Pinceladas de historia

El laudo Cleveland: Misiones reducida a la mitad de su territorio

domingo 12 de febrero de 2023 | 6:00hs.

Hace pocos días, el 5 de febrero, se cumplió un nuevo aniversario de la denominada “Questão de Palmas” en Brasil o la “Cuestión de Misiones“ en Argentina, una disputa territorial entre ambos países  que fuera  resuelta con un laudo arbitral del Presidente norteamericano Grover Cleveland a favor de Brasil en esa fecha del año 1895. Lo que estuvo en discusión fue nada menos que una superficie de 31.621 kilómetros cuadrados, poco más que la superficie actual de la Provincia de Misiones, que es de 29.801 kilómetros cuadrados. En la actualidad, ese territorio está conformado por gran parte del oeste del estado de Santa Catarina y sudoeste del estado de Paraná. 

Lamentablemente esa afrenta a nuestra integridad y soberanía territorial fue producto de inoperancias diplomáticas de nuestros gobernantes en diferentes épocas, a diferencia del Brasil que siempre tuvo notables responsables de su política exterior, a la que brindó especial interés a lo largo de su historia. Tal es el caso de José Maria da Silva Paranhos Junior, Barón de Río Branco, verdadero artífice de este triunfo diplomático brasileño.

La disputa por el territorio de Palmas se remonta a los tiempos coloniales de ambos imperios, el portugués y el español. Al tornarse países independientes, Argentina y Brasil heredaron el problema de límites no definidos en aquellos tiempos. El no acatamiento de la línea de Tordesillas por parte del imperio portugués fue el punto de partida de estos conflictos. Ese tratado, firmado en 1494, definía que todo lo que se descubriese al este de esa línea imaginaria pertenecía a Portugal y lo que se hallase al oeste de dicha línea sería soberanía española.  Ello explica que las Misiones Jesuíticas se internaban en gran parte de lo que hoy son territorios brasileños. Ya en los siglos XVII y XVIII la incursión de los bandeirantes fue considerada una agresión a la soberanía de la corona española. Como la línea (imaginaria) de Tordesillas seguía siendo un tema de discusión entre ambas coronas, en un momento de paz entre ambas en 1750, se acordó que para los límites territoriales se utilizara el principio romano del “uti possidetis”, según el cual un territorio pertenecía a quien lo haya conquistado o colonizado. En el Tratado de Madrid, o de Permuta, se definió que la Colonia del Sacramento pasase a dominio español y que Portugal llevase sus fronteras hasta el río Uruguay, incorporando los 7 pueblos guaraní-jesuíticos al oeste del río Uruguay. La negativa de la población guaraní de las Misiones trajo como consecuencia una guerra desigual que obligó a dejar sin efecto ese tratado pocos años después, siendo reemplazado por el Tratado de San Ildefonso en 1777 cuyas partidas demarcatorias integradas por militares y geógrafos de ambas coronas, redefinieron los límites de 1750.  Aunque estos fueron establecidos por cursos de agua o por sus líneas divisorias (divortium aquarum), la cuestión de Misiones se desencadenó por la diferente ubicación que cada país les asignaba a los ríos San Antonio y Pepirí Guazú, indicados como límites en el Tratado.

El 14 de diciembre de 1857, en tiempos de la Organización Nacional, se buscó a través de la firma de un Protocolo, un primer Tratado de límites entre Brasil y Argentina, intentando establecerlos tal como había sido definidos por las partidas demarcadoras del Tratado de 1750 donde los ríos en cuestión se ubican en el extremo occidental del territorio disputado. Pero ese acuerdo no fue ratificado por el congreso argentino al no reconocer esa ubicación de los ríos Pepirí Guazú y San Antonio como límites entre ambos estados. En 1876 en un nuevo intento de acuerdo, el ministro de Relaciones Exteriores argentino, Bernardo de Irigoyen, propuso que se definiese una nueva comisión demarcadora conformada por peritos de ambos países, propuesta nuevamente rechazada por aquel país. El 2 de junio de 1882, ante la urgencia de la definición de los límites del Territorio Nacional de Misiones, recientemente creado, se reiniciaron las negociaciones. Argentina exponía que los límites debían ser los ríos que los brasileños denominaron Chapecó y Chopim, identificados por los demarcadores españoles del Tratado de 1777. Brasil, por su parte, sostenía los límites en los ríos Pepirí Guazú y San Antonio, tal como existen en la actualidad, de acuerdo a la demarcación del Tratado de 1750. Finalmente se decidió la conformación de una comisión mixta que trabajó entre 1887 y 1890. Mientras esta comisión se hallaba en plena tarea, una propuesta argentina de trazar una línea media entre los cuatro ríos tuvo un principio de acuerdo que se concretó en un Tratado firmado en Montevideo el 25 de enero de 1890.  Brasil, recién transformado en República, necesitaba con urgencia finalizar el conflicto, pues un movimiento revolucionario en Río Grande do Sul amenazaba con crear un nuevo estado independiente.

El Tratado de Montevideo fue rechazado por la Cámara de Representantes de Brasil alegando que en el territorio de Las Palmas había autoridades que cobraban impuestos, que se hallaban radicados varios establecimientos industriales, que había caminos, puentes que conectaban con el resto de la región brasileña y que residía allí una población de más de 8.000 personas, exclusivamente brasileños. Este nuevo desacuerdo entre las partes llevó a proponer el arbitraje del presidente norteamericano Grover Cleveland. Y en esta situación, el representante brasileño, Barón de Río Branco, fue mucho más hábil para proporcionar documentación a favor de su país, basado en el principio de “uti possidetis” mientras que el representante argentino Estanislao Zeballos no aportó mayor información que la presentada en Montevideo. Río Branco llevó los resultados de la comisión demarcadora que demostraba que en 1890 la población en litigio era de 9.470 brasileños y 131 extranjeros y que se hallaban edificadas 1.004 viviendas, urbanas y rurales.

El 5 de febrero de 1895, Cleveland dio ganada la causa al Brasil indicando en su manifiesto que se fundaba para su decisión en la documentación aclaratoria y probatoria del litigio presentada por el gobierno del Brasil. Sin dudas pesó a favor del Brasil la demostración de que esa región se hallaba poblada por brasileños desde 1830. Pero los fundamentos previos de la presencia hispánica a través de las Misiones Jesuíticas desde 1609 no fueron suficientemente defendidos por nuestros diplomáticos, consolidando así el Brasil su presencia económica y poblacional en el cono sur sudamericano.

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