El rugbier de la tierra colorada que eleva la vara
lunes 25 de mayo de 2020 | 2:00hs.
Martín recuerda con mucho cariño al Cazador, su club natal.
Por Diego Vain deportes@elterritorio.com.ar
Mientras se entrena en el patio de su casa imagina cómo seguirá su carrera en el rugby. Hace un tiempo largo que Martín Bogado apunta alto y quiere lograr grandes cosas en el mundo de la ovalada. Tiene con qué avalar esa idea, pero quiere más. Pretende cambiar de aire y vivir del deporte.
En su momento sus buenas actuaciones lo catapultaron a Los Pumitas y le abrieron las puertas para jugar en el Jockey Club de la Docta. En la provincia mediterránea logró mejorar su juego, pero el posadeño quiere más.
“Lo de Europa es una idea mía. No apunto a un lugar específico, sino a un lugar en el que el rugby sea bueno y que pueda vivir de eso”, explicó Martín Bogado, quien cumple con la cuarentena en la capital misionera.
“Tengo buena relación con Matías Jara, con él charlé para ver cómo estaba la situación en España, pero se cortó todo por la cuarentena y cuando se levante voy a volver a ver qué oportunidad puede surgir. La Liga de Honor, que es la liga 1 de ellos, es un muy buen nivel y sería una gran experiencia”, comentó.
“En una liga profesional hay jugadores de todo el mundo y eso te hace ganar experiencia. Por lo que escuché, la liga de España es muy física, muy dura”, expresó, pero no se achica: “Eso encontré en Córdoba, mucho rigor físico, como el tucumano, así que en ese sentido no creo que tenga problemas. Es pasar de un nivel amateur a profesional y ahí va a ser una gran diferencia”.
Cambiar el chip
“Me fui con 18 años, cuando mi cuerpo estaba terminando de desarrollarse e irme a Córdoba fue un cambio en mi físico. Pasé de tener 89 kilos a 93 kilos. Es algo que podría haber logrado acá, pero tener el chip de estar allá y ver cómo se entrenan, de estar en otro nivel y creo que eso fue lo que más me enseñó de irme a Córdoba”, reflexionó.
Ese roce cambió la mirada de Martín sobre el desarrollo del rugby y de la diferencia entre los clubes misioneros y los de los grandes polos del deporte. “Yo pensaba que era una cuestión de la cabeza, pero no”, analizó.
“Cuando ves la cantidad de gente que tienen los clubes de Buenos Aires entendés un montón de cosas. Allá está más desarrollado el tema del rugby como en Tucumán, Rosario y Córdoba. Están los clubes más grandes y mejoran su infraestructura y su manera de entrenarse. En ese sentido hay una diferencia con Misiones”, ahondó.
Salir del radar
Desde que jugaba en Centro de Cazadores, Martín estuvo en la mira de diferentes entrenadores y fue citado para jugar en Los Pumitas y para integrar diferentes equipos de seven del conjunto nacional. Cuando emigró a Córdoba logró estar más cerca de la mirada de esos entrenadores y fue un número puesto en muchas convocatorias.
A fines de 2018 el posadeño ganó el torneo Beach Rugby en Río de Janeiro, de seven, con el seleccionado nacional y en 2019, en la misma modalidad, obtuvo la medalla de oro en los Juegos Sudamericanos de Playa en Rosario. Esos logros ilusionan a cualquiera con un lugar en las diferentes selecciones, pero ir a jugar a otro lado podría ir en detrimento de esa idea.
“Si te vas salís del radar de la UAR. En las provincias están los pladares (planes para jugadores de alto rendimiento), que es lo que yo fui a buscar a Córdoba y entrás en el radar UAR. Si te vas salís de esa zona, pero pasó con muchos jugadores que se fueron y volvieron a ser tenidos en cuenta porque estaban rindiendo bien. Perdés quizás por un lado, pero se te abren otras puertas”, dijo el de la Tierra Colorada.
Resignar presencias en la selección por estar lejos es una decisión complicada, pero para Martín es parte del sacrificio para poder jugar en el rugby profesional, aunque de los grupos de los que fue parte se quedó con el de Río de Janeiro.
“Me quedó el grupo humano. La experiencia es única, por eso se disfruta. Era un grupo chico y nos terminamos haciendo amigos, la pasamos muy bien. Se mostró un buen nivel y lo más lindo fue llevarnos el torneo”, recordó sobre el certamen en las playas cariocas.
“Vi los protocolos para volver a entrenar y está bien, pero de ahí a volver a jugar creo que va a pasar un tiempo largo. Podés entrenar sin tanto contacto, sin el golpe, pero de ahí a jugar un partido hay mucha diferencia”, comentó, pero no se desanima: “Cuando me pueda ir esto (la pandemia) va a estar en otro punto. Ojalá que esté la cura, pero creo que va a estar más controlado”.
A la hora de elegir un lugar, Martín tiene su prioridad: “El Súper Rugby es alucinante. El nivel que tiene, pero si tuviese que elegir un lugar sería Francia. Es un muy lindo rugby y además para conocer la cultura”.
Mientras sigue preparándose para el regreso del rugby, Martín se sinceró y reconoció que debe encarrilar la carrera de abogacía. “El año pasado fue un año casi sin tiempo y dejé un poco de lado el estudio. Si no lo hubiese dejado de lado ahora podría haber metido algunas materias, pero si la cuarentena sigue voy a arrancar en el segundo semestre para cursar todas las materias que pueda”, comentó.
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