Libros y saberes sin ningún tipo de barrera

viernes 26 de octubre de 2018 | 1:30hs.
Libros y saberes sin ningún tipo de barrera
Libros y saberes sin ningún tipo de barrera
Agustina Rella

Por Agustina Rella sociedad@elterritorio.com.ar

En el asentamiento 10 de octubre de Miguel Lanús, hay un sitio al que diariamente asisten al menos 30 chicos. Tiene piso de tierra y una pared de andamio revestida con bolsas plásticas. Es una sucursal de la biblioteca 2 de Abril, una de las más concurridas de las trece sedes que alberga este soberbio proyecto social. Soberbio, porque con poco logra hazañas. Así, siendo autosustentado y humilde, logró trascender las fronteras a través de las redes y exportar su método de trabajo a Rumania.
Tal como explicó Norberto Rivas, socio fundador del lugar, “lo que llamó la atención es que en Europa aparecen bibliotecas cada 20, 30 años y nosotros en dos años y medio ya abrimos trece” y agregó: “Llama la atención, pero es otra cosa”, definió sobre las diferencias de una típica biblioteca y el espacio que aquí configuran.
Su misión comunitaria, realizada con empeño, sencilla y grandilocuente a la vez, es la de acercar la lectura a todos sin pedir ni recibir nada a cambio más que el respeto. Y no sólo la lectura, sino que plantean a la biblioteca como punto de encuentro, objetivo que se repite en cada charla con o sobre la 2 de Abril.
“Entendemos que al libro hay que usarlo, donarlo. Esto es también un lugar de contención; las mamás vienen con los niños. Un punto de encuentro para toda la familia. En algunas sucursales hay merenderos, acá también se dan clases del plan Fines de terminalidad secundaria...”, detalló Rivas.
Ahora, la idea es generar un ida y vuelta no sólo con las demás sucursales locales sino con otros países, como es el caso de los rumanos. En febrero -se estima- vendrá uno de los representantes de la revista Eminesciana, especializada en arte y cultura, y los locales contarán con más detalles cómo es la labor que realizan.
El contacto con el medio extranjero llegó a través de Facebook, como bien explicaron en la publicación rumana que cuenta la historia de la biblioteca en ruso, francés e italiano.

A todo pulmón, a toda marcha
Arrancaron con más voluntad que libros. Sin comprar nada, hoy cuentan con gran bibliografía, juegos y hasta destacadas perlitas como máquinas de escribir, cámaras fotográficas antiguas, un curso de inglés en vinilo o un Martín Fierro forrado en cuero, labrado artesanalmente. Todo proveniente de donaciones, hasta los muebles, y con esta “idea quijotesca” como supo definir Aníbal Silvero, de que no sólo se va a la biblioteca a estudiar o a leer un libro ajeno.
“Comenzamos con 80 libros y hoy tenemos 50.000”, graficó Rivas.
Al mismo tiempo, lo único que piden como requisito para abrir una nueva sede es tener un espacio físico: una casa, un salón, un local. A cada una se le entrega inicialmente 1.000 libros y de ahí en más va creciendo. La idea es llegar a 20 sucursales en la región y para ello idearon un sistema de organización, logística y hasta un método de capacitación, a través de videos tutoriales propios. Todo un engranaje de funcionamiento autónomo y bien aceitado.
A pesar de haber adquirido numerosos reconocimientos del Estado local, provincial, nacional y de los medios (fue uno de los finalistas del Misionero del Año 2017 que otorga El Territorio) se autoabastecen con donaciones y realizan algunas ventas para juntar fondos y pagar los servicios.
De esta manera, juegos, talleres, clases de apoyo escolar, cine, radioteatro y acciones como ‘libros libres’ en las paradas de colectivos, son algunas de las cosas que la postulan como una biblioteca atípica.
Lejos de ser un espacio de solemne silencio, donde el libro es un objeto deseado por muchos pero para algunos privilegiados, acá se potencia el espacio cultural, se ofrecen libros gratuitamente y se movilizan por el simple goce de impartir conocimiento, ayudar al otro. Ese ímpetu por hacer del barrio, la ciudad, la provincia, un lugar un poquito mejor.