Marta Ayue, 40 años de trabajo y metas alcanzadas

En 1977 y desde Buenos Aires llegaron a Puerto Iguazú Marta Cristina Ayue y su esposo Alberto José Berro. En aquel momento quedaron tan maravillados con la tierra colorada y sus atractivos que decidieron plantar raíces para siempre en la Ciudad de las Cataratas.

En 1983 El Quincho Del Tío Querido abrió sus puertas por primera vez, en un establecimiento céntrico, famoso desde el primer momento por sus peñas folclóricas y su exquisita comida. Casi 40 años pasaron de aquel momento, desde el cual Marta trabajó incansablemente. La trayectoria en esta actividad ha sido el pilar de su vida y, mañana, día de su cumpleaños número 80, la encuentra feliz, plena y satisfecha al ver que su restaurante sigue siendo un lugar tradicional argentino donde la gente encuentra espacio para relajarse, disfrutar, degustar nuevos sabores y pasar entrañables momentos en familia o con amigos.   El trabajo de Marta fue tan destacado que el 5 de Marzo del 2020 el Concejo Deliberante de Iguazú le entregó un reconocimiento por su trayectoria y trabajo con El Tio  Querido a lo largo de estos 39 años en la ciudad fronteriza.

En el 2020 el Concejo deliberante le entregó un reconocimiento.

Los 80 años de Marta traen recuerdos gratificantes, que viajan en el tiempo y recuerdan todo el sacrificio puesto en un espacio que hoy es disfrutado por personas de tres países.

Un restaurante con vida propia

En un primer momento (año 1983) El Quincho del Tío Querido estuvo ubicado en la calle Perito Moreno, próximo a las emblemáticas 7 bocas. Ya en esa época era famoso por las peñas folclóricas, shows en vivo de guitarra e instrumentos que deleitaban cada noche a sus clientes y amigos. La calidad de atención, de la comida, el esmero y el corazón que ellos pusieron en ese proyecto hizo que con el correr del tiempo, se transformara en un lugar referente de Iguazú.

En 1992 decidieron trasladarse a un nuevo predio para brindar más y mejores servicios a la exigente clientela. También en una zona céntrica de la calle Bonpland, pegado a un conocido hotel de la ciudad.

Durante este período Marta buscó la excelencia en los servicios capacitando a su gente, ampliando y renovado permanentemente todo lo necesario para optimizar cada detalle. Veinte años pasaron del aquel inicio, y con ellos un largo camino transitado de experiencias, anécdotas, alegrías,  momentos complicados debido a la economía del país, pérdidas familiares, (su esposo “Beto” falleció en 1996), pero todos compartidos con el gran equipo humano de trabajo y los clientes de siempre.

En 2012, Marta, acompañada siempre de su familia decidió apostar a un nuevo desafío e hizo realidad un sueño de muchos años. Inició la construcción, en la avenida Eva Perón y Caraguatá, (muy cerca del ingreso internacional), del restaurante con el que soñó desde sus inicios en la gastronomía, con amplios salones, en dos plantas, patio descubierto, parrilla exterior y una cocina de grandes dimensiones, muy cómodas para facilitar y agilizar los procedimientos. La accesibilidad desde el ingreso a las instalaciones como en el interior, independientemente de las capacidades técnicas, cognitivas o físicas que pueda presentar el cliente es efectiva y 100 por ciento garantizada.

En la actualidad, los espacios y el staff están preparados para recibir y atender de forma eficaz a 250 comensales en simultáneo. La alta calidad de la carne argentina, los más selectos vinos, el show en vivo de tango y folclore hacen de cada noche una experiencia maravillosa dentro de la triple frontera.

Todos los que quieran conocer por primera vez o regresar al restaurante, deben hacer sus reservas al teléfono +54 9 3757 30-2096, o también a través del mail reservas@eltioquerido.com.ar. También se puede conocer más  a través de la página web http://www.eltioquerido.com.ar.

La historia y el tío

El papá de Marta llegó en su adolescencia de su Siria natal en busca oportunidades a la Argentina. En Junín, provincia de Buenos Aires, donde formó su familia, se convirtió en un personaje muy querido por los vecinos de la ciudad. Su escaso vocabulario en español permitía que a todos saludara con la expresión, -¡hola habibi! , que en árabe significa “hola,  querido”. Entonces se ganó el apodo de “El Tio Querido” y  su hija en honor a él, eligió ese nombre para el restaurante.