Mahira Bergallo, una entrevista a corazón abierto
“Creemos que podemos con todo, pero no siempre es así”
Con tan solo 22 años, Mahira Bergallo ya inscribió su nombre en la historia grande del deporte de la Tierra Colorada, ya que participó en los Juegos Paralímpicos de Tokio 2021 y en el Campeonato Mundial de Atletismo Adaptado París 2023.
En ambas citas mejoró su marca personal en lanzamiento de la bala y avanzó a las finales: en Japón logró un registro de 7,76 metros y en Francia alcanzó los 7,88 metros. Finalizó séptima en las dos máximas competencias internacionales, un gran mérito para una atleta de su edad en una disciplina en la que la madurez llega en torno a los 30 años.
Dueña de un gran carisma, sus éxitos deportivos la posicionaron como una querida y admirada figura local, lo que siempre es gratificante, pero a la vez puede generar cierta presión.
En ese contexto, desde el año pasado Mahira cuenta el acompañamiento de un psicólogo que la ayuda a afrontar las responsabilidades que conlleva el deporte de alto rendimiento, lo que requiere lidiar con marcas y expectativas propias y ajenas.
“El año pasado terminé un poco cansada física y mentalmente. Se dio un quiebre, como que no sabía si tenía la fuerza para seguir. Fue una mezcla de varias cosas y de casi diez años de competencia continua. El alto rendimiento es muy difícil y por ahí cuesta lograr el equilibrio”, reflexionó la obereña.
Ahondando en la idea, subrayó que “si bien la gente conmigo es muy buena y comprensiva, como que hay una carga social y por ahí aparece el miedo a fallar, a no cumplir con las expectativas. Y eso pesa”.
Año de transición
En diálogo con El Territorio, Mahira abrió su corazón y habló de cuestiones que no siempre se abordan, como la salud mental, al tiempo que remarcó: “Ya estoy con fuerzas otra vez y tengo ganas de entrenar y seguir compitiendo”.
“Desde el año pasado cuento con el respaldo del psicólogo Sergio Lépori, que me ayuda un montón y hoy estoy mejor gracias a su ayuda. No se habla de la salud mental, pero hay que hacerlo y son procesos que uno tiene que vivir. Creemos que podemos con todo, pero no siempre es así”, reconoció.
Luchar tampoco es nuevo para ella, ya que de pequeña soportó la discriminación de algunos por su limitación motriz ocasionada por la parálisis cerebral, diagnosticada a los 14 años.
Pero hoy, la obereña se permite disfrutar de los logros y dimensiona todo lo bueno que construyó junto a su entrenador Jorge “Chino” Flores, a quien nombra una y otra vez con afecto y admiración.
“Pensar que ya participé de un Panamericano Juvenil, de un Juego Paralímpico y un Mundial, y eso que recién el 22 de agosto voy a cumplir 23 años”, anticipó con una sonrisa de esas que contagian.
Por las situaciones enumeradas, este año no obtuvo los mejores resultados competitivos y no logró la clasificación a los Paralímpicos de París.
Sin embargo, avanzó en otros aspectos personales y se recibió de acompañante terapéutica, una profesión que le encanta, destacó, y ya tiene dos pacientes. También trabaja con Chino Flores volcando su experiencia con los más chicos.
Respaldo económico
La primera obereña paralímpica ya piensa renovada en el 2025, donde tratará de quebrar el récord nacional que está a sólo dos centímetros de su marca, los 8,13 metros que marcó en 2022.
Precisamente, sus logros deportivos la hicieron acreedora de una beca nacional que percibe desde 2021, un aporte que vital para poder desarrollarse en el alto rendimiento.
Al respecto, más allá de ciertos recortes en el presupuesto, Mahira Bergallo precisó que, al menos por el momento, recibe el aporte completo.
“Hace tres años tengo la beca de Nación, más el aporte por el diploma olímpico y marca mundial. El año pasado también me entregaron una beca del Iplyc (Instituto Provincial de Loterías y Casinos), pero son doce meses y se corta. Por eso la beca de Nación es el único apoyo sostenido que tengo y me ayuda mucho”, ponderó.
De todas formas, avizoró que podría sufrir algún descuento por no haber clasificado a los Juegos Paralímpicos de París, aunque “por eso mismo también empecé a trabajar como asistente terapéutica. Pero es una previsión porque todavía cobro la beca completa”.
“Gracias a eso pude ayudar a mejorar la casa de mi familia y me compré una moto. Gracias al deporte, gracias a Chino, puedo decir que conseguí muchas cosas. Y siempre digo que se puede llegar, pero hay que luchar y ser constante”, argumentó con la autoridad de la experiencia.
Y otra vez nombró a su profe: “Chino confió en mi cuando ni yo confiaba. A él le debo todo. Recién estoy cayendo que estuve en los Juegos Paralímpicos y en el Mundial. Ya hicimos historia. Y repito que soy orgullosamente obereña, misionera y atleta adaptada”.