La leyenda del caraguatá
El viento norte en la noche
rugía como un jaguar
herido en cerros y sombras
y su gran voz fantasmal
sacudía la honda selva
y el inmenso Paraná;
iba clamando venganza
en la negra soledad,
venganza contra invasores
que hollaron nuestra heredad,
clamor por mi heroica tierra
que asolaron sin piedad.
Y otra gran voz en la noche
se irguió -raza de jaguar-
acaudillando alaridos
en salvaje vendaval;
por marañas y barrancos
sobre la vasta heredad
iba clamando venganza
sin cuartel y sin piedad,
como el viento, como el río,
como un impulso ancestral:
el comandante Andresito
iba en rudo batallar…
Pasó el Comandante indio,
el que combatiendo va
por las épicas cuchillas
del Paraná al Uruguay.
Pasó… y el fragor del viento
en la negra soledad
se apagó como en los montes
un rugido de jaguar.
Sobre las rocas salvajes
-barranca del Paraná-
el alba tiene carmines
más puros que el rejalgar,
la luz es como una ola
de silencio, y en la faz
del indio que allí agoniza
llueve ceniza mortal.
Lanza que partió ese pecho
en bronce abrió un hontanar
y cada gota de sangre
las rocas encenderá
con su pasión de aborigen
por el terruño natal.
Todo el bronce de su cuerpo
moreno mármol será
cuando canten los zorzales
bajo la gloria solar.
La sangre mana del pecho
partido por la mitad;
sus raíces encendidas
clavan garras de ansiedad
entre las rocas salvajes,
sobre la tierra natal:
todo el bronce de la raza
se bruñe de muerte ya
y el resplandor de su alma
brota buscando a Tupá…
Un resplandor milagroso
brota del tibio hontanar:
aurora de sangre india
con espinas de ansiedad,
bravía hoguera de flechas,
corola de gesta impar,
llama de duros carmines,
gritos de rojo metal
que proclaman a Andresito
campeón de la libertad
por las ardientes cuchillas
del Paraná al Uruguay!.
Sobre las rocas salvajes
-barranca del Paraná-
de un recio pecho aborigen
partido por la mitad,
nació, clamando venganza,
la flor del Caraguatá.
Manuel Antonio Ramírez
Ramírez fue poeta, político y periodista nacido en Buenos Aires, pero radicado en Posadas. Fue autor, junto a Juan Enrique Acuña y César Arbó, de Triángulo, una obra fundante para las letras misioneras.