Zandomeni: Capitán de la historia

domingo 14 de junio de 2020 | 2:00hs.
Rubén Magnano le dio su confianza y Miguel fue el líder del Luz y Fuerza campeón del TNA en 1995.
Rubén Magnano le dio su confianza y Miguel fue el líder del Luz y Fuerza campeón del TNA en 1995.
Diego Vain

Por Diego Vaindeportes@elterritorio.com.ar

Miguel Zandomeni quedó en la historia del básquet misionero por ser el capitán de Luz y Fuerza durante la temporada 1994/95, en la que el Eléctrico se consagró campeón del Torneo Nacional de Ascenso y consiguió su lugar en la Liga Nacional.
A 25 años de ese logro único para el deporte de la Tierra Colorada, el entrerriano puso a ese campeonato como “lo mejor que me pasó” en su carrera y repasó el camino de ese equipo que obtuvo el título la noche del 15 de junio de 1995.
“En mi carrera profesional Luz y Fuerza no fue un club más, sino que marcó un momento muy importante en mi carrera. Ganar un torneo en el ascenso o Liga Nacional es muy difícil. Siempre uno se pone esos objetivos, pero no siempre se cumplen”, arrancó Zandomeni, quien llegó a la tierra colorada en 1993, tras haber tenido un par de temporadas en el TNA y la Liga Nacional.
“Yo ya estaba con un par de chicos, nos renovaron el contrato y llegó Rubén (Magnano), que fue un poco una sorpresa. No lo veíamos en esa categoría a él. Estaba en Atenas de Córdoba y de pronto estaba dirigiéndonos a nosotros. Después entendimos los motivos, pero para nosotros fue muy bueno”, recordó.
Es que el entrenador de la Generación Dorada llegó casi por casualidad a Misiones, luego de que los cordobeses no le renovaron el contrato a mediados de 1994. Sin embargo, Magnano armó un equipo muy competitivo y fue siempre protagonista en esa temporada en el ascenso.
Antes de arrancar el torneo, Zandomeni se ganó la capitanía en una charla y recibió el respaldo de Magnano todo ese año y también en la Liga Nacional.
“Antes de empezar el torneo a mi se me dio por hacer una charla con los jugadores, le pedí la palabra a Rubén para hablar con todos los jugadores y él lo tomó como que yo podía ser un referente para el equipo y ahí me nombró como capitán y de hecho me mantuvo como capitán en la Liga Nacional”, contó Zandomeni.
“La gente me adoptó como misionero, siempre me trató bárbaro. Nunca entendí el por qué del cariño, porque yo no fui un gran jugador, pero siempre me sentí muy querido y respetado y eso me llevó a quedarme en Posadas”, confesó con gracia el ex alero, que tras un par de años fuera de Misiones regresó y vivió durante varios años en la capital misionera.

Un equipo sobresaliente
Luz y Fuerza dominó de punta a punta el TNA 1994/95. De los 40 partidos que jugó en esa temporada, el conjunto misionero ganó 32 encuentros y solamente perdió 8. En los playoffs arrasó contra Libertad de Sunchales (3-0), eliminó a Obras Sanitarias por 3-1 y en la finalísima contra Regatas de Mendoza tuvo su momento más complicado.
“Fue un torneo espectacular. Rubén tenía muy claro cómo se tenía que laburar para llegar a esa meta. Era muy obsesivo, muy temperamental y a veces choca ese carácter del entrenador con los jugadores”, dijo en referencia al cordobés, gran armador de ese equipo.
Si bien la temporada de Luz y Fuerza había sido muy buena, los misioneros perdieron un partido en casa y la serie se mudó a Mendoza. Allí los mendocinos ganaron el tercer juego y para el cuarto tenían todo listo para festejar.
“El cuarto partido a Regatas le jugó mucho la presión. Los dos equipos éramos muy parejos, pero nosotros estábamos liberados de alguna manera de la presión. No estábamos en nuestra cancha, si ganábamos estirábamos a un quinto partido y nos libramos de esa presión”, recordó Zandomeni y contó que “después tuve de compañeros a un par de jugadores de Regatas de Mendoza y es verdad que tenían el champagne preparado y le aguamos la fiesta. Fue espectacular”.
Tras el 72-69 del cuarto partido, la serie se mudó a Misiones y el quinto partido fue emocionante de principio a fin en el club Tokio. En cuanto a la previa de esa noche y lo que había sucedido en Mendoza, Zandomeni aseguró que “te cambia la cabeza totalmente. Te sentís ganador del torneo, pero sabiendo de que iba a ser pareja como todas las series y así se definió, sobre los últimos segundos”.
El doble de Fernando Posetto en los últimos instantes sellaron el histórico 83-81 para los misioneros, que festejaron en un colmado Templo Oriental.
“Jugábamos con un promedio de 800 personas por partido y cuando jugamos los playoffs eran 1000, pero nunca más que eso, hasta las semifinales. Ahí tuvieron que instalar otras tribunas y nunca pensaron que el estadio iba a estar como esa noche”, rememoró el capitán.
Zandomeni pone al logro con Luz y Fuerza como un hito en su historia profesional. “Fue lo mejor que me pasó. Jugué en equipos de Liga Nacional, pero lograr un torneo en cualquier liga que juegues es un honor muy grande”, destacó.
“La mejor virtud era el grupo de personas que había, eso ayuda mucho, más a un entrenador exigente como Rubén. Tuvo un equipo muy unido, desde Donald Jones hasta el utilero éramos muy unidos para todo y eso ayudó a que el equipo dentro de la cancha tenga ese plus extra y que la idea del entrenador se plasme dentro de un campo de juego. Eso es lo que más rescato. Obviamente había una gran calidad de jugadores, pero el compañerismo era muy bueno”, cerró el capitán histórico que tuvo Luz y Fuerza en ese hito del deporte misionero, que mañana cumplirá 25 años.

Los nombres del ascenso
Con Rubén Magnano a la cabeza y Alejandro Lotterio como asistente, Luz y Fuerza tuvo en su plantel a Matías Tomatis, Fernando Posetto, Donald Jones, Pablo Hoya, Lauro Mercado, Miguel Zandomeni, Gustavo Monella, Fernando Rodríguez, Raúl Tarnowyk y a un joven Matías Caramuto.
En cuanto a lo que fue el certamen, el conjunto misionero fue segundo en la zona Norte en la primera etapa, detrás de La Unión de Colón, con un récord de 10-4, mientras que en la segunda fase fue una de las mejores etapas del equipo. De los 14 partidos que disputó ganó 13 y fue primero, por lo que se quedó con la localía para definir en los playoffs.
Justamente en los mano a mano fue contundente. Ganó los 9 juegos que necesitaba para ser campeón y solamente perdió tres.
La noche del 15 de junio de 1995, Luz y Fuerza selló la serie ante Mendoza de Regatas y se metió en la historia grande del deporte misionero y del básquet argentino.


Rubén Magnano

“Luz y Fuerza, un punto de inflexión en mi carrera” 

Rubén Magnano. Luz y Fuerza, un punto de inflexión en mi carrera
Rubén Magnano comenzó su carrera como entrenador en Atenas de Córdoba. Ganó la Liga Nacional 1991/92 y se consagró en el Sudamericano 1993 y 1994, pero pese a eso el Griego no le renovó el contrato y por eso a mediados de 1994 el cordobés llegó a Misiones para dirigir a Luz y Fuerza.
“En lo profesional siempre pongo de referencia a Luz y Fuerza. Fue un punto de inflexión en mi carrera. La imagen del entrenador cobró una real importancia. Yo no dejé de ser lo que era, sino que estaba un poco minorizada esa imagen de entrenador por los grandes nombres que había tenido en Atenas, pero a mi eso no me afectaba en lo absoluto. Aprendí a convivir con eso, pero en Luz y Fuerza cobró importancia (la imagen del entrenador), incluso en responsabilidad, y para mi fue un crecimiento muy grande que tuve en los dos años que estuve ahí”, analizó Magnano.
La Tierra Colorada le sentó bien al cordobés, que cuando dejó Misiones ya era visto de otra manera en el mundo del básquet. “Hubo una metamorfosis, un cambio. Cuando yo salgo de Luz y Fuerza, curiosamente me contrata Atenas y yo noté que era otro tipo de entrenador. El trabajo era idéntico, pero la mirada externa, cosa que no me preocupaba, empezó a ser diferente”.
“De pronto se ve la mano del entrenador, no le quedaba a los jugadores solamente acarrear toda la responsabilidad. El entrenador tenía una cuota sumamente importante en eso y por eso creo que fue un punto de inflexión muy importante mi paso por Luz y Fuerza”, aseguró.
En cuanto a la final y el ascenso, Magnano recordó: “Fue con una definición del Nano Posetto, que tomó un tiro fallado. Coronarse de esa manera tiene un plus, porque fue una final a pura adrenalina”.


El detrás de escena luego de alcanzar la gloria

Si bien la noche del 15 de junio de 1995 quedó en la historia por la consagración y la temporada fue muy buena dentro de la cancha, afuera las cosas eran diferentes.
Las deudas a varios jugadores y los problemas extra deportivos estuvieron muchas veces a la orden del día.
“Un entrenador de la categoría de Rubén necesita un apoyo dirigencial. Nosotros teníamos problemas con los sueldos, a veces con la comida, a veces nos querían sacar de los alquileres
porque no pagaban y era algo con lo que Rubén tenía que lidiar”, recordó Miguel Zandomeni.
Esas situaciones tenían que desaparecer cuando entraban al rectángulo de parquet, porque Magnano hacía primar la exigencia: “Cuando pisabas el campo de juego no había más problemas, ahí tenías que rendir al cien por ciento. Si no dabas todo lo que había que dar no jugabas. Fue exigente y eso dio sus frutos”.
“Yo había tenido entrenadores del carácter de Rubén y entendía cuál era el objetivo, pero los más chicos no habían tenido un entrenador con ese carácter y a veces lo tomaban con mucha presión, pero después entendieron que el equipo era una máquina, arrasaba todos los partidos. Ganamos todos los partidos de local, el primero que perdimos fue contra los mendocinos en la final”, analizó.
En cuanto a los problemas extra deportivos, Zandomeni fue contundente: “Es poco entendible la actitud de los dirigentes. Fueron actitudes personales entre los dirigentes”.
Es que tras ganar el torneo del TNA y de realizar una buena campaña en la Liga Nacional 1995/96, quienes manejaban el club decidieron vender la plaza y dejaron un vendaval de deudas.
“Los problemas económicos se podían organizar. La televisión en esa época aportaba mucho. Fueron egos estúpidos (de parte de los dirigentes) y un día uno dijo listo no va más y quedó todo en la nada”, se lamentó Zandomeni y contó que “nunca más cobramos esa deuda que tenían con nosotros los jugadores”.
Pero además de las deudas económicas, la desaparición de Luz y Fuerza y de Misiones del plano nacional arrastró otros problemas para el deporte de la Tierra Colorada. 
“Un entrenador me decía ‘vos no te das una idea de la cantidad de chicos que tenía cuando Luz y Fuerza jugaba la Liga Nacional’ y eso no entendieron los dirigentes. Todos los chicos venían vestidos de tal o cual jugador. Los imitaban cómo jugaban. Una vez que desapareció Luz y Fuerza el básquet desapareció en todos los aspectos. La cantidad de chicos en inferiores bajó a menos de la mitad”, expresó con bronca el ex capitán del Eléctrico.
“En lo económico la vida continúa y pasa. Pero se hizo un daño al deporte y a la ilusión de la gente y de muchos chicos que querían jugar”, se lamentó Zandomeni.