Pinceladas de historia

Pablo Areguatí, un guaraní-misionero en las Islas Malvinas

domingo 20 de febrero de 2022 | 6:00hs.

El aporte poblacional guaraní-misionero posterior a la expulsión de los Jesuitas en 1768, se afianzó prioritariamente en el nordeste de Entre Ríos, mediante una acción colonizadora del padre del Libertador, don Juan de San Martín, teniente de gobernador de Yapeyú. Fue un plan sistemático, afianzado en la fundación de pueblos y estancias. De ese proceso poblacional, se destacó Mandisoví (hoy Federación), erigido en 1778, donde residieron importantes jefes guaraníes.

Los guaraní-misioneros constituyeron un estrato inferior en la organización socio-económica de la región, siendo sus oficios principales los de peones, labradores o artesanos. Avanzado el período de la Independencia, estos indígenas se fueron mezclando con la población criolla. Algunos de ellos alcanzaron notoriedad como propietarios ganaderos constituyéndose al mismo tiempo en líderes regionales reconocidos por su bravura, carisma y capacidad de lealtad.

Durante el artiguismo, Mandisoví se constituyó en el centro más leal a las ideas de don José Artigas. Allí residía como comerciante y hacendado don Pablo Areguatí, único ganadero de raíces guaraníticas, de los 21 que existían en la región. El resto eran españoles peninsulares o criollos atraídos por la prosperidad de la zona.

Pablo Areguatí era el hijo mayor de don Miguel Areguatí, que llegó a ser Cacique y Corregidor del Cabildo de San Miguel, en las Misiones Orientales. Contó con estancia propia y regular fortuna, además de una educación privilegiada en aquellos tiempos en el Real Convictorio de San Carlos, en Buenos Aires. Allí, evidentemente, por su inteligencia e ilustración se vinculó con la principal dirigencia virreinal y con los futuros líderes independentistas.

Hacia 1810 y, como consecuencia del reordenamiento jurisdiccional propuesto por Belgrano, como miembro de la Junta Revolucionaria de Mayo, Mandisoví se independizó de Yapeyú y fue nombrado Areguatí como Alcalde del pueblo.

En 1813 fue leal al gobierno porteño contra Artigas, constituyéndose Mandisoví en el único pueblo guaraní-misionero que no adhirió inmediatamente a la causa del jefe oriental. Esto motivó un duro enfrentamiento con otro jefe guaraní de gran predicamento en la región, don Domingo Manduré. En agosto de ese año los artiguistas de Manduré sitiaron el pueblo debiendo don Pablo y sus partidarios, comerciantes y hacendados, porteños en su mayoría, abandonar el lugar.

En 1823 se lo encuentra en las Islas Malvinas contratado por el comerciante Jorge Pacheco, a quien se le entregan las islas mediante una concesión y éste solicita al gobernador de Buenos Aires,  Martín Rodríguez que designe a Pablo Areguatí como Comandante Militar, pues “convendría a los intereses del Estado, el que hubiera una Autoridad con el título de Comandante Militar de aquel punto, sin sueldo alguno…”, según se informa en un documento oficial del 17 de diciembre de 1823. El gobierno de las Provincias Unidas del Río de la Plata había continuado ejerciendo soberanía sobre las islas en aplicación del principio de “uti possidetis iure”.

En agosto de ese año de 1823 Jorge Pacheco y un comerciante alemán nacido en Hamburgo que había llegado al Río de la Plata en 1817, don Luis María Vernet, recibieron el usufructo de la isla Soledad solicitado al gobierno rioplatense, con la condición de refaccionar los edificios existentes y ponerlos a disposición de las autoridades. A cambio se beneficiarían con la explotación del ganado existente en las islas.

El 14 de febrero, Vernet y Pacheco viajaron a las islas Malvinas con el Capitán Pablo Areguatí, llevando el personal y los abastecimientos necesarios para iniciar la actividad comercial en la isla.

En la diversidad cultural que significará la génesis del poblamiento argentino en las Malvinas con Pacheco y Vernet, la presencia de un indígena guaraní misionero no deja de ser un hecho relevante para nuestra historia regional.

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