un punto de cambio para la carrera del 10, que dejó Barcelona para llegar al lugar donde alcanzaría su mejor nivel futbolístico. El club italiano lo compró por 7.5 millones de dólares y fue presentado el 5 de julio, en el San Paolo, ante 70.000 almas, que ya lo comenzaban a venerar.

Durante siete temporadas, el argentino logró levantar y unir al sur de Italia, convirtiéndose en un símbolo de esfuerzo, lucha y perseverancia para toda la región. “Nápoles es mi casa”, admitió más de una vez el astro, que le dio una nueva identidad a una ciudad que, hasta el momento, tenía poco que ofrecer. Fue divinizado, alabado por todos, y hasta el día de hoy, sigue siendo un ídolo para toda la ciudad. El Dios de Nápoles.

Usando la camiseta celeste, Maradona se consagró como uno de los mejores de la historia. El club armó un equipo alrededor de su estrella, y gracias a ello consiguieron llegar a ser los mejores del país y de Europa.

Diego consiguió 11 títulos en su carrera, y cinco de esos fueron con el Napoli, que además son los trofeos de mayor importancia que consiguió la institución. Desde su vuelta después del Mundial de México 1986, llegó a su máximo potencial y el mito del mejor jugador de la historia, comenzó a cobrar vida.

En esos años, se consagró campeón de la Serie A y la Copa Italia de 1987, la Serie A y la Supercopa de Italia en 1990, y la Copa de la Uefa de 1989. Con el conjunto napolitano, Maradona jugó 259 partidos, en los que convirtió 115 goles y repartió 77 asistencias.

La canción coreada por los cientos de miles de fanáticos napolitanos, que hoy en día sigue vigente, “oh mamá ¿Sabes por qué me late el corazón? He visto a Maradona, he visto a Maradona, oh, mamá, enamorado estoy”, demuestra lo que los hinchas sentían por Diego. Ellos lo siguieron idolatrándolo después de la salida por la puerta de atrás del club.

En 1991, Pelusa dio positivo de doping y se le encontraron muestras de cocaína después de una derrota por 4-1 contra el Sampdoria. ​Esa sería su última vez jugando para el club del sur. Fue suspendido por 15 meses, y dejó el club, terminando una historia de amor que todavía deja restos de lo que fue repartidos por el corazón de todos los napolitanos.

El 28 de septiembre de 1992, tras cumplir su sanción, el Pibe de Oro se unió oficialmente al Sevilla (ver página 9), para comenzar otra etapa más de su carrera. Pero nunca volvió a ser ni provocar lo que fue durante su paso por Nápoles, donde tuvo una relación afectiva con el público y será recordado por la eternidad.

Ayer, tras confirmarse la noticia, la ciudad italiana declaró el “luto ciudadano”, mientras que Napoli expresó que no es momento de palabras sino “de lágrimas”.

“Todos esperan nuestras palabras. Pero, ¿qué palabras podemos usar para un dolor como el que estamos experimentando? Ahora es el momento de las lágrimas. Luego vendrá el momento de las palabras”, manifestó el club desde su cuenta de Twitter.

“Para siempre. ADIOS Diego”, escribió también la entidad, mientras que por la tarde se conoció que el estadio San Paolo se llamará Diego Maradona, un homenaje gigante que fue anunciado por el alcalde de Nápoles, Luigi De Magistris.

Las luces del escenario deportivo que vibró con sus hazañas permanecieron ayer encendidas durante toda la noche para recordar al hombre que tantas alegrías le regaló a los aficionados del club partenopeo.

“Como todo napolitano, lloro por tí, que fuiste un genio y como a todo genio no se le puede pedir que actúe como cualquier mortal”, comentó por su parte Corrado Ferlaino, quien fuera presidente del Napoli.

Sin dudas la mejor expresión de Diego fue en esta ciudad que  se alineó con él para tocar el cielo con las manos. 

 

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