Se demora la pericia psiquiátrica y el femicida de Paulina sigue sin condena

sábado 20 de abril de 2019 | 6:00hs.
Maximino Barúa (29), el acusado.
Maximino Barúa (29), el acusado.
Cristian Valdez

Por Cristian Valdezfojacero@elterritorio.com.ar

Maximino Barúa Britez (30) está logrando salirse con la suya, como hace poco más de dos años, cuando asesinó a machetazos a su concubina, Paulina Portillo (27), delante de cuatro hijos menores.
La había amenazado de muerte en innumerables ocasiones y en la noche del lunes 17 de abril de 2017 puso su firma en el brutal crimen. Está detenido desde entonces y con contundentes pruebas en su contra, pero al parecer poco le importa porque se muestra decidido a obstaculizar el último intento de justicia que tiene significado de paz para la familia de ella, que en parte también es propia.
El 26 de noviembre del año pasado Barúa debía sentarse en el banquillo de los acusados para rendir cuentas por el asesinato cometido en el barrio Virgen de Itatí, en Eldorado. Llegó a esa instancia como autor del delito de homicidio doblemente calificado por el vínculo y por mediar violencia de género, pero algunos días antes de enfrentar a los jueces su defensor oficial, Rodrigo Torres Muruat, solicitó la suspensión al considerarlo incapaz mentalmente de enfrentar el proceso en el que, todo indica, iba a ser condenado a prisión perpetua.
“Me reuní con él (por su defendido) y no logré establecer un diálogo mínimo, porque comenzó como a delirar y en esas condiciones, entiendo yo, no se puede ejercer una correcta defensa, o al menos él no está preparado para enfrentar un debate”, explicó Torres Muruat, consiguiendo que el Tribunal Penal Uno de aquella ciudad acceda a su petitorio.
Pero no quedó ahí porque casi en paralelo los magistrados ordenaron que un equipo médico forense se ocupe de hacerle pericias psiquiátricas y psicológicas para que posteriormente una junta médica analice y determine el estado mental del sindicado femicida. En función de eso iban a decidir qué hacer.
La pericia se realizó recién a mediados del mes pasado y hasta ahora no llegó a manos del Tribunal el informe final del Cuerpo Médico. Por eso, aún no se sabe si Barúa simuló para esquivar el juicio o si está enfermo verdaderamente, con el consecuente requerimiento de más cuidado intramuros y, en ese contexto, se desconoce si recibirá una condena a futuro o lo declararán inimputable. Es un misterio.

Incertidumbre y reclamo
En medio de esa incertidumbre, la familia Portillo recordó a Paulina el pasado miércoles. Fue una jornada triste en la que aparecieron imágenes imborrables del horror que vivió la joven madre junto a sus cuatro hijos, que en ese momento tenían 9, 8, 6 y 2 años.
La abuela Felicitas (mamá de Paulina) se hizo cargo de ellos y logró la tenencia definitiva en su casa del mismo barrio, haciendo un gran esfuerzo para contenerlos y de alguna manera suplir el amor de madre que les arrebató Barúa. Reconoció que siente el acompañamiento de mucha gente pero necesita que el sindicado asesino reciba una condena. Espera eso para empezar a cerrar la herida.
“Le tengo mucha bronca, no puede ser que esté loco. No creo en esas cosas (su estado mental), seguro que se hace para evitar el juicio, o enfrentarse a mí o a los chicos. No tiene perdón lo que hizo, por eso le pido a los jueces que no crean en las palabras de un asesino, que no quede impune”, había manifestado Felicitas a este diario cuando se enteró de la suspensión del debate, hace cinco meses.
Hasta el fiscal Federico Rodríguez anticipó que “desde el punto de vista jurídico está todo probado, (el acusado) no tiene ningún testigo a su favor. No tiene ni una mínima posibilidad de nada más que de ser condenado a perpetua”.


Corrió y fue detenido media hora después

Barúa, único detenido por el crimen de Paulina, fue atrapado tan sólo media horas después del crimen y luego fue imputado por la Justicia por el delito de “homicidio doblemente calificado por femicidio y la convivencia”, que prevé una pena de prisión perpetua en caso de ser hallado culpable.
El hecho fue cometido el 17 de abril de 2017, cerca de las 23, en el interior de una vivienda del barrio Virgen de Itatí.
Según lo dictaminado por el médico policial que examinó el cadáver, la víctima tenía 25 heridas cortantes en distintas partes del cuerpo y otras 6 heridas que habrían sido catalagodas como mortales.
El ataque se habría cometido con un cuchillo y un machete, los cuales fueron incautados en el marco de la investigación. El primero de ellos fue encontrado en la escena del hecho, en tanto que el machete apareció a varias cuadras de la casa, donde el sospechoso lo habría descartado en medio de su intento de fuga. Continúa alojado en la Unidad Penitenciaria III.