Mixtura medieval se diseminó por el Club Alemán

El evento enfocado en la Edad Media despertó a Posadas en texturas, sabores e innovadoras ideas que buscan expandirse y que se construyen desde la diversidad
lunes 07 de agosto de 2023 | 1:30hs.
Mixtura medieval se diseminó por el Club Alemán
Mixtura medieval se diseminó por el Club Alemán

Un sinfín de estímulos sensoriales encontraríamos hoy si nos remontásemos a una feria en época medieval: bullicio de carretas, transeúntes, animales, vendedores, mendigos, pregoneros. Olores y aromas entremezclados, colores y texturas de todo tipo. Las ferias antiguas se caracterizaban por reunir una variedad increíble de productos en un solo lugar, desde comestibles a enseres necesarios para la vida cotidiana. Sastres, artesanos, pescadores, orfebres y perfumistas en un mismo espacio comerciaban entre sí, con campesinos y hasta con algún enviado de un noble. Con ese espíritu de encuentro, sumando valores modernos, la primera feria medieval de Misiones y la región se desplegó ayer  en el Club Alemán de Posadas.

Accesorios y vestimenta, tapices pintados, cuchillos artesanales, runas nórdicas, piezas de juego, cerámica, alimentos, libros y hasta varitas mágicas se ofrecieron en los stands que rodeaban  el salón principal.

Danza típica, coro con cantos gregorianos y bardcore, desfile de personajes, búsqueda de tesoros, softcombat, arco y flecha, juegos de rol y mucho más se sucedieron en la jornada especial que fue desde el mediodía hasta la noche. Además, construyéndose como un espacio de diversidad, hubo canto disidente y uno de los shows de cierre fue el de fantasía medieval de la primera Kiki House en la cultura ballroom de la región: House of Kinetic.

Así, distintas aristas, desde la historia hasta la fantasía, lo medieval abre un universo infinito de posibilidades artísticas, filosóficas, literarias y de entretenimiento que ayer se vieron de alguna manera graficada en Posadas.  

Calabozos y dragones, uno de los juegos más populares que también crece en Misiones.

La feria surgió como respuesta a toda una comunidad que se venía expresando en este sentido. “Necesitábamos un espacio así para poder compartir, aprender y divertirnos. El sueño recién comienza y va a seguir creciendo’’ manifestó Martín Pereyra, uno de los gestores iniales de esta aventura medieval.

El calor tan atípico como intenso, hizo que quienes fueron ataviados con pesados trajes o largos vestidos, incluyeran en su picnic medieval un vital elixir local: el tereré.

En tanto desde la organización comunicaron que al hacer hincapié en el carácter familiar de esta primera feria, el alcohol no estuvo presente. Sin embargo, ya se aceitan emprendimientos enfocados en vino de época, hidromiel y cerveza artesanal para sumar en nuevos encuentros.

Desde Córdoba, Puerto Piray, Oberá, Bondpland y otros puntos, llegaron para ser parte. Toda una familia obereña por ejemplo, trajo la propuesta gastronómica de Camelot, con algunos dulces que incluían caramelos artesanales de jengibre, cúrcuma y miel. A tono, varios integrantes  llegaron personificados como para participar del concurso de caracterización.

Convencidos de que el entretenimiento es tan necesario para el descanso como para el aprendizaje, Espacio Misiones Medieval insistió en destacar los valores que persigue en su manifiesto, disponible en redes para leer completo, mancomunidad, diversalidad, erudición, alacridad y creatividad.   

Lecturas, sabores y texturas

Afín a esos valores, los stands se convirtieron en puntos de diálogo y debate. Earlinde, un club de lectura democrático y abierto al debate y propuestas, ofreció unirse  al grupo que actualmente está enfocado en la fantasía medieval y la lectura de El Hobbit.

A su lado, Lunaris, miniaturas épicas se presentaba en sociedad como nuevo emprendimiento dedicado a la construcción de piezas para juegos como Calabozos y Dragones. Según contó Gustavo Álvarez, detrás de la iniciativa, el número de jugadores de esta disciplina está en constante crecimiento y entendiendo que las piezas originales son importadas, costosas y difíciles de conseguir, se lanzó a la tarea de poder abastecer el mercado local con piezas impresas en 3D.

Por otro lado, dentro del espacio dedicado a la gastronomía, Pamela Vallejos detalló su investigación para poder confeccionar platillos acorde al evento. Cocinera, estudiosa del ayurveda y nutrición holística, ofreció pasteles de pollo, inspirados en el pastel de Cornualles, popular de Inglaterra, antiguamente relleno con riñón o hígado. Si bien la cultura gastronómica varía mucho en cada región, con una historia escrita de modo eurocentrista, encontró datos que referían a algunos países europeos y la incidencia de los otomanos, por ejemplo, en la introducción de los dulces. La mayoría de la comida rápida o callejera consistía en panes de masas integrales, rellenos de alguna carne, sin especificar cuál muchas veces ni su procedencia. En general, según detalló la cocinera, pollo, cerdo y vísceras era lo más popular, mientras los privilegiados de clases altas podían acceder a carnes de animales de caza o de cría más específicos. En cuanto a su oferta dulce, incluyó una especie de lemonie -bizcochuelo básico bañado en glasé de limón- y una versión de halva misionera: un turrón de maní blando, que describió como un ‘mantecol’ más natural.

Con atención a los detalles, cada participante ahonda profundamente en la época buscando emular de la mejor manera sus aspectos. Marina y Mariette, parte de Sueño de Luna, indumentaria medieval alegaron que telas nobles como lino, algodón puro o sedas son lo más difícil de conseguir o imitar y buscaron llegar a texturas lo más parecidas teniendo en cuenta el presupuesto.

En esa línea, Mariette que además es profesora de historia, recordó que al principio de la Edad Madia se conservaba mucha influencia romana aún tanto en vestimenta como accesorios y recién a partir del siglo XIII se diversificó con un cambio rotundo, en parte gracias al despliegue de la ruta de la seda y la diferenciación más marcada entre prendas masculinas y femeninas.

De esta manera, entre tocados, sabores nuevos, caballeros templarios, princesas escocesas, hadas, corsarios y duendes, el big bang medieval estalló en Misiones con la promesa de expandirse mucho más.

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