Bukowski detalla la investigación científica

Belén Bukowski y los códigos de barras para insectos de Misiones

Forma parte de un proyecto global para medir el impacto de la actividad humana y conocer el estado de algunas especies. La etapa de recolección culminará en mayo en Misiones
sábado 09 de marzo de 2024 | 6:05hs.
Belén Bukowski y los códigos de barras para insectos de Misiones
Belén Bukowski y los códigos de barras para insectos de Misiones

La doctora en Biología Belén Bukowski forma parte de la División de Ornitología del Museo de Ciencias Naturales ‘Bernardino Rivadavia’, de la ciudad de Buenos Aires, donde trabaja un equipo de científicos que hace más de una década vienen estudiando la población de insectos voladores que habitan distintos lugares de la provincia de Misiones.

El objetivo de esta investigación científica es conocer el universo de moscas, mosquitos, mariposas, abejas, escarabajos, hormigas y cascarudos nativos de la tierra colorada para saber cómo se van modificando esas poblaciones en relación a la actividad humana y al cambio climático.

El Territorio dialogó con la doctora Bukowski, que es parte del equipo de científicos que vienen registrando los códigos de barras genéticos de esos insectos voladores, un trabajo que se realiza en el Centro de la Biodiversidad Genética de la Universidad canadiense de Guelph.

Se estudian todos los insectos que tienen alas, como escarabajos y moscas.

Los insectos son recolectados en Misiones y luego llevados a Canadá para su identificación. Finalmente son traídos nuevamente al país, donde pasan a formar la Colección Entomológica del Museo de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia.

¿Cuál es el objetivo del proyecto de investigación que están haciendo en Misiones?

Se llama Bioscan Project y comenzó en 2019. Están involucrados en esta investigación más de 40 instituciones científicas de todo el mundo en colaboración con el Centre For Biodiversity Genomics de la Universidad de Guelph de Canadá. Se está realizando a nivel global en distintas partes del mundo porque justamente el objetivo es documentar la biodiversidad de los distintos ecosistemas del planeta, evaluar el impacto de la actividad humana en estos espacios y sentar las bases de un sistema global integral que pueda proporcionar información en tiempo real sobre los cambios en los patrones de biodiversidad de plantas, animales e insectos.

¿Y nuestro país participa en ese proyecto?

Sí, nuestro país participa a través de la División Ornitología del Museo Argentino de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia, donde está el equipo que trabaja coordinadamente con la gente de la Reserva Osununú y con el Instituto Misionero de la Biodiversidad que están en Misiones.

¿Qué se busca relevar en Misiones?

En Misiones y en todas las ecorregiones de nuestro país en las que estamos trabajando la búsqueda está orientada a todas las especies de insectos voladores.

¿De qué insectos estamos hablando?

De todos los artrópodos voladores, que son todos los insectos que tengan alitas. Por ejemplo, hormigas, avispas, abejas, mosquitos, moscas, escarabajos, mariposas, entre otras.

¿En qué lugares específicos de Misiones se está realizando esta investigación?

En dos lugares. Uno es la Reserva Osununú de San Ignacio y otro es el Instituto Misionero de la Biodiversidad (Imibio), que se encuentra en Puerto Iguazú. En cada uno de esos lugares colocamos tres trampas Malaise. Por eso en Misiones hay seis trampas colectando insectos en este momento.

¿Qué son las trampas Malaise y cómo funcionan?

Las trampas Malaise son una especie de carpa. Se montaron en distintos lugares de la Reserva Osununú y del Instituto Misionero de la Biodiversidad y por su forma y color atraen a los insectos voladores del lugar, los que una vez dentro de esa trampa, buscan salir por la parte superior y es ahí donde quedan atrapados en un frasco con alcohol. Ese recipiente se saca semanalmente para ir contabilizando los ejemplares colectados. Esta tarea se hace en esos dos lugares de la provincia.

¿Y cuándo termina esa etapa de recolección de insectos?

Esas seis trampas se colocaron en mayo del año pasado y la idea es que colecten ejemplares de insectos voladores durante un año. Por eso esa etapa termina en mayo de este año. Allí toda esa colección se traerá al Museo de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia de Buenos Aires, donde se realizará un nuevo inventario y a mediados de año ese material será embalado y enviado en avión hasta la Universidad de Guelph, en Canadá, para analizar cada ejemplar a través del método de códigos de barras genéticos.

¿En qué etapa se encuentra el proyecto?

Ahora, en el caso de Misiones, estamos en plena etapa de colectar insectos que terminará en mayo de este año. El personal que está tanto en San Ignacio como en Puerto Iguazú se encarga de recolectar todas las semanas lo que queda en el frasco de la trampa. Sé que hay miembros de comunidades originarias que también están colaborando con esta tarea.

Y además de Misiones, ¿en qué otras partes del país se están recolectando insectos voladores?

Lo estamos haciendo en 20 ecorregiones que abarcan todo nuestro país. Todas ubicadas en terrenos de Parques Nacionales o de Reservas Naturales. En el caso de Misiones se trata de la ecorregión de la selva paranaense. Pero también estamos en la selva yungas en Salta, en zonas de desierto y en todos los diversos espacios naturales de nuestro país. Y también se está haciendo en otras partes del mundo porque se trata de una investigación global.

¿Para cuándo está estimado que tendrán los resultados de esta investigación científica?

Tenemos estimado que a fines de este año ya tendremos los primeros resultados. No sé si a nivel país y a nivel global estarán todos los resultados. Pero los de Misiones estimo que sí porque ya a mediados de años vamos a estar con este material en Canadá haciendo la identificación de los códigos de barras genéticos de cada uno de los ejemplares recolectados en Misiones.

¿Cómo es eso de los códigos de barras genéticos?

Es un método para identificar las especies.  Son secuencias cortas del genoma mitocondrial que sirven para poder identificar a las especies y lo usamos para ir haciendo un inventario de todos los insectos voladores que existen en el mundo. Ya hay una base de datos, pero también es posible identificar especies nuevas.

¿Y cuál es el mecanismo para llegar a ese ADN que identifica a cada especie?

En el caso de los insectos voladores se toma una patita o un pedacito del organismo y a partir de eso se extrae el ADN que es la tarea que hacemos en el laboratorio de la Universidad canadiense de Guelph. Y el ejemplar al que nosotros llamamos ‘baucher’ lo guardamos en una caja entomológica que vuelve a nuestro país para integrarse a la Colección Entomológica del Museo Argentino de Ciencias Naturales.

¿En esa colección quedan finalmente todos los ejemplares que se consigan en Misiones?

Sí, en la Colección Entomológica se depositan finalmente esos ejemplares. Y en el Banco Genético del Museo de Ciencias Naturales ‘Bernardino Rivadavia’ se guardan los tejidos y extractos de ADN de esos insectos.

¿Para qué sirve identificar todas estas especies de insectos voladores?

En un primer momento sirve para tener un escaneado a nivel mundial de la comunidad de insectos voladores que habitan cada ecorregión del planeta. En el caso específico del trabajo que estamos haciendo en nuestro país nos ayuda a actualizar el inventario de insectos que tenemos. También los códigos de barras genéticos de cada uno de los ejemplares nos permiten ver los cambios en los patrones de diversidad. Si hay poblaciones que crecieron o que desaparecieron. Y medir el impacto de la actividad humana en este tipo de insectos.

¿Este equipo de científicos del Museo de Ciencias Naturales ya hizo un estudio similar en Oberá?

Sí. Desde febrero de 2013 hasta febrero de 2014 recolectamos en el Centro de Investigaciones Antonia Ramos, de Oberá, 75.000 insectos que luego fueron decodificados genéticamente en la Universidad de Guelph, en Canadá, y que hoy son parte del Banco Genético del Museo ‘Bernardino Rivadavia’. En esa oportunidad logramos procesar el ADN, que es la parte de las células que guarda la información genética, de un grupo de 68.000 individuos, en los que se encontraron cerca de 8.650 especies distintas. Ahora este nuevo estudio es más ambicioso y a mayor escala.

¿Esa Colección Entomológica del Museo de Ciencias Naturales puede ser visitada por el público en general?

Esa reserva se encuentra protegida y a disposición de la comunidad científica. No es algo que esté en exposición para las visitas diarias. Pero si algún científico o investigador necesita acceder a esa información, obviamente está a disposición.


Perfil

Belén Bukowski

Doctora en Ciencias Biológicas
Actualmente es la coordinadora del ‘Bioscan Project’ en Argentina, en la División de Ornitología del Museo Argentino de Ciencias Naturales de la ciudad de Buenos Aires.

Está especializada en el estudio de la diversificación y especiación de la avifauna neotropical, así como también en el estudio de los patrones de diversidad de artrópodos de Argentina mediante el análisis de los códigos de barras genéticos.

Inventario de los insectos que habitan en Misiones

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