El delito que lo puso tras las rejas sucedió el 31 de diciembre de 2008 en Campo Ramón

Condenado por robo y toma de rehenes, está próximo a salidas transitorias

Marcelo Leal, uno de los delincuentes más peligrosos de Misiones, está en la última etapa de prueba para recibir el beneficio. Tiene en su contra al menos cinco causas
viernes 23 de febrero de 2024 | 21:00hs.
Condenado por robo y toma de rehenes, está próximo a salidas transitorias
Condenado por robo y toma de rehenes, está próximo a salidas transitorias

Marcelo Roque Leal (41), considerado por la Policía de Misiones como uno de los delincuentes más peligrosos y temidos de la provincia debido a su amplio prontuario relacionado a los ilícitos, está pronto a recibir el beneficio de salidas transitorias.

Es que el hombre que tiene en su contra cargos por amenazas, robos calificados, toma de rehenes y hasta la fuga de una comisaría, se encuentra en la última etapa de prueba para poder obtener las salidas, informaron fuentes oficiales.

Leal desde hace más de una década se encuentra cumpliendo su condena -que será saldada en el 2026- en la Unidad Penal de Loreto por robar y tomar como rehén a una familia de comerciantes en la mañana del 31 de diciembre de 2008.

Robo y toma de rehenes
En ese delito, perpetrado en un almacén del kilómetro 10 de la ruta provincial 103 -en el límite entre Oberá y Campo Ramón-, Leal irrumpió la propiedad armado y encapuchado junto a su cómplice y cuñado Alfredo Espíndola.

Los malvivientes, al ingresar al lugar, se encontraron con Marino Da Rosa (el entonces concubino de la dueña de casa) y sin dudar lo apuntaron con las armas de fuego para que hiciera silencio. Acto siguiente, los delincuentes tomaron el efectivo que había en la casa y recogieron varias mer-caderías con la intención de darse a la fuga en el automóvil de la familia.

No obstante, ese escape no pudo lograrse, puesto a que la Policía ya había sido alertada por el hermano de Da Rosa y los efectivos habían cercado el lugar. Ante esa situación, los asaltantes tomaron de rehenes a la familia durante seis horas aproximadamente.

Transcurrido ese tiempo, los delincuentes liberaron a la familia y escaparon a bordo de un Fiat Du-na azul, con rumbo desconocido.

“Los delincuentes entraron a las 4 de la mañana por una ventana del frente que tenía una reja con candado. Hasta las 6 estuvieron comiendo y tomando como si nada. A esa hora me levanté y me topé con ellos”, detalló en exclusiva con El Territorio Elba Zapaia, la mujer que fue tomada de rehén junto a sus dos hijos, su entonces concubino y una empleada.

“Me dijeron que era un asalto y que les entregue toda la plata. Ahí me encerraron en el baño junto a mi hijo más chico y mi pareja, mientras mi nena más grande -entonces de 6 años- dormía en su pieza. Fue el momento más terrible de mi vida porque temí por mis hijos”, alegó la entrevistada, agregando que minutos antes de las 7 llegó la empleada doméstica, quien fue reducida y encerrada en el baño con las demás víctimas.

Justamente, la presencia de la empleada fue clave para poder dar aviso a la policía. Zapaia explicó que la mujer que trabajaba en la casa tenía un celular que los delincuentes no observaron.

En tanto, su concubino agarró el celular en cuestión y le envió un mensaje de texto a un hermano que residía cerca, quien inmediatamente se dirigió hasta el destacamento de la Policía de Tránsito ubicado sobre ruta nacional 14 y provincial 103 y denunció lo ocurrido.

Rodeados
En pocos minutos el lugar estaba rodeado de policías y los delincuentes, luego identificados como Marcelo Roque Leal y Alfredo Orlando Espíndola, tuvieron que improvisar.

Querían irse del lugar a toda costa y a los gritos avisaron que tenían cinco rehenes. “Fue el mo-mento más desesperante, le agarraron a Marino y le pusieron un cuchillo en el cuello, y gritaban que la Policía no entre o lo mataban. Un rato antes mi ex alcanzó a decirme que yo saque a los chicos. Entonces busqué la excusa de llevarle a mi nene al baño y me dejaron”, recordó Zapaia.

De esa forma, la mujer se dirigió al sanitario con su hijo en andas y siguió un pasillo que daba a una puerta lateral que tenía la llave puesta.

Reviviendo aquel momento, recordó que “no quería hacer mucho ruido porque todavía mi hija es-taba dormida. Por un lado era estar tan cerca de salir y, por otro, el temor de que mi nena no pu-diera salir. Abrí y vi un montón de policías. Salí y les dije que entren a buscar a mi nena, que los tipos estaban en el negocio. Así entraron y la sacaron. También salió mi empleada”.

Lo que siguió fueron horas de temor e incertidumbre, sobre todo por el riesgo para la integridad física del concubino de la dueña de casa que fue mantenido como rehén hasta pasado el mediodía, horario en el que el dúo armado logró huir.

Recién el 4 de enero Leal fue detenido a bordo de un micro en Alvear, Corrientes. Horas después su cómplice fue apresado en San Ignacio.

Los dos poseían un amplio prontuario, pero fue Leal quien comandó la toma de rehenes. Final-mente, por el asalto del 31 de diciembre del 2008, Leal fue condenado a 13 años de prisión y Es-píndola a 11. Para la sentencia el Tribunal Penal Uno consideró los antecedentes de ambos.

Fuga en Oberá
Cuando parecía que no volvería a salir por muchos años, Marcelo Roque Leal volvió a ser noticia el domingo 12 de abril de 2009, fecha en el que acompañado de otro detenido, identificado como Juan Demenes, se escapó de la seccional Primera de Oberá. Ellos rompieron un candado y se fueron por los techos.

Parte de la fuga fue concretada tras amenazar a los demás reos. Acostumbrado a ser respetado, el delincuente les habría manifestado que si ellos delataban su huida, él lastimaría a sus familias en las horas de visita.

De todas maneras y tras días de seguimiento y de búsqueda, el peligroso reo fue detenido cuando escapaba de una casa quinta ubicada en Candelaria. Según precisaron fuentes policiales, Leal había ingresado a una casa en la que no había gente y se acomodó, utilizó las instalaciones e inclusive se sentó a mirar televisión.

Aparentemente cuando se prestaba a robar, llegó la familia dueña de la casa, momento en el que el entonces prófugo le dijo que iba a quedarse allí porque estaba huyendo de la Policía y no tenía adónde ir.

De alguna manera la familia llamó a la Policía y logró que el delincuente se diera a la fuga. Las patrullas estaban rondando por la zona y enseguida llegaron hasta el descampado hacia donde había huido Leal. Lo cercaron y un grupo de efectivos fue a detenerlo.

Pero sabiendo del tipo de delincuente que buscaban, no les fue fácil. El hombre tenía en su poder un arma calibre 22 y un cuchillo tipo puñal, con el que logró cortar a los policías. Por fortuna, no utilizó su arma de fuego.

Por lo último, Leal fue llevado ante el juzgado de Instrucción Uno en turno, donde fue notificado de una de las cinco causas que tiene en su contra: resistencia a la autoridad, amenazas y lesiones a los efectivos policiales durante su arresto.


Delincuente desde su adolescencia

Marcelo Leal fue temido y respetado por el resto de los reos durante la mayoría de su estadía en las distintas cárceles de la provincia en la que fue alojado. Al mirar su prontuario delictivo se puede suponer el motivo de aquel temor que imponía en los demás. Según el prontuario policial, Leal ha-bría comenzado su accionar delictivo a los 16 años.

Fue en Leandro N. Alem, donde tanto él como algunos familiares son conocidos en el ambiente delictivo, que un adolescente Leal con sus hermanos habría robado un coche a punta de arma. La policía comenzó a perseguirlos y huyeron por la ruta nacional 14, para luego ir hacia Apóstoles.

Lograron pasar a Corrientes, donde los policías de la vecina provincia se tirotearon con los delin-cuentes. Un hermano de Leal falleció en la balacera, mientras que él fue herido en el hombro. Entonces fue detenido y alojado en el Correccional de Menores. Según fuentes consultadas, durante los seis años que estuvo preso en esa cárcel Marcelo fue el líder.

Después Leal volvió a reincidir en delitos de robo calificado y estuvo preso cuatro años por robo en el Penal de Loreto, donde según cuentan desde el Servicio Penitenciario Provincial, también fue muy respetado. En agosto de 2008 salió de Loreto y tardó sólo cuatro meses en volver al delito para permanecer detenido hasta la actualidad.

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