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Praga, un sueño que se convirtió en realidad

domingo 21 de abril de 2019 | 9:00hs.
Praga, un sueño que se convirtió en realidad
Puente de Carlos.
Puente de Carlos.
Si se tiene en la mira un viaje a la República Checa, el principal destino que se debe recorrer es la ciudad de Praga. Allí la belleza, la historia y el entretenimiento se unen para deslumbrar a quien recorra sus calles. El paseo por sus caminos empedrados lleva a descubrir antiguos parques y jardines, elegantes cafés, castillos y puentes medievales, tiendas con las últimas tendencias y, por supuesto, los mejores lugares para probar la increíble cerveza checa.

Se dice que la ciudad nació de un sueño que tuvo la princesa Libuše. Y como ciudad nacida de un sueño, no puede menos que ser bella y enigmática.

Libuše era la más sabia de las tres hijas del igualmente mítico gobernante checo Krok y profetizó la fundación de la ciudad de Praga desde su castillo Libušín.

Esta hermosa ciudad está ubicada en el centro de la región de Bohemia y a orillas del río Moldava. Tiene aproximadamente 1,2 millones de habitantes, lo que la convierte en la ciudad más poblada del país.

Quienes lleguen a Praga se darán cuenta de que el idioma no es uno de los más conocidos, ya que en toda la República Checa se habla, lógicamente, checo. A excepción de unas pocas palabras, es un idioma radicalmente distinto del español y del inglés. Quienes deseen, al menos, saludar en checo pueden ir practicando dos palabras sencillas: dobrý den (hola) y na shledanou (adiós).

En la actualidad, Praga se presenta como una ciudad moderna y en constante crecimiento, lo que podría ser para muchos un ejemplo de fortaleza, ya que sobrevivió a la Segunda Guerra Mundial y a la ocupación rusa. Luego de estos obstáculos en su historia, resurgió como una ciudad moderna, vibrante y atractiva para el turismo en cualquier época del año. Los largos inviernos no llegan a opacar la belleza de esta ciudad, donde la diversidad cultural se vive en cada calle, en cada café.

Pasar unas vacaciones en Praga puede ser una interesante opción, teniendo en cuenta que se la considera una de las capitales europeas más económicas. Esto significa que, en comparación con otras ciudades importantes del continente, los precios aquí están muy buenos. Por ejemplo, tomar una cerveza en Praga cuesta menos de 1,5 euros (78 pesos aproximadamente) y comer en un restaurante puede costar por unos 12 euros (600 pesos aproximadamente).

Praga también es un buen destino para los amantes de la literatura y la historia, ya que allí se podrá conocer la cuna de la literatura de Kafka, uno de los escritores europeos que más ha marcado las letras universales. Además se podrá visitar el barrio judío más importante de Europa.

No es una ciudad excesivamente grande, por lo que caminar es una tarea agradable y que se disfruta mucho. Tiene la ventaja de tener tranvía y el servicio de Uber Pop (que suele ser más económico que el taxi), y varios servicios que hacen que la estadía sea mucho más barata y cómoda. Conocer Praga en un fin de semana o tres días completos puede parecer un tiempo muy corto, pero son suficientes para conocer sus mejores atractivos.

Y si hablamos de conocer su historia, costumbres y tradiciones, Praga tiene mucho que ofrecer.

Dónde ir, qué mirar 
La arquitectura medieval está presente, sobre todo, en la Ciudad Vieja, la parte más antigua de la ciudad, donde está la antigua Plaza del Mercado. En la plaza se puede ver el fantástico Reloj Astronómico del año 1410 y que, por supuesto, aún funciona.

La plaza es el lugar más turístico de Praga, donde de día y de noche se concentran los visitantes de la capital checa. Ahí se encuentran algunos de los principales monumentos de la ciudad, como la Torre del antiguo Ayuntamiento o el Templo de Tyn. También cabe señalar al palacio de Golz Kinsky, el cual ahora alberga un museo, y el monumento a Jan Hus, conjunto escultórico situado en la zona central de la plaza.

Esta plaza está en la parte vieja de la ciudad, la parte medieval y allí, cada hora desde las 9 hasta las 21 los turistas se reúnen para ver como el reloj astronómico da la hora. Un auténtico espectáculo al aire libre.

Por el día es frecuente ver en el lugar músicos y artistas callejeros. En la misma plaza está la iglesia de San Nicolás, que no es la misma que hay al otro lado del Moldova y que es espectacular, pero merece la pena contemplar su fachada, ya que es un bello monasterio barroco.

Torre del Ayuntamiento: La Torre del antiguo Ayuntamiento se levantó en 1364 formando parte del primer edificio estatal que se construyó en la plaza. Quienes se animen a subir a lo alto de dicha torre tendrán las mejores vistas panorámicas del centro medieval de Praga.

Torre de la Pólvora: La Torre de la Pólvora es una de las históricas puertas de entrada a la Ciudad Vieja de Praga y es la única torre que queda de las trece que se construyeron en la fortificación del siglo XIII. Con un característico estilo gótico, desde lo alto de torre también se podrá obtener unas bonitas vistas panorámicas.

El Puente de Carlos: Si hay un rincón ícono desde el punto de vista turístico en Praga, ese es el Puente de Praga, que une las dos orillas del río Moldava acercando la Ciudad Vieja con el barrio de Mala Strana, desde donde se puede subir al recinto del castillo de Praga.

Es el más antiguo de la ciudad y uno de los más bellos, a su lado se ubican 30 estatuas y está protegido por tres torres en sus cabeceras. Una de estas torres, la que se encuentra en el extremo del puente en la Ciudad Vieja, es conocida como la Torre de la Pólvora y se considera uno de los grandes ejemplos de arquitectura gótica del mundo. En el paseo por el Puente de Carlos se pasará por debajo de las torres que se encuentran a ambos lados.

El Castillo de Praga: Este castillo fue construido originalmente en 870, en los orígenes de la ciudad. Se trata de un complejo arquitectónico formado por varios edificios, entre los cuales está la Catedral de San Vito, cuya construcción demandó varios siglos.

Templo de Tyn: El templo de Tyn es uno de los grandes monumentos ícono de la ciudad de Praga. Cuenta con dos torres que se asoman por encima de un frente de casas de la plaza de la Ciudad Vieja. Esta gran iglesia se remonta al siglo XI, si bien su interior se reconstruyó en estilo barroco tras una gran incendio sufrido en el siglo XVII.

Hay que tener en cuenta que esta visita lleva al menos una mañana, más si se quiere conocer todos los monumentos que se encuentran en este complejo fortificado. Ahí destacan, además de la catedral de San Vito, el Palacio Real y el rincón conocido como el Callejón de Oro.

Palacio Real en el Castillo de Praga: En el castillo de Praga se puede visitar el Palacio Real de Praga, el cual se construyó en el siglo XII para ser la residencia de los reyes de Bohemia y a lo largo de la historia fue la sede del Parlamento bohemio.  Construido inicialmente en estilo románico, el Palacio Real se amplió después en estilo gótico y la gran Sala Ladislao es uno de sus rincones más destacados.

Noche joven en Praga
Y aunque la historia es sumamente interesante y atrapante en esta ciudad, también la juventud está presente en las noches de Praga. Como en cualquier capital de Europa, la vida nocturna se extiende de lunes a domingo. De todas formas, los mejores locales nocturnos de Praga suelen abrir de jueves a domingo.

La mayoría de estos sitios se concentran en el centro de la ciudad, en la zona Vieja y la Ciudad Nueva. Para encontrarlos sólo hay que acercarse al Puente Carlos, la Plaza Wenceslao o la Plaza Vieja.

La cerveza es la bebida más popular en Praga. No hay que olvidarse de que los praguenses son los productores de la famosa Pilsen; aunque tampoco está demás recordar que esta ciudad se encuentra muy cerca de Alemania y Austria, productores por excelencia de la exquisita bebida de cebada.

De todas formas, no sólo la cerveza es parte del menú, así que en cualquier local se podrá pedir (y encontrar) la bebida favorita del turista.

Si lo que gusta es un cóctel o un combinado, se tendrá que pedir las bebidas para prepararlo por separado. Por ejemplo: un vaso de ginebra y una tónica, para tomar un gin and tonic, ya que no están acostumbrados a servir estos combinados ya preparados.

No hay que olvidarse de la comida. República Checa tiene una amplia variedad de platos para degustar, que encantan a cualquier viajero. No sólo porque se trata de una comida sabrosa sino porque cuenta con un aspecto sumamente colorido.

La mayoría de los platos combinan de forma equilibrada verduras y carnes, pero sin duda el ingrediente fundamental son las especias.

Es importante señalar que si se va a comer a Praga en un restaurante, la mayoría de los menúes son de un sólo plato, aunque la comida suele ser abundante. Y es que en este país no es costumbre incluir varios platos en una misma comida.
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