Hay una alta reincidencia en este tipo de delitos

domingo 13 de septiembre de 2020 | 5:00hs.
Hay una alta reincidencia en este tipo de delitos
Hay una alta reincidencia en este tipo de delitos
Daniela Cortés

Por Daniela Cortés Corresponsalía Buenos Aires

Los abusos sexuales contra niños, niñas y adolescentes son parte de los delitos que generan mayor rechazo social y la indignación de la gente aumenta cuando se conocen casos de personas que vuelven a hacerlo a pesar de haber sido denunciados previamente.

Se trata de una problemática que a criterio de la abogada Moira Goldenhörn, que es investigadora en sociología jurídica con perspectiva de género, “está directamente relacionada con el funcionamiento del sistema judicial argentino donde existe una mirada machista que ubica siempre  a las mujeres y a los niños en inferioridad de condiciones”.

Goldenhörn, que forma parte de la Asociación de Abogadas Feministas, explicó que “el Código Penal que rige hoy en todo el país es del año 1921. El año que viene ese sistema cumplirá 100 años. Fue pensado y redactado de acuerdo a la cultura que tenía el poder en ese entonces donde mujeres y niñas eran vistas como objetos propiedad de los hombres. A pesar de algunas modificaciones, el espíritu de ese conjunto de normas sigue intacto”.

Seguidamente explicó que “si a ese Código Penal de 1921 le sumamos interpretaciones jurídicas de jueces que siguen pensando, por ejemplo, que el hombre necesita tener un desahogo sexual y explican así una violación", vamos a poder entender el motivo por el cual muchas personas que cometen estos abusos aberrantes siguen caminando por nuestras calles al acecho de una nueva víctima.

La abogada señaló que “la doctrina jurídica se constituye con las interpretaciones que hacen los juristas sobre la letra de las leyes. Esa doctrina es también fuente del derecho, que quiere decir que de ahí también se nutren para juzgar determinada conducta humana. Por eso es necesario un cambio de mentalidad muy fuerte en toda la estructura judicial, para evitar que mujeres e infancias sigan siendo el objeto de tanta violencia”.

Desde una mirada crítica al sistema judicial argentino, Goldenhörn dijo que “es lamentable que hoy el sistema jurídico argentino siga basándose en miradas patriarcales que desvalorizan y condenan a las mujeres y a los pobres. La justicia no es para todos igual como debiera ser. Si se trata de una persona pobre y sin educación, ese seguro marcha preso. Si el acusado tiene vínculos con el poder, las causas se dilatan y la pena nunca llega”.

Lo que dice la ley

La abogada Goldenhörn explicó que en el Código Penal están  tipificados los delitos contra la integridad sexual “que son aquellos que atacan la libertad y la voluntad sexual de una persona. Son las agresiones sexuales que atentan contra la integridad, la privacidad y la identidad de las personas”.

Se trata de delitos como abusos sexuales, promoción y facilitación de la prostitución, corrupción de menores, difusión de imágenes pornográficas de menores, exhibiciones obscenas, ciberacoso sexual contra niños y adolescentes.

Según explicó la abogada “todos esos delitos  se agravan, por ejemplo, cuando hay acceso carnal, cuando hay parentesco con la víctima o por la edad y situación de la persona abusada, entre otros agravantes que le suman peso a la pena”.

Pero hay otra dimensión legal que se pone de manifiesto después que el delito fue juzgado y la persona cumplió la pena: ¿Quién controla sus pasos cuando recupera la libertad? ¿Hay límites  para que si atentó contra un menor no pueda estar cerca de niños o adolescentes?

“En esa instancia es el Código Procesal de cada provincia el que determinan lo que se puede o no hacer. Es lógico pensar que una persona que atentó contra la integridad de un niño o una niña no pueda estar de buenas a primeras de nuevo en un ámbito donde ejerza poder sobre infancias, pero ese es un campo que se rige por el Código Procesal y otras dependencias provinciales de cada jurisdicción" explicó Goldenhorn"


¿Sirve la cárcel?

La abogada también explicó que en general la estadística muestra que las personas que cometen delitos contra la integridad sexual y terminan dentro del sistema penitenciario, lamentablemente por cómo funcionan las cárceles en nuestro país, no reciben ningún tipo de rehabilitación y cuando recuperan la libertad vuelven a cometer abusos.

“Nuestras cárceles no son ni sanas ni limpias ni sirven para alguna posibilidad de resocialización de los que allí llegan. Muy por el contrario, la gente sale de allí más desequilibrada de lo que entró. Por eso es necesario pensar en una reforma integral y estructural de nuestro sistema judicial y penitenciario”.

Según Goldenhörn, “hay una alta tasa de reincidencia en este tipo de delitos. Es realmente preocupante lo que vemos a diario en los juzgados. Y todos esos casos tienen el común denominador del abuso del poder del pensamiento del patriarcado. Para que a una mujer le crean que su pareja la maltrata tiene que pasar por mucho dolor. Y con los niños y niñas es aún peor porque no tienen voces que los defiendan. Es muy cruel la situación”.