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Destacan que el abordaje de personas con TEA debe ser interdisciplinario

Cuanto antes se sepa que un niño es autista, más se lo podrá ayudar

Problemas para comunicarse o interactuar con sus pares son algunos de los signos de alerta, detalla la psiquiatra infantil Silvia Panighini

domingo 10 de octubre de 2021 | 6:05hs.
Cuanto antes se sepa que un niño es autista, más se lo podrá ayudar
Silvia Panighini. Psiquiatra infantil
Silvia Panighini. Psiquiatra infantil

Como en todas las condiciones, también dentro del amplio mundo de los trastornos del espectro autista (TEA), el diagnóstico precoz que significa saber que se padece esta situación lo antes posible, marca la diferencia. Pero en el autismo esa identificación temprana es clave porque se trata de un universo tan grande y variado con indicios que pueden prestarse a confusión por lo tanto prestar atención a la conducta del bebé desde el momento del nacimiento es fundamental.

La especialista en Psiquiatría infantil Silvia Panighini se desempeña como jefa del servicio que atiende este tipo de condiciones en el Fleni de Buenos Aires, un instituto médico donde se previene, diagnostica y rehabilita todo lo relacionado con las neurociencias. Por su consultorio pasan diariamente muchas familias con niños que tienen algún grado de autismo.

Por eso, al empezar la entrevista con El Territorio dijo que el primer consejo a padres docentes y profesionales de la medicina es “no naturalizar ninguna conducta de los niños que nos llamen la atención y observar siempre la manera en que se comunican nuestros hijos, a cómo se integran en la escuela, a cómo se manejan dentro del hogar, a los temas que le interesan. Y cuando haya algo que nos parezca llamativo, consultar con el pediatra o con el médico de cabecera”.

La profesional puso mucho énfasis en marcar una y otra vez la necesidad de consultar al médico cuando, por ejemplo, un niño sólo se interesa por un juego determinado en la computadora se molesta si sus juguetes o ropas no están apiladas de una determinada forma, no logra compartir con sus compañeros el momento del recreo, le molesta que lo abracen, se fastidia con algún sonido o si es bebé y no logra mirar a los ojos a la mamá o al empezar a caminar tiene alguna dificultad al pisar.

Es que desde su punto de vista es clave el diagnóstico temprano porque está demostrado que un niño diagnosticado a tiempo puede cambiar la trayectoria del desarrollo y eso significa que ese niño puede ser tratado y ayudado a crecer con el tratamiento necesario para superar las dificultades que se le presenten.

Dos señales del autismo
Según explicó la psiquiatra infantil Panighini el universo del espectro autista está definido por dos grandes grupos de señales: uno es el de la comunicación y la interacción social, es decir personas que tienen dificultades para comunicarse o para relacionarse con los demás. Este síntoma puede ser leve por ejemplo en casos de niños que se muestren más solitarios y no tengan interés en estar con sus pares, que les cuesta entender algunos códigos sociales hasta los casos más severos de chicos que sienten alto grado de estrés cuando tienen que socializar.

En este punto también hay una cuestión relacionada a los sentidos. “Se llama síntomas sensoriales porque en general se trata de chicos que tienen un desarrollo atípico de alguno de los sentidos. Son niños que algunos ruidos les resultan muy perturbadores o que desde lo físico rechazan el contacto físico o que los toquen o abracen, o pisar el pasto o la arena”, ejemplificó la profesional.

El otro grupo de síntomas es la presencia de conductas o pensamientos repetitivos o estereotipados. Por ejemplo, chicos que se interesan por un solo tema con demasiado énfasis, que se saben de memoria todo sobre los dinosaurios, las capitales del mundo, las líneas de colectivo, pero es un interés centrado en ese monotema del cual les cuesta salir. Una especie de interés absorbente y restringido sólo a esa cuestión de la que se saben todo casi de memoria.

A veces también puede ser una conducta repetitiva, algún movimiento constante en alguna parte del cuerpo o con un orden casi estricto de algunas cosas, como puede ser algún juego que siempre quiere que esté en determinado sentido.

Estas descripciones de los síntomas del espectro autista están contenidos en el manual Diagnósticos y Estadístico de los Trastornos Mentales, que es más conocido por su sigla en inglés DSM-5 y el número 5 refiere a que es la quinta edición de este compilado, que resume todo lo que los profesionales de la medicina deben tener en cuenta para diagnosticar una persona con esta condición.

Este mismo manual contiene otra información fundamental para las personas con TEA que es la descripción de los apoyos que necesitará para sobrellevar la situación.

“Esto es muy importante porque de acuerdo al grado de la condición autista va a influir en, por ejemplo, el acceso a un certificado de discapacidad, que le provee a la familia el respaldo necesario para acceder a todos los servicios de salud que requiera el caso”, dijo la profesional.

“Es importante que las familias sepan que en nuestro país hay una ley de discapacidad que incluye al autismo y también hay una ley nacional del trastorno del espectro autista, por lo tanto las obras sociales y las prepagas deben reconocer y cubrir estos tratamientos”, destacó.

El diagnóstico es clínico
Una cuestión fundamental a tener en cuenta es que el diagnóstico del TEA es clínico. Esto significa que no es que se hace un análisis de sangre o una radiografía y ahí se ve la presencia del TEA para asumir su existencia, sino que son los ojos clínicos de los profesionales de la salud los que estudian al paciente y determinan el diagnóstico.

“Por eso es fundamental la formación de los profesionales para determinar con exactitud el trastorno y qué grado de dificultad presenta. Porque en base a eso se proyectará el tratamiento del niño que podrá requerir de fonoaudiología, psicología y toda la gama de apoyos terapéuticos que puedan colaborar para ir superando las barreras que presente cada cuadro”, explicó Panighini.

Con respecto a quién diagnostica un caso de TEA, la médica explicó: “Cuánto más amplio sea el número de profesionales que puedan estudiar el caso es mejor. El diagnóstico lo puede dar el pediatra, un neurólogo infantil o un psiquiatra infantil”.

La especialista en psiquiatría infantil explicó que en general un profesional evalúa diferente si se trata de un bebé, de un niño, de un adolescente. Por ejemplo, en un bebé entre los 12 y los 18 meses hay que observar que ya esté balbuceando y que tenga contacto visual mirando a los ojos a la madre o a su entorno. Antes de los 2 años tienen que aparecer los gestos comunicativos como señalar con el dedo cuando quiere algo, o hacer el gesto de ‘chau’ con la mano, mostrar un gesto de placer compartido, como sonreír cuando algo le gusta. Estos gestos son anteriores al lenguaje y es fundamental que aparezcan en el crecimiento del bebé.

En cuanto a estadísticas, la profesional explicó que en la Argentina aún no hay cifras de cuántos niños o personas en general tienen TEA, pero a nivel mundial se estima que se trata del 1% de la población. También destacó que el 50% de los chicos con TEA tienen algún grado de discapacidad intelectual asociada.

Los primeros en darse cuenta
La médica Panighini, por su experiencia en el tratamiento de estos casos, dijo que “en general son los padres los primeros en darse cuenta de que algo les pasa a sus hijos, ya sea porque tardan en hablar o porque los notan ausentes en la comunicación del hogar y llevan esta inquietud al pediatra”.

Pero también sucede que desde ese momento que los padres notan algo en sus hijos, cerca de los 2 o 3 años, hasta que ese ese niño es diagnosticado con TEA pueden pasar como mínimo tres años y ese es el tiempo que hay que acortar para que cuando el niño ingrese a la etapa del nivel inicial ya lo haga con los apoyos y ayudas necesarias para que lo pueda transitar de la mejor manera posible.

En este punto, Panighini sostuvo que “muchas veces los colegas médicos tardan bastante en dar este diagnóstico y creo que más allá de si es o no algún trastorno del espectro autista, es necesario actuar con celeridad si vemos alguna dificultad en la comunicación o en el habla y se intervenga rápidamente para ayudar a ese niño”.

Los chicos con más sintomatología se diagnostican más temprano, porque pasa que cuando un niño tarda en hablar o empieza a concurrir al jardín y le cuesta más de lo normal interactuar con sus pares, es posible que los padres hagan una consulta médica y se diagnostique TEA. Pero hay otros chicos que pueden hablar correctamente y pueden cursar la educación sin llamar la atención y sin embargo también pueden tener algún grado más leve de TEA.

Seguidamente agregó que “ahora hay muchos trabajos de investigación médica que se están haciendo en el mundo con los hermanos de chicos con autismo, porque se sabe que la causa de esta enfermedad es mayoritariamente genética y por lo tanto mirar a los hermanos resulta indispensable para saber si también padecen algún grado de de TEA”.

Según precisó la psiquiatra infantil, “los trastornos del espectro autista se heredan y por lo tanto cuando se diagnostica a un niño con esta condición, es posible que luego en esa familia haya alguna otra persona con algún rasgo del autismo, quizá algo muy leve, pero en general se encuentra siempre esta conexión”.

 

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