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Tesoros reciclados y sueños hechos realidad

Campanopolis: un viaje a la época medieval en pleno Buenos Aires

La visión de Antonio Campana convirtió un terreno olvidado en un escenario de ensueño, donde la historia se entrelaza con la creatividad y la resiliencia, ofreciendo una experiencia única para visitantes y turistas
domingo 28 de enero de 2024 | 0:00hs.
Campanopolis: un viaje a la época medieval en pleno Buenos Aires
Campanopolis: un viaje a la época medieval en pleno Buenos Aires

A tan sólo 40 minutos de la bulliciosa Capital Federal de Buenos Aires, en el partido de La Matanza, se encuentra una joya única: Campanopolis, la Aldea Mágica. Este lugar, construido íntegramente con materiales reciclados y reutilizados, es mucho más que un simple rincón medieval. Ofrece un ambiente propicio para eventos temáticos, paseos educativos para escuelas, filmaciones para eventos sociales y de quinceañeras, producciones y paseos turísticos durante los fines de semana.

Campanopolis es un crisol de patrimonio cultural, histórico y ecológico. Con un diseño formado por construcciones que se entrelazan a través de callejuelas adoquinadas, pasajes, recovecos y lugares secretos, esta aldea transporta a sus visitantes a un viaje en el tiempo, fusionando estilos diversos del Medioevo europeo para crear un ecléctico estilo propio.

Se destacan los materiales empleados.

Lo más asombroso es que esta maravilla surge de la creatividad y los sueños de un hombre visionario. Enclavada en González Catán, la ciudad del reciclado por excelencia en Argentina, Campanopolis se encuentra a tan sólo pocos minutos de la frenética Capital Federal.

Mucho para ver

Un sendero místico conduce a las Doce Casitas del Bosque, llevándonos a un lugar que desafía la realidad. Fuentes, lagos, puentes de quebracho que conectan las islas, muelles, un molino de viento holandés, una capilla colonial y hasta una locomotora con vagones se entrelazan para crear un escenario de ensueño.

El Museo de las Rejas o Ferroteca destaca como uno de los lugares más intrigantes, exhibiendo una colección variada de rejas de hierro forjado, arañas colgantes, vitraux, objetos antiguos y piezas de arte. Edificaciones como la Casa de Piedra, el Museo de Madera o Palitos, y la Casa de Escoria resaltan la diversidad de materiales empleados para su construcción.

Adentrarse en Campanopolis significa descubrir el Pasaje del Búho, el Museo de los Caireles, el Cabildo, la Cascina, la Casa Proa de Barco, y cientos de espacios secretos. La ciudad de Campana, bautizada en honor a su fundador, Don Antonio Campana, impresiona por su imaginación, audacia y empeño en vencer a la muerte.

Por un místico camino se recorren las Doce Casitas del Bosque.

Esta aldea con espíritu medieval fue concebida, proyectada y construida por Don Antonio Campana, un hombre sin estudios de arquitectura que logró convertir su sueño en realidad en un predio de 200 hectáreas con llanuras, bosques selváticos, ríos y lagos.

La historia de Campanopolis comienza hace casi 40 años en un predio adquirido en 1976, donde antiguas tosqueras habían sido explotadas para construir las bases de pistas del Aeropuerto Internacional de Ezeiza y de la autopista Richeri. Tras ser expropiado y utilizado como relleno sanitario, Don Antonio luchó durante años para recuperar el terreno, enfrentando problemas de salud y desafiando la contaminación ambiental.

En medio de este desafío, Don Antonio dio un vuelco a su vida, impulsando sus ganas de vivir y concretar su sueño. Revelándose como creador y diseñador, utilizó sobrantes de demoliciones para construir un nuevo mundo sobre el caos reinante, dando a luz a esta mágica aldea y restableciendo el equilibrio ecológico.

Campanopolis, la obra maestra de Don Antonio Campana, no sólo es una atracción turística, sino un testamento de perseverancia, creatividad y resiliencia. Esta aldea reciclada se erige como un monumento a los sueños que pueden cobrar vida, incluso cuando el camino parece más oscuro.

El lugar fue escenario de varias películas y producciones audiovisuales.

Los guías cuentan al visitante que la propiedad había sido una tosquera para la producción de ladrillos y la tierra fue utilizada para las pistas del aeropuerto cercano. Mucho antes, fue parte de una de las estancias del exgobernador de Buenos Aires Juan Manuel de Rosas. También que le fue expropiada a Campana para convertirla en un vertedero en los últimos años de la dictadura argentina (se estima que allí se depositaron más de dos millones de metros cúbicos de residuos) y que él la recuperó juicio mediante. Pero no todo fue malo. La posterior limpieza le sirvió para conseguir muchos de los materiales para los edificios. El resto, como era de esperar, lo consiguió en remates, ferias y tiendas de antigüedades: rieles de ferrocarril, escoria de fundición, maderas del viejo puerto de La Boca, tablones del antiguo estadio de Argentinos Juniors (hoy son “el Puente Sin Fin”), elementos de las demoliciones de la ampliación de la avenida 9 de Julio, tranqueras del Hipódromo de Palermo, estatuas que nadie quería, vitrales de residencias demolidas, una escalera que pertenecía a la Basílica de Luján, relojes de la estación ferroviaria de Retiro, butacas de un cine y herrajes de ataúdes (se dice que si se encuentran y se tocan dan suerte).

Campanopolis se divide en dos partes: el pueblo con las 12 casitas del bosque (que recuerdan a los viejos cuentos infantiles pero también a películas de terror) y Villanueva, un sitio más alejado y al que sólo se puede ir con el guía del parque. En este espacio, el último que construyó Campana antes de morir, todo se vuelve más surrealista. Basta el ejemplo de las chimeneas torcidas que para algunos simulan ser garras de dragón y para otros fuegos artificiales.

Recorrido guiado

En las tierras místicas de Campanopolis, los visitantes son recibidos con los brazos abiertos para emprender un viaje inolvidable. Este destino singular ofrece exclusivamente visitas guiadas y los horarios están meticulosamente organizados para brindar la mejor experiencia posible. Por las mañanas, las puertas se abren a las 9. El recorrido concluye a la 13, justo a tiempo para el turno de la tarde, antes del cierre a las 17.

Para acceder a este mundo de maravillas, se requiere una tarifa de entrada que refleja el valor de la experiencia que aguarda. La entrada general está disponible a un precio de 8.000 pesos para adultos y menores. Sin embargo, los pequeños aventureros menores de 2 años pueden disfrutar del viaje de forma gratuita. Los jubilados también son bienvenidos a sumarse a la aventura al mismo precio reducido de 8.000 pesos. Además, aquellos visitantes que cuenten con un certificado de discapacidad tienen acceso gratuito, mientras que sus acompañantes pueden unirse al recorrido por la misma tarifa de 8.000 pesos.

Es esencial destacar que cada paso del camino está guiado por expertos conocedores de la historia y los misterios de Campanopolis.


Cómo llegar

Desde General Paz (ya en la Capital del país) tomar la Avenida Brigadier Juan Manuel de Rosas(continuación de Juan Bautista Alberdi) hacia la Provincia. Poner el podómetro en cero y seguir por la misma (Provincias Unidas) pasando por la ex rotonda de San Justo, (ahora puente) hacia Cañuelas, por la ruta 3 hasta la Calle Bariloche en el Km 31.200.

Seguir por la colectora y a pocos metros doblar a la izquierda cruzando la Ruta Nacional Nº 3. Entrar a la izquierda en la colectora y la primer calle a la derecha es Bariloche. Seguir por la misma hasta el fondo donde se encuentra la entrada al predio sobre la mano izquierda.

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