Siesta en la cocina

domingo 21 de marzo de 2021 | 6:00hs.

A la hora de la siesta el cielo estaba medio nublado y Alexia no quería dormir. Agarró a Chiquita y Manuelo, dos de sus tortugas, y salió con ellos al patio del frente. Juntó algunas hojas y unas flores coloradas para que ellas comieran y se sentó para dárselas. A Manuelo se le pusieron amarillos los labios por el polen que tienen las flores, Chiquita lo miraba tratando de aguantarse la risa. Alexia fue hasta atrás a buscar una escoba y ellos quedaron solos en el pastito.

Limpiate la boca que parecés un payaso- dijo Chiquita.

¿Otra vez? Siempre me pasa lo mismo, esas flores son muy ricas- dijo él frotándose los labios con la pata.

Si, a mí también me gustan mucho.

Tuvieron que callarse porque Ale se puso a barrer la veredita, para sacar las hojas secas y las flores amarillas, que ya empezaban a caer al acompañando al otoño. En silencio se hacían señas, porque los animales pueden comunicarse sin hacer ruido y seguían comiendo tranquilas mientras ella limpiaba.

Entonces la mamá salió a la puerta y dijo:

Ale vení a cambiarte que tenemos que salir.

Ya voy, má- contestó y se puso a cargar las hojas en la palita para llevarlas a tirar.

Guardó las cosas y se llevó a las tortugas al dormitorio para cambiarse.

- Pórtense bien ustedes ahora que no vamos a estar, no anden recorriendo toda la casa. Apenas escucharon el ruido de la puerta al cerrarse salieron apuradas pero la puerta del patio estaba cerrada, entonces fueron hasta la cocina. En la ventana estaban Pedrito y Pablito Gorrión preparados para entrar a comerse las miguitas de la mesa y al ver entrar a las tortugas volaron a saludarlas.

Hola chicos ¿Salieron todos?

Parece que sí, pero no van a tardar en volver- dijo Manuelo.

Voy a buscar a Juancho para que venga acá, porque ustedes no pueden salir con las puertas cerradas- dijo Pablito y salió volando para el patio.

Cuando llegaron Juancho y Pablito, Pedrito estaba parado en el borde de la azucarera destapada tratando de atrapar a una hormiguita, con tanta mala suerte que se cayó y volcó todo el azúcar.

Juancho subió a la mesa y con la cola cargó casi todo lo que se había caído. Volvió a colocar el azucarero en el lugar, pero había todavía un poco desparramado alrededor.

¿Qué hacemos para arreglar este desastre?- preguntó Juancho a los hermanos gorrión que lo miraban.

Ya sé que podemos hacer – dijo Pedrito y con su pico hizo una línea de azúcar hasta las hormigas que estaban allí.

Las hormigas empezaron a llevar el azúcar al nido y avisaron a las demás del festín que iban a hacer. Entonces vinieron más y más hormigas y se llevaron todo el azúcar que había quedado.

Cuando Alexia y la mamá llegaron se sentaron a la mesa a tomar el té y ninguna de las dos se dio cuenta de lo que había pasado.

Lavalle tiene publicado los libros Releyendo mitos (cuentos), Sarita (novela), Andrés y la Melchora (novela), Argentina 78, el otro mundial (cuentos) entre otros

Jorge Lavalle

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