“El encierro ha fracasado como método en la Argentina”

domingo 07 de abril de 2019 | 6:00hs.
Jiménez es presidente de la Ajunaf, que nuclea a funcionarios judiciales vinculados a la niñez, adolescencia y familia.
Jiménez es presidente de la Ajunaf, que nuclea a funcionarios judiciales vinculados a la niñez, adolescencia y familia.
De antemano, la Asociación Argentina de Magistrados, Funcionarios y Profesionales de la Justicia de Niñez, Adolescencia y Familia (Ajunaf) rechazó la iniciativa que propicia el Gobierno y evaluó que la reforma no puede reducirse solamente a una baja de la edad de punibilidad con el objetivo de dar lo que consideraron como “una respuesta demagógica” a la seguridad ciudadana.
Se oponen -expresaron en un comunicado- sin que en un paso previo se introduzcan, por parte del Poder Ejecutivo, políticas públicas debidamente financiadas, destinadas a mejorar y asegurar la calidad de vida de toda la infancia y la adolescencia. “La reforma no puede darse sin advertir la vulneración de los derechos económicos, sociales y culturales, donde el 48 por ciento de los niños, niñas y adolescentes en el país son pobres”, advierte el documento.
Sobre eso, el titular del Juzgado Correccional y de Menores de Posadas, César Raúl Jiménez, en calidad de presidente de Ajunaf, manifestó recientemente que el proyecto “tiene un objetivo claro que es la persecución punitiva a través de la Justicia penal a la población juvenil que comete delitos penales. Es un proyecto que viola los estándares internacionales, la Convención (de los Derechos del Niño) y la Ley de Protección Integral”.
Expuso que, tras 20 años de trabajo en la materia, pudo comprobar que el sistema de encierro de menores que cometen ilícitos no funciona.
“El Estado peca de una gran ausencia que es la prevención en esta mirada represiva y regresiva con respecto al proyecto. ¿Qué hacemos con el niño que comete un ilícito penal a los 14 años? Trabajamos de una forma diferente, porque estamos hablando de un ciudadano en proceso de crecimiento, de desarrollo de su madurez intelectual, por consiguiente es un espacio juvenil que nos pide permanentemente una segunda oportunidad. Por eso trabajamos de lugares socioeducativos, de la intención seria de escolarizarlos, de la idea de que se haga cargo de la responsabilidad por el daño causado, pero no a través del encierro”.

Encierro y fracaso
Respecto a eso, argumentó que “el encierro ha fracasado como método en Argentina porque es un sistema que para nada resuelve el conflicto social punitivo que tiene un chico que comete un ilícito. Es decir, lo que estamos haciendo a partir de esta solución (bajar la edad de punibilidad) es profundizar aún más su actividad delictiva”.
“En las dos décadas que estoy en la Justicia de Menores tuve solamente dos casos graves por delitos de homicidio y el último fue hace siete años (caso Lucas Vega). La tarea que hicimos con este tipo de chicos que cometen delitos gravísimos es de revisión con los organismos del Estado donde durante tres y seis meses pudimos reintegrar al chico a la sociedad haciéndose cargo del daño que ha causado e incluso llegar al perdón de los padres de la víctima al victimario, como el caso Vega. Son instancias necesarias que tenemos que tener en cuenta, por eso opinamos que el encierro no es la salida, porque no resuelve la situación”, acotó el magistrado y aclaró que “pensar que la inseguridad ciudadana es patrimonio exclusivo de la población juvenil también es una ficción, una aberración. La estadística lo demuestran”.

“Mirada histérica”
Con relación a las cifras, Jiménez refirió que en Misiones los delitos cometidos por menores o adolescentes no llegan al 1,5 por ciento. “Es necesario actualizar el Régimen Penal Juvenil para transformarlo en uno conforme a los estándares internacionales, pero la mirada nace tuerta cuando pensamos que el eje central es bajar la edad de punibilidad cuando hay un comité de los Derechos del Niño que prohíbe a los países en donde hay una edad mínima, bajarla”.
Fue aún más profundo en su análisis, abarcando también el clamor social sobre la detención de los menores que cometen delitos. “Siempre digo que la sociedad tiene una mirada histérica, porque cuando el chico comete un delito lo quieren adentro, pero cuando está adentro lo quieren afuera. En ese sentido me parece que no es termómetro lo que puede llegar a decir una parte insignificante de la sociedad cuando la mayoría de las organizaciones sociales, que son representaciones de diversos sectores, se manifestaron en contra”.
“Entonces tengo que presumir o pensar que hay un sector reaccionario de la sociedad que lo quiere al chico adentro como salida de un conflicto social punitivo, lo digo así porque si vemos las cuestiones sociales de todo ese escenario juvenil que comete ilícito, la mayoría son pobres. Y es peor aún porque son pobres que roban a pobres. Lo mas determinante de todo es que la mayoría son delitos contra la propiedad porque el chico no tiene un teléfono celular o una zapatilla como consecuencia de esa marginalidad. Entonces estamos hablando de políticas publicas que están faltando”.