El rugbier de la tierra colorada que eleva la vara

lunes 25 de mayo de 2020 | 2:00hs.
Martín recuerda con mucho cariño al Cazador, su club natal.
Martín recuerda con mucho cariño al Cazador, su club natal.
Diego Vain

Por Diego Vain deportes@elterritorio.com.ar

Mientras se entrena en el patio de su casa imagina cómo seguirá su carrera en el rugby. Hace un tiempo largo que Martín Bogado apunta alto y quiere lograr grandes cosas en el mundo de la ovalada. Tiene con qué avalar esa idea, pero quiere más. Pretende cambiar de aire y vivir del deporte.

“Cuando se levante la cuarentena quiero buscar algo afuera”. Europa está en la mente del misionero de 22 años, que en 2017 se fue de la Tierra Colorada a Córdoba.
En su momento sus buenas actuaciones lo catapultaron a Los Pumitas y le abrieron las puertas para jugar en el Jockey Club de la Docta. En la provincia mediterránea logró mejorar su juego, pero el posadeño quiere más.

“Lo de Europa es una idea mía. No apunto a un lugar específico, sino a un lugar en el que el rugby sea bueno y que pueda vivir de eso”, explicó Martín Bogado, quien cumple con la cuarentena en la capital misionera.

“Tengo buena relación con Matías Jara, con él charlé para ver cómo estaba la situación en España, pero se cortó todo por la cuarentena y cuando se levante voy a volver a ver qué oportunidad puede surgir. La Liga de Honor, que es la liga 1 de ellos, es un muy buen nivel y sería una gran experiencia”, comentó.

Pero más allá del lugar al que pueda llegar, Martín pretende crecer. Quiere dar el salto de jugar en un rugby amateur, como el argentino, a uno profesional.
“En una liga profesional hay jugadores de todo el mundo y eso te hace ganar experiencia. Por lo que escuché, la liga de España es muy física, muy dura”, expresó, pero no se achica: “Eso encontré en Córdoba, mucho rigor físico, como el tucumano, así que en ese sentido no creo que tenga problemas. Es pasar de un nivel amateur a profesional y ahí va a ser una gran diferencia”.

“Yo tuve chances de ir a Paraguay, que tiene un sistema semi profesional, hubo un sondeo, pero en ese momento no tenía ganas de irme. Ahora si no fuese por la cuarentena creo que ya me hubiese ido”, recordó Martín y dejó en claro que “ir a cualquier lado a jugar profesionalmente va a ser más que una experiencia. Va a ser un estilo de vida. Pasás a profesional y a vivir para eso y de eso. Eso es a lo que apunto”.

Cambiar el chip

Cuando Martín eligió mudarse a Córdoba tenía una buena razón. Hizo crecer su juego, cambió su físico y comenzó a pensar en grande.
“Me fui con 18 años, cuando mi cuerpo estaba terminando de desarrollarse e irme a Córdoba fue un cambio en mi físico. Pasé de tener 89 kilos a 93 kilos. Es algo que podría haber logrado acá, pero tener el chip de estar allá y ver cómo se entrenan, de estar en otro nivel y creo que eso fue lo que más me enseñó de irme a Córdoba”, reflexionó.

Ese roce cambió la mirada de Martín sobre el desarrollo del rugby y de la diferencia entre los clubes misioneros y los de los grandes polos del deporte. “Yo pensaba que era una cuestión de la cabeza, pero no”, analizó.

“Cuando ves la cantidad de gente que tienen los clubes de Buenos Aires entendés un montón de cosas. Allá está más desarrollado el tema del rugby como en Tucumán, Rosario y Córdoba. Están los clubes más grandes y mejoran su infraestructura y su manera de entrenarse. En ese sentido hay una diferencia con Misiones”, ahondó.

“Acá el que pudo mantenerse durante los últimos años fue Capri, que hace mucho está jugando el Regional, que es un buen nivel, y tienen su gimnasio, algo por lo que también apostó Centro (de Cazadores) el año pasado y es algo muy bueno. Ahí es cuando vas cambiando el chip. Tenés todo en el club para entrenar y el equipo cambia su juego, su nivel y crece”, explicó el misionero.

Salir del radar

Desde que jugaba en Centro de Cazadores, Martín estuvo en la mira de diferentes entrenadores y fue citado para jugar en Los Pumitas y para integrar diferentes equipos de seven del conjunto nacional. Cuando emigró a Córdoba logró estar más cerca de la mirada de esos entrenadores y fue un número puesto en muchas convocatorias.

A fines de 2018 el posadeño ganó el torneo Beach Rugby en Río de Janeiro, de seven, con el seleccionado nacional y en 2019, en la misma modalidad, obtuvo la medalla de oro en los Juegos Sudamericanos de Playa en Rosario. Esos logros ilusionan a cualquiera con un lugar en las diferentes selecciones, pero ir a jugar a otro lado podría ir en detrimento de esa idea.

“Si te vas salís del radar de la UAR. En las provincias están los pladares (planes para jugadores de alto rendimiento), que es lo que yo fui a buscar a Córdoba y entrás en el radar UAR. Si te vas salís de esa zona, pero pasó con muchos jugadores que se fueron y volvieron a ser tenidos en cuenta porque estaban rindiendo bien. Perdés quizás por un lado, pero se te abren otras puertas”, dijo el de la Tierra Colorada.

Resignar presencias en la selección por estar lejos es una decisión complicada, pero para Martín es parte del sacrificio para poder jugar en el rugby profesional, aunque de los grupos de los que fue parte se quedó con el de Río de Janeiro.

“Me quedó el grupo humano. La experiencia es única, por eso se disfruta. Era un grupo chico y nos terminamos haciendo amigos, la pasamos muy bien. Se mostró un buen nivel y lo más lindo fue llevarnos el torneo”, recordó sobre el certamen en las playas cariocas.

Por ahora todo el plan del misionero está parado. El coronavirus complicó la ilusión del misionero, que sabe que el deporte tardará en regresar.
“Vi los protocolos para volver a entrenar y está bien, pero de ahí a volver a jugar creo que va a pasar un tiempo largo. Podés entrenar sin tanto contacto, sin el golpe, pero de ahí a jugar un partido hay mucha diferencia”, comentó, pero no se desanima: “Cuando me pueda ir esto (la pandemia) va a estar en otro punto. Ojalá que esté la cura, pero creo que va a estar más controlado”.

A la hora de elegir un lugar, Martín tiene su prioridad: “El Súper Rugby es alucinante. El nivel que tiene, pero si tuviese que elegir un lugar sería Francia. Es un muy lindo rugby y además para conocer la cultura”.

Mientras sigue preparándose para el regreso del rugby, Martín se sinceró y reconoció que debe encarrilar la carrera de abogacía. “El año pasado fue un año casi sin tiempo y dejé un poco de lado el estudio. Si no lo hubiese dejado de lado ahora podría haber metido algunas materias, pero si la cuarentena sigue voy a arrancar en el segundo semestre para cursar todas las materias que pueda”, comentó.

Además, el back de la Tierra Colorada aseguró que tras su carrera, que espera sea larga en el rugby, va a volver al club de sus amores: “Tengo muchas ganas de volver a jugar con mis amigos en Centro de Cazadores, siempre sueño con volver en el futuro y jugar en el club en el que di mis primeros pasos”.