Leyenda de la mariposa azul: mombe’ ypy Panambi hovy

sábado 30 de abril de 2022 | 6:00hs.
Leyenda de la mariposa azul: mombe’ ypy Panambi hovy
Leyenda de la mariposa azul: mombe’ ypy Panambi hovy

Panambí era una hermosa y alegre doncella, hija de “Ka´aguy Jarýi”, el espíritu del monte y el Alma de la Naturaleza.

Cada mañana, recorría la selva misionera cantando. Saludando a las plantas y a los animales, desde el más pequeño al más grande, hasta incluso a los mosquitos. -Todos tienen una importante misión, les repetía a su paso. ¡Cuidaba a todos! Hasta a veces, los ayudaba a desenredarse si quedaban atrapados en algún jukeri o con algún ysypo en las patas.

Esa labor le había encomendado su padre yella la cumplía con gracia y dedicación.

Cada atardecer volvía a su morada, en la espesa y verde selva misionera y conversaban sobre el día que había vivido. Le contaba anécdotas con las plantas, que resplandecían en bellos colores, o de los pájaros que le silbaban canciones de amor; ¡y de todas las maravillas de la selva!

Designada al cuidado eterno de la naturaleza, nunca sintió que fuese una carga. Sólo la cumplía porque le encantaba hacerlo.

¡Era feliz así!

Hasta el día en que todo cambiaría.

Una tarde, iba cantando por un “trillo” del monte, acariciando las hojas a su paso, con su largo vestido azul y de pronto, detrás de unas piedras, se encontró sorpresivamente con alguien ¡Alguien que nunca había visto!

Por unos segundos, se le detuvo la respiración, y el tiempo se perdió en su mirada. ¡Quedó petrificada! Sin poder moverse.

Kuarahy ra´y, el hermoso príncipe de ojos color cielo y larga cabellera dorada, la había observado por mucho tiempo desde su palacio “Arai apytépe” (entre las nubes). Pero tenía prohibido bajar a la tierra. Ya que sus reinos habían sellado la paz, prometiendo ocupar cada uno su espacio, sin invadir el del otro.

A pesar de eso, el príncipe enamorado, escapó de la vigilancia de “Árasunu”, el guardián de su reino; y de “Áratiri”, el encargado de castigar, si alguien intentaba pasar los límites, para presentarse ante la hermosa Panambi.

Ella muy sorprendida al ver a esta criatura mística, no pudo pronunciar palabras.

¡Su corazón comenzó a latir tan rápido, que parecía salírsele del pecho! No supo qué hacer y se largó a correr. pensando que solo era producto de su imaginación.

Esa noche, no pudo dormir tranquila, ya que creía, que se había materializado el personaje de sus sueños. Pero al día siguiente, lo volvió a encontrar y entonces comprobó que era real.

Él príncipe, todo un caballero, la saludaba con mucha cortesía y amabilidad. Ella, una niña muy sencilla, no sabía cómo responder! Entonces, guardaba silencio y sonreía con timidez. Y su admirador de la realeza, la observaba desde cierta distancia, para no ahuyentarla.

Poco a poco comenzaron a salir las palabras y se empezaron a conocer.

Él la visitaba cada día y corrían por el monte, hasta caer agotados en las frescas hierbas, riendo a carcajadas. El amor ya se había instalado en sus corazones, aunque no lo entendían muy bien.

Llegada la hora, cada uno volvía a su reino, manteniendo el secreto del encuentro, ya que sabían de la prohibición de pasar los límites establecidos.

Pero en el reino “Arai apytépe”, comenzó a notarse la ausencia del príncipe y “Áratiri”, decidió vigilarlo más de cerca sin levantar sospechas. Lo siguió y observó el encuentro de los enamorados, que sonreían tomados de la mano.

Muy enojado, reaccionó lanzando relámpagos y rayos de fuego por todas partes. Panambí, lloraba muy asustada. El príncipe, trataba de protegerla entre sus brazos escapando a un lugar más seguro, “Yboty kuéra kuápe” ( A la cueva de las flores), para salvarla del incendio que se había producido, por los rayos de “Áratiri”. La selva misionera, en cuestión de minutos, ardía sin control y los animales corrían despavoridos para mantenerse a salvo. Lamentablemente, no todos pudieron escapar.

Cuando los gritos de auxilio llegaron a “Ka´aguy Jarýi” , éste intervino invocando a las cataratas, que acudieron desplegando sus cascadas por el monte para apagar el incendio.

El padre de Panambí, muy preocupado, gritaba el nombre de su hija, buscándola por todas partes. Hasta que lentamente, desde entre el humo, apareció el príncipe prohibido con Ella en sus brazos.

El padre, la tomó llorando, pero feliz por haberla recuperado y le prohibió a “Kuarahy ra´y” que se volviera a acercar a su niña. -¡Nunca! fue el eco que quedó resonando en la noche oscura del monte.

Al día siguiente, Panambí despertó muy temprano deseando que todo haya sido sólo un sueño, pero al mirar a lo lejos, vio que la selva aún humeaba.

Mientras todos dormían, fue hacia los lugares que cuidaba desde niña. Pisaba y crujían las hojas quemadas bajo sus pies ¡Nada quedaba a su alrededor! Todo estaba carbonizado.

Buscaba por todas partes a los animales, pero estos no estaban. Se arrodilló y encontró un cuerpito carbonizado de alguien que no pudo escapar, y rompió el silencio con un llanto desconsolado.

Arrodillada y destruida por el dolor, invocó a “Tupá”: “Ñande Yara”, el Dios que todo lo puede, pidiendo perdón e implorando que todo fuera diferente. Tupá se le apareció y le pidió algo a cambio de restaurarlo todo. Le preguntó si ella sería capaz de renunciar a su amor, por el cuidado de la selva y de los animales. Panambi no dudó en responder que sí.

Y cuenta la leyenda, que desde ese día, nadie volvió a ver a verla, pero tampoco al príncipe “Kuarahy ra´y.

Sus padres y la familia los buscaron incansablemente por los montes misioneros y nada se supo de ellos. Hasta que se dieron cuenta, que siempre los acompañaba una enorme mariposa azul, que revoloteaba como guardiana del lugar, a quien llamaron “Panambi Hovy”, que en español significa: Mariposa azul.

Y algunas veces, se los veía volar de a dos, haciendo un pequeño sonido al chocar sus alas o al darse un beso quizá.

Tupá Dios, que todo lo puede, hizo realidad sus deseos, sin alejar a los enamorados.

¿Alguna vez fuiste al monte y los viste revolotear por ahí?


Glosario de palabras en guaraní:

Ka´aguy Jarýi: Dueño místico del monte, de la selva.

Jarýi: Dueño místico.

Ysypo: enredadera, liana.

Ka´aguy: Monte, selva.

kuarahy: Sol.

ra´y: Hijo.

kuarahy ra´y: Hijo del sol.

Arai ( nube) apytépe( entre): Entre las nubes.

Yboty: Flor

Yboty kuéra kuá : Cueva de las flores.

Kuá: Cueva o agujero

Árasunu: Trueno.

Áratiri: Relámpago.

Ñande Yara: Nuestro Dios.

MOMBE´ YPY : Leyenda

María Fernanda Paredes

Inédito. Paredes, es docente, maratonista y poeta. Es oriunda de Jardín América y está radicada en Leandro N. Alem

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