Perpetua para Francisco Bourscheid por golpear hasta matar a Angélica

El repartidor de pan de Puerto Rico fue sentenciado a cadena perpetua por asesinar a la adolescente en septiembre de 2012. El veredicto del Tribunal Penal Uno coincidió con lo solicitado por la fiscal Liliana Picazo
martes 18 de noviembre de 2014 | 2:00hs.
Protagonistas.
Protagonistas.
“Me gustaría que averigüen y busquen a los verdaderos culpables”, fue la última frase que lanzó Francisco Bourscheid al Tribunal Penal Uno, minutos antes de ser condenado a prisión perpetua por asesinar a Angélica Beatriz Ramírez. La niña-adolescente de 14 años ultimada a garrotazos a la vera de la calle Pionero Kuhn en Puerto Rico el martes 26 de septiembre de 2012.
La sentencia fue leída a las 15.46, tras más de siete horas de alegatos y deliberaciones en el Salón de Usos Múltiples del Palacio de Justicia, el mismo recinto en el que el 17 de octubre fueron sentenciados por “homicidio en riña” Diego Cantallops y Sebastián Ruiz por la muerte de Iván Mercol.
Para esclarecer la muerte de Angélica se necesitaron doce jornadas. La de ayer, fue abierta con el alegato de la fiscal Liliana Picazo, quien en dos horas desplegó las pruebas y testimonios colectados en la instrucción del expediente, en el desarrollo del debate, y en el material que ella misma confeccionó en los últimos días: dos infografías en vinilo, con detalles geográficos y técnicos sobre lo ocurrido hace poco más de dos años.

De pie
Picazo, fiel a su estilo y costumbre, permaneció de pie durante el desarrollo de los motivos de su acusación. Instó a los jueces Martín Errecaborde (presidente), Ángel Dejesús Cardozo y Eduardo D’Orsaneo a condenar a prisión perpetua al repartidor de pan por “homicidio calificado por la alevosía”, artículo 80, inciso 2, del Código Penal.
Defendió el plexo probatorio iniciado por los investigadores policiales y de la Justicia. Deshuesó el procedimiento en la vivienda de Francisco Bourscheid donde fue hallada la mancha de sangre de Angélica en la planta de una zapatilla del acusado.
Sostuvo que a la vivienda de calle Línea Paraná -a pocos metros de Panamá-, en Puerto Rico, se llegó tras los “primeros rastros, arañazos, sospechas y voces que así lo apuntaban”.
Allí la labor de los peritos de la Unidad Regional IV, de la Secretaría de Apoyo en Investigaciones Complejas y de la División Homicidios de la Jefatura de Policía, fue prolija e irrefutable, con los testigos presentes, y no presentó irregularidades para la instrucción de la causa.
De este procedimiento surgió la prueba clave. La mancha de sangre tenía un registro genético 99,99 por ciento compatible con el patrón de Angélica Ramírez.
“Las mentira trae transparencia para la verdad”, figuró Picazo cuando explicó el rol que jugaron durante el debate las dos vecinas, testigos presenciales del allanamiento y detención de Bourscheid el 3 de octubre de 2012, Elga Handorf y Gladys Andrea Holzbach.
Picazo fue contundente: “La mujer robusta (Handorf) es la primera que ve la evidencia número 3, la zapatilla con la mancha de sangre y ADN, y fue quien luego dijo no haberla visto, cuando hasta en los videos y fotografías aparece frente a la prueba”.
También aportó claridad ante la intención de las dos mujeres, quienes en su declaración ante el Tribunal intentaron evidenciar falencias sugestivas que favorecerían al defensor de Bourscheid. Explicó que siempre permanecieron dentro de la vivienda siguiendo el procedimiento, que no hubo acto alguno ni ventana de tiempo en el que le implantaron la sangre en la zapatilla.
“La gente en Puerto Rico se resiste a entender que un gringo asesinó a una criolla, a una negrita”, remarcó la fiscal sobre las apreciaciones referidas a sesgos discriminatorios que se notaron en la defensa al acusado en su pueblo.
Puntualizó también que en el acceso al barrio San Francisco, donde vivía la víctima fatal, Bourscheid esperó en su camioneta a Angélica, que se dirigía a jugar al hockey pasadas las 20 del 26 de septiembre. “No se quería mover del lugar porque no quería que se le escape Angélica”, afirmó la fiscal.
Y en cuanto al grado de conocimiento entre víctima y victimario, recurrió a los testimonios recogidos por el expediente: “La quería llevar a vivir con él, le prometió que le iba a festejar el cumpleaños de 15”.
Esa obsesión del repartidor de pan de 53 años por la menor de 14 fue determinante, “pese a que se presenta con cara de ‘yo no fui’ o de Papá Noel encubierto (...) y mató a Angélica como a un perro que no se quiere, con cuatro garrotazos y asfixiándola contra el suelo, haciéndole tragar tierra”.

“Irregularidades”
Por su parte y durante dos horas y media (desde las 12 a las 14.30), Carlos Cáceres puso como objetivo -de su defensa a Bourscheid- señalar presuntas irregularidades en la instrucción del expediente, recurso extemporáneo para el debate oral, correspondía hacerlo antes de la elevación a juicio. Lo que sostuvo no hizo “para que Bourscheid no pierda un día más en ser juzgado”.
De esta manera, volvió a insistir con sospechas caídas por las coartadas respectivas. Como también ubicó al allanamiento a la casa de Bourscheid como su principal caballo de batalla: “En las cuatro o cinco horas, a piaccere, los policías e investigadores pudieron hacer lo que quisieron para lograr plantar las pruebas”.
También insistió en que el sacerdote Carlos Amado Chatelain, ex párroco de Puerto Rico, mintió en su testimonial del debate, cuando negó saber por secreto de confesión el nombre del asesino de Angélica.
Cáceres insistió en que el religioso lo llamó para explicarle cómo llegó a la presunta pista o sospecha. La comunicación fue negada por Chatelain en el recinto el día que brindó su testimonio.
El defensor solicitó la absolución de Bourscheid, o si el fallo le resultaba adverso sólo le sea impuesta la pena mínima, de ocho años de prisión.
Para definir el fallo, el Tribunal necesitó 60 minutos de deliberación. Volvió a escena para comunicar que todos los planteos realizados por Cáceres, entre ellos, el pedido de detención por “falso testimonio” de Chatelain, fueron rechazados.
Y que Francisco Adelmar Bourscheid fue hallado penalmente responsable del delito de “homicidio calificado por alevosía”, y por tal motivo deberá saldar la deuda con la Justicia con prisión perpetua. Para ser más claro, que durante 35 años o al menos no antes que cumpla 70 años de edad, no volverá a salir de la cárcel, en este caso la Unidad Penal III de Eldorado.


Resarcimiento $450.000
Es el monto que el Tribunal impuso al condenado como resarcimiento a la familia de la víctima.



Detalles de la última jornadaIncidentes: Tras la lectura de la condena a perpetua a Francisco Bourscheid, una decena de sus familiares y allegados, protagonizaron una escena de gritos y amenazas. Una mujer lanzó: “¡Los odio a todos, a los jueces, al periodismo, a todos!”. Un hombre fue más allá de la exaltación nerviosa y tiró al aire: “No se olviden que el diablo es el padre de la mentira, eso les va a pasar a ustedes”, señalando con un dedo en alto a los periodistas presentes.

Actor Civil: Nelson Ramírez, padre de Angélica, se presentó como querellante en el debate. Solicitó a través de sus abogados una indemnización de 1.200.000 pesos por los daños producidos por Bourscheid.

Extraña carta: Durante su alegato, el defensor de Bourscheid, Carlos Cáceres, se refirió a una carta de una tía de Angélica, Teresa Ramírez, quien durante el crimen de la menor de 14 años residía en Estados Unidos y donde, aseguró, comenzó a recibir en sueños supuestos mensajes cifrados que su sobrina le enviaba sobre la identidad de presuntos asesinos y en los que no figuraba el repartidor de pan. La mujer se presentó en la última jornada de juicio que se realizó en la sede del Tribunal Penal Uno en calle La Rioja, con este llamativo pedido. Pero como carecía se sustento y no correspondía su investigación por esta vía, no produjo eco en los jueces. No obstante, Cáceres en la audiencia que se concretó el viernes 14 último, en Puerto Rico, donde se tomaron los tres últimos testimonios, insistió con la nueva presentación de la versión. Ayer quedó descartada de manera definitiva.

La lágrima de sangre: Durante las doce jornadas que requirió el juicio de Angélica Ramírez, la defensa buscó hendijas para anular la huella central, la mancha de sangre en la zapatilla de Francisco Bourscheid. Cáceres ayer, al insistir en ensuciar la prueba, cometió un error llamativo: apuntó a una zapatilla color azul como la que tenía la mancha clave. Pero olvidó que se trataba de otro par, de color negro con detalles marrones claros, marca Hesse. Angélica fue asesinada con cuatro garrotazos de trozos de pino, que le destrozaron la cara y la cabeza. Transformada en lágrima ensangrentada pudo caer a la tierra colorada de la calle Pionero Kuhn, y tal vez el destino quiso se adhiera a la prenda y esclarezca el caso.



Nelson Ramírez: “Sí, en Puerto Rico nos discriminaron por negritos”
Lloro por vos. . Nelson Ramírez y su hija estampada en el pecho..
Posadas. Nelson Ramírez no gritó, no festejó, abrió su mochila y sacó una vieja chomba a la que le hizo imprimir la imagen de Angélica, “mi nena”, como la llamó públicamente desde el 27 de septiembre de 2012. Fue el gesto que tuvo tras cerrarse a las 15.30 de ayer, el jucio de Angélica Ramírez.
“Mi hija va a descansar tranquila, se hizo justicia, estoy conforme con todos los que apoyaron mi lucha, la de mi familia. Tanto el periodismo como los jueces cumplieron con su deber y todo se pudo aclarar”. “Esto era lo que yo esperaba. Yo jamás juzgué a (Francisco) Bourscheid, a él lo juzgaron todas las evidencias en su contra, siempre estuve a favor de la Justicia, siempre creí, los investigadores fueron claros y respetuosos, y esto terminó bien, no estoy feliz, mi hija no está, la llevo en una remera y eso duele y dolerá siempre, un poco menos hoy que se encontró a su asesino”.
Ramírez habló con El Territorio, tuvo la deferencia de parar su rauda marcha custodiado por efectivos del Servicio Penitenciario Provincial, quienes ante la posibilidad de incidentes dentro del recinto del Palacio de Justicia evacuaron también a jueces, fiscal y secretarios del Tribunal Penal Uno.
“Angélica quería esto, justicia, llegamos a la meta después de los peores años de mi vida”. “Yo no sé cómo lo van a tomar los familiares (del condenado a perpetua) pero no entiendo que tengan en mi contra algo, yo desde el primer día en que se lo detuvo a Bourscheid les aclaré que no tenía bronca ni nada en su contra”.

¿Te sentiste apuntado, discriminado en Puerto Rico?
Sí, nos discriminaron en Puerto Rico por ser negritos y pobres, incluso el abogado (Carlos Cáceres) también nos echó bastante basura a nosotros. Hasta en su alegato dijo cosas feas”. “Fueron injustos, muy malos, pidieron que me investiguen como si yo fuera el que maté a mi nena o la entregué a mafiosos para que la asesinaran a golpes (...) Yo soy un pobre carnicero que siempre lucho para mantener a mi familia, lo único que maté fue una vaca para que coman mis hijos.
“Pude concluir la pelea, ni la madre pudo venir por falta de recursos. Dios sabe por qué pasó esto, y a Dios le pedí por Angélica, ahora voy a poder llorar por mi hija”.