Arte que se torna real

Un pueblo inmortalizado en los lienzos de Van Gogh

A pocos kilómetros de París se encuentra Auvers Sur Oise, lugar donde el pintor realizó más de 70 obras hasta el fin de sus días. Conserva el estilo de aquellos años
domingo 07 de abril de 2024 | 6:00hs.
Un pueblo inmortalizado en los lienzos de Van Gogh
Un pueblo inmortalizado en los lienzos de Van Gogh

Auvers Sur Oise es un pequeño pueblo medieval que se encuentra a pocos kilómetros de París, es muy popular por haber sido la última estancia del famoso pintor holandés Vincent Van Gogh. Este pueblito se encuentra a las orillas del río Oise, tiene unos 7.000 habitantes y es tierra de pintores como Charles Daubigny (que posee un museo dedicado a él), Pizarro, y también es la cuna del impresionismo.

Se trata de un pequeño pueblo que aún conserva su estilo medieval en sus calles empedradas y sus casas situadas al lado del río. Este pueblo es muy visitado por ser la última casa del pintor Vincent Van Gogh, el cual, llego aquí en el año 1890 y se quitó la vida en este mismo año con un disparo, el día 29 de julio, y cuyos restos se encuentran en él. Además en este lugar, este fabuloso pintor pintó algunas de sus obras más importantes y famosas, como son: Campos en Cordeville y La Iglesia de Auvers.

Por todo el pueblo se pueden visitar monumentos y edificios dedicados al célebre pintor:

La casa de Van Gogh: conocida como “Auberge Ravoux”. Aquí vivió sus últimos días, posteriormente fue reformado dándole de nuevo su originalidad para dar mayor realismo a la habitación donde vivió, además, posee un restaurante en la planta baja.

El Château d’Auvers: el cual ofrece una presentación audiovisual de la obra de Van Gogh.

El Musée de l’Absinthe (Museo de la Absenta). Todo el museo esta dedicado a este famoso licor, por el cual dicen, que llego a ser la perdición de Van Gogh. Un museo curioso sin dua.

El cementerio donde está enterrado el pintor junto a su hermano. Este cementerio es muy visitado y siempre se encuentra adornado con flores que le dejan los turistas.

El 30 de marzo, día del nacimiento de Van Gogh se conmemora el Día Mundial del Trastorno Bipolar, dolencia que, según se cree, lo acompañó toda su vida.

Los años del pintor
De los 37 años que vivió Vincent Van Gogh (1853-1890), el pintor postimpresionista residió hasta en 38 lugares distintos de cuatro países. Había nacido en el pequeño pueblo de Zundert (Países Bajos), pero su carácter rebelde e indomable pronto le hizo abandonar el hogar familiar, pasando por talleres de artistas, despachos de marchantes, estudios de pintores y sanatorios de salud. Un periplo vital que lo llevó a instalarse en La Haya, Ámsterdam, Bruselas, Amberes, Londres, París, Arlés, Saint-Rémy-de-Provence y finalmente en Auvers-sur-Oise, donde falleció.

En mayo de 1890 Van Gogh se instala en este pueblo agrícola, buscando alejarse de la agitación de la efervescencia artística. Había pasado una larga temporada en sanatorios mentales de la Provenza y en la capital parisina había estado viviendo con su leal hermano Théo, marchante de arte y su principal apoyo personal y financiero. Se dirigió a este pueblo por consejo de Camille Pissarro, para ser tratado por el doctor Gachet. Y allí pasó sus últimas semanas, encontrando algo de paz –a pesar de su trágico final–, que le llevó a pintar 72 lienzos, 33 dibujos y un grabado.

Recién arribado a Auvers, Van Gogh se instaló en el centro mismo de la ciudad, en la posada de Arthur Gustave Ravoux, en un pequeño dormitorio que da al rellano del segundo piso iluminado por una claraboya en el techo a un valor de 3,5 francos al día y 2,5 por la pensión completa en el restaurante de la planta baja. Pensaba que ese sitio sería temporario hasta que llegaran sus muebles de Arlés. La posada se encuentra hoy casi intacta. Con una particular dedicación, transformada en museo, puso en valor cada detalle y se la puede visitar en un tour guiado. Ha conservado su decoración y la atmósfera típicas de finales del siglo XIX. Casi se puede escuchar el rumor apagado de conversaciones y mozos. Apenas diez mesas de roble pulido, un mostrador de zinc, paños de cocina de lino rojos sirven de manteles. Una puesta en escena que invita a retroceder en el tiempo.

El palacio de Auvers-sur-Oise
No posee ni el tamaño y la suntuosidad de otros châteaux franceses, pero ofrece una singularidad muy especial. Es un lugar de peregrinaje para los amantes del impresionismo. Los visitantes acuden atraídos por la memoria de Vincent Van Gogh y de otros pintores que frecuentaron la zona, como Daubigny, Cézanne y Pissarro.

Palacio de Auvers-sur-Oise
El palacio de Auvers-sur-Oise fue construido en 1635

Construido en 1635 por un poderoso banquero italiano, Zanobi Lioni, que trabajaba para María de Médicis, el palacio de Auvers-sur-Oise se inspiró en los gustos renacentistas italianos. Sus posteriores propietarios realizaron diversas transformaciones, por ejemplo en el tejado, que lo acercaron a los estándares estéticos franceses. El príncipe de Conti, que adquirió la finca en 1765, dejó su impronta al construir una gruta artificial para las ninfas, recubierta de conchas, siguiendo el modelo de la antigua Roma. Las terrazas de los jardines ofrecen una panorámica excelente sobre el valle del Oise.

La excepcionalidad de este château reside en la moderna instalación multimedia de su interior, creada en 1994 y dedicada a explicar cómo se forjó el impresionismo, a hacer una inmersión en sus experiencias sensoriales y a analizar la pintura de sus principales representantes. En una de las salas se destaca la importancia del ferrocarril en este arte. La llegada de tren como medio de transporte hizo mucho más accesible el campo a las personas que vivían en las ciudades, en concreto a los artistas que habitaban en París. La posibilidad de desplazarse con facilidad y rapidez a los valles del Sena y del Oise, en un entorno entonces aún bucólico, permitió a los pintores sumergirse en la naturaleza y la vida al aire libre. Descubrieron nuevos matices de colores y de luz, paisajes desconocidos y también la sensación de la velocidad en la mirada. Esas imágenes fugaces que les dejaba en la retina recorrer paisajes en tren influyeron en el estilo.

Visita unica
La ciudad invita a ser caminada para descubrir las orillas del Oise, la meseta de Vexin y otros lugares más allá de la célebre cantina. Es visita obligada y conmovedora la de las tumbas de ambos hermanos cubiertas de hiedras y sembradas con algunos girasoles en el cementerio local sobre una colina suave y casi en soledad, exceptuando a los pocos lugareños. El sitio se enclava exactamente al lado del campo de trigo donde el disparo mortal habría tenido lugar.

También sigue en pie la casa del doctor Gachet, enclavada en un entorno verde, que se convirtió en centro de reunión de artistas. Su área de exhibición permite descubrir algunas obras poco conocidas de Van Gogh, pero también de Cézanne y Pissarro. Al mismo tiempo se pueden ver pinturas del propio doctor que tenía como toque personal el de esconder siempre un pato en sus dibujos.

El mejor souvenir puede salir de la tienda del museo en Ravoux, o de su bodega que comercializa vinos propios desde 1876. Los mismos que saboreó el pintor en su mesa habitual a fondo de la sala. El albergue Ravoux aún existe. Se ha convertido en un pequeño museo al que acuden turistas de todo el mundo. Se les proyectan los cuadros que pintó Van Gogh durante su estancia, intercalados con fotografías de la época. En el restaurante se ofrece todavía la carta del Dr. Gachet y menús de tres platos por 34 euros.

Para alojarse

$ 129.732 Habitación Doble Confort para por una noche en Hotel des Iris a sólo 100 metros del centro. www.bookimg.com

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