En ocho días aislaron a 588 misioneros y refuerzan controles y desinfección

miércoles 22 de abril de 2020 | 7:00hs.
En ocho días aislaron a 588 misioneros y refuerzan controles y desinfección
En ocho días aislaron a 588 misioneros y refuerzan controles y desinfección
El ingreso de misioneros que quedaron varados fuera de la provincia se dio por etapas. En un primer grupo entraron a territorio provincial quienes estaban llegando desde otros países o provincias, hasta que las fronteras finalmente se cerraron a las 0 del 29 de marzo, cuando la Gendarmería Nacional y la Policía de Misiones procedieron a bloquear el acceso al país en el Puente Internacional Tancredo Neves, por donde mayor flujo de personas se dio.
Además se bloqueó la circulación interprovincial por la ruta nacional 12 en la zona del Arco y en el otro límite, la ruta 105 en intersección con la ruta nacional 14. Así hubo más de 800 personas que permanecieron aisladas por 14 días por haber estado en zonas de riesgo donde circula el virus. En ese periodo se detectó un caso importado de coronavirus en Posadas y otros dos en la ciudad de Puerto Iguazú, de un joven que trabajó en las tareas de repatriación y a su vez transmitió el virus a su madre.
El 13 de abril fue el único día donde no hubo ningún aislado y desde el 14 otra vez la provincia volvió a registrar personas en aislamiento preventivo, según el parte diario que difunde Salud Pública. Desde ese martes 14 hasta ayer ingresaron 588 misioneros que permanecen en resguardo preventivo “bajo seguimiento continuo por 14 días”, destaca el boletín sanitario. En este segundo grupo -y por estar exento al prestar un servicio considerado esencial- ingresó el camionero de San Vicente que habría contraído el virus en San Pablo y a su vez se lo transmitió a su esposa.
Las historias de los que entraron o aún buscan entrar a la tierra colorada son de las más diversas. Algunos quedaron varados en otras jurisdicciones adonde habían ido por motivos laborales. Al iniciarse la cuarentena obligatoria quedaron sin trabajo y ya no tuvieron cómo sustentarse. Un gran número de los que están esperando retornar padece problemas de salud y estaban bajo tratamiento médico en la ciudad de Buenos Aires u otras provincias, donde prefieren no seguir ya que en esos lugares hay circulación comunitaria de coronavirus. Otros estaban en contingentes de turismo y al restringirse la circulación quedaron estancados.
“La llegada tiene que ser de tal forma que no sature al sistema de salud, que nosotros podamos tener nominalizado e individualizado dónde cumplieron su cuarentena, dónde estuvieron durante su aislamiento obligatorio y hacerles los controles sanitarios. En algunos casos se les está haciendo también un testeo selectivo”, habían señalado desde el gobierno sobre estos ingresos a la provincia.
Y quienes tienen posibilidades económicas pueden abonar el test y realizárselo en una cadena de laboratorios privados de Posadas.
Para los que no tienen cómo trasladarse el gobierno nacional abrió un registro para autorizar 20 mil permisos de circulación por día para que los varados puedan regresar. “Se estableció un tope con el objetivo de administrar el movimiento de personas sin que se rompa la cuarentena”, indicaron.

Entre el deber y el miedo
Actividad esencial en este contexto epidemiológico es la de los camioneros, encargados de abastecer los recursos que la sociedad necesita. Estos trabajadores deben afrontar jornadas laborales interminables, expuestos en todo momento a la enfermedad virósica, pero el deber le gana al miedo. Sus protocolos estaban establecidos desde el día 1, y con el paso del tiempo se fueron perfeccionando a través de los criterios médicos y autoridades competentes.
“El oficio del chofer es vital -como los que no dejaron de ejercer su actividad- para el abastecimiento necesario de cada pueblo, ciudad o provincia. El camionero está expuesto”, sostuvo Nicolás Ferreyra, referente del Sindicato de Camioneros.
En diálogo con Radioactiva, 100.7 Ferreyra no dudó en referirse al camionero sanvicentino que contrajo el virus en Brasil y se lo transmitió a su esposa: “Es uno de los rubros más expuestos. Esta situación era esperable, era cuestión de tiempo que pase. Los camioneros están a la buena de Dios, más allá que tenga el cuidado no es ajeno a la pandemia”.
“Se trabaja en la insistencia de la utilización de los recursos de protección. El camionero tiene que tomar consciencia que si se cuida él va a tener una alta probabilidad de evitar el contagio de esta pandemia”, remarcó Ferreyra. 

Entrada limitada y controlada

Quien pretende entrar a la provincia debe trasponer un riguroso control que se instaló en los dos límites provinciales con Corrientes. Allí además de pregúntarsele por qué busca ingresar se le toma la temperatura, se controla que tenga los elementos de protección como barbijo y la persona debe completar una declaración jurada dejando por sentado dónde permanecerá los catorce días aislados. Además tiene que pasar por un túnel de desinfección la persona y el vehículo donde circula. Para la desinfección utilizan hipoclorito de sodio, un compuesto químico fuertemente oxidante que, disuelto, no es otra cosa que la lavandina. Este producto tiene un alto poder para neutralizar a ese enemigo invisible que es el coronavirus.


Buenos Aires, donde ningún misionero quiere estar

Daniela Cortés

Por Daniela Cortés Corresponsalía Buenos Aires

Buenos Aires siempre fue sinónimo de superación de alguna enfermedad o de progreso laboral para muchos misioneros. Pero la pandemia de coronavirus cambió este concepto. Y hoy la capital argentina significa angustia y preocupación para muchos misioneros que quedaron varados por la cuarentena nacional que busca impedir los contagios por coronavirus.
El Territorio dialogó ayer con misioneros que vinieron a esta ciudad a tratarse por algún problema de salud o a buscar algún trabajo que les permita mantener a sus familias que quedaron en la tierra colorada. Todos tienen un denominador común: quieren volver a sus hogares.
Cada historia es única pero sirve para mostrar una realidad que por estos días están viviendo muchas personas que quedaron lejos de sus hogares. Algunos tienen la suerte de contar con amigos o familiares que les den una mano, una cama o un plato de comida. Pero también hay otros que están prácticamente en situación de calle.
Para auxiliar a este universo de personas, el gobernador Oscar Herrera Ahuad dispuso la semana pasada un protocolo de seguridad para regresar a la provincia a los misioneros que no lo puedan hacer por sus propios medios. Hasta el momento partieron dos colectivos que llevaron a 82 personas que se encuentran realizando la cuarentena obligada que supone el ingreso a la provincia proveniente de un lugar como la ciudad de Buenos Aires donde el virus circula en la población local.
Pero la cantidad de misioneros que se encuentran en esta ciudad y en los municipios bonaerenses que la rodean, es superior a lo que puedan llevar dos o más colectivos. Y entonces a medida que pasan los días el dinero se acaba. Y crece la angustia por regresar a casa.
Alejandra (31) es de Puerto Iguazú y vino al Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez para tratar a su hijo Santiago que padece parálisis cerebral y tiene dificultad para caminar. “Llegamos a Buenos Aires y al otro día decretaron la cuarentena. Por lo tanto ni siquiera pudimos ir al hospital. Estamos parando en la casa de unos amigos en San Martín que nos ayudan, pero necesitamos volver urgente a nuestra casa. Llamé muchas veces para anotarme a la Casa de Misiones pero hasta ahora no tenemos respuesta de nadie”, comentó con preocupación.
Luisa (60) es de Eldorado. “Vine a acompañar a mi hijo que es gendarme y tiene lupus. El tenía turno para hacerse la quimioterapia en el Hospital Argerich. Gracias a Dios pudo hacerse dos sesiones y después regresó con un camión de Gendarmería que vino a buscar barbijos y ahí sus compañeros lo ayudaron a volver. Pero yo me quedé acá. Hoy me avisaron de la Casa de Misiones que llene un formulario. Espero que pueda ser parte del próximo colectivo”, explicó la mujer.
Andrés (30) es de San Javier y vino a Buenos Aires los primeros días de marzo entusiasmado porque consiguió trabajo como albañil. “Trabajé dos días y después pararon la obra. Me quedé sin trabajo y sin dinero para volver. Estoy parando en una pieza de un compañero de esa obra que me ayudó porque no conozco a nadie acá. Estoy desesperado por volver. No tengo dinero pero estoy dispuesto a trabajar de lo que sea para volver a Misiones” relató.
Thiago Serrano (4) y sus padres Maricel y Daniel también están esperando el retorno. A principios del mes pasado debieron ir al Hospital Garrahan para controles médicos ya pautados y la vuelta a casa se debió postergar por la cuarentena obligatoria.