Terminó la reunión de la mesa de diálogo de la policía sin concretar la firma de acuerdos

Chicas asesinadas en Paraguay: Pericias que los peritos del caso callan

martes 08 de septiembre de 2020 | 11:00hs.
Lilian y María Carmen ingresaron a Paraguay en noviembre del año pasado.
Lilian y María Carmen ingresaron a Paraguay en noviembre del año pasado.
Roberto Maack

Por Roberto Maack fojacero@elterritorio.com.ar

“A Lilian la agarraron viva, la torturaron y la mataron”. La frase fue pronunciada ayer por Miriam Villalba, familiar de las niñas asesinadas por el grupo de elite del Ejército paraguayo en un supuesto enfrentamiento en el departamento de Concepción. Y tiene el peso de la contundencia. Miriam es madre de María Carmen (la otra nena asesinada), tía de Lilian Marina y hermana de dos los líderes del autodenominado Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP).

Es abogada y reside en Misiones desde hace once años junto a su madre, Mariana de Jesús Ayala López, abuela de las menores.

La acusación se sustenta y crece sobre las serias irregularidades que cometió el gobierno paraguayo (el Poder Ejecutivo y la Justicia), uno detrás de otro, desde el fatídico 2 de septiembre en la selva de Yby Yaú.

Se pasó de la imagen de triunfo del presidente Mario Abdo Benítez, desde el lugar del doble homicidio con una pistola en la cintura celebrando el “golpe” al EPP, a esta realidad de hoy donde Naciones Unidas exige se busque a los responsables de las muertes y la propia crisis que se desató dentro del establishment paraguayo.

Las pericias ¿hablan?

La primera pericia a los cadáveres la hizo el médico forense Christian Ferreira, de la Fiscalía de Horqueta. En conferencia de prensa informó que Lilian Mariana tenía seis impactos de bala. “Dos disparos en el glúteo lado derecho, uno en la región axilar derecha, uno en el tórax y dos en la pierna izquierda, uno en el muslo y otro por debajo de la rodilla”.

Se ocupó en aclarar que por la forma de los impactos de “atrás hacia adelante”, las heridas se habrían producido cuando las menores escapaban. El detalle no es menor: el funcionario admitió formalmente que se mató a dos niñas por la espalda. Lo que es grave si el que dispara es una fuerza de elite del Estado. Salvo que esta media verdad esconda una más grave.

Y es lo que surge de la segunda pericia hecha en Asunción que dejó además serios cuestionamientos. Fue realizada por el director de Medicina Legal y Ciencias Forenses del Ministerio Público, Pablo Lemir.

El forense fue contundente. Confirmó los disparos de arma de fuego “que ingresaron desde atrás” y dos disparos (que el anterior forense no vio u omitió) desde adelante hacía atrás. Y aportó algo más que se sonó a un reclamo para la propia Justicia: su sorpresa porque no se guardaron las prendas de vestir de las niñas. Dijo que debieron guardarse “ya que podían ayudar a determinar la distancia de los disparos”.

Detalle no menor. Las ejecuciones tienen la marca de la corta distancia.

El fiscal Federico Delfino, a cargo de la investigación, admitió que las prendas que llevaban las fallecidas se destruyeron luego de tomar fotos y muestras.

“Se tenían que guardar -dijo Lemir-. (Según el protocolo Covid-19) se ponen en bolsas de papel para que se sequen y respiren. Se guardan en un lugar aislado y lejos del sol, en un sitio ventilado. Ese es el protocolo”.

Además el perito aportó un detalle más que viene a confirmar lo que dijo la familia desde un principio: que las niñas no eran guerrilleras, que vivían en Argentina desde hace años y que estaban en Paraguay para conocer a sus padres.

“Estaban bien nutridas. Además, sus dentaduras eran muy buenas, en el caso de las dos. No había ni pérdida de piezas dentarias por caries ni nada por el estilo. Lo cual me indica a mí indirectamente que no estuvieron demasiado tiempo en el monte”.

Ayer Miriam Villalba cumplió con los requisitos formales para que el prestigioso Equipo Argentino de Antropología Forense pueda examinar los cadáveres de las niñas en último intento por recuperar la verdad que se guardan en dos ataúdes en el norte paraguayo y que el gobierno del vecino país ha intentado ocultar sistemáticamente.