Ana Gabriel se reencontró con el público porteño y aseguró que no sería la ultima vez que visitará el país
Con precisa puntualidad -esa a la que, por estas pampas, estamos poco acostumbrados-, Ana Gabriel subió anoche al escenario del Movistar Arena para seguir celebrando en gira de conciertos, sus 50 años de carrera. Primero, una pantalla llena de fuegos y explosiones. Luego, la imagen de la protagonista, también en pantalla, soplando velitas de una torta que, justamente, indicaba este aniversario. Después, a contraluz, apareció la silueta de la cantante, recortada en blanco contra el negro de su chaqueta, mientras que el coro daba las primeras pistas de la canción que serviría de apertura para esa nueva parada del tour Un deseo más. “Esta noche” fue la canción elegida, porque es el ideal para comenzar. Es aquella que dice. “Esta noche yo te haré feliz. Daré a tu mundo una ilusión. Me vestiré de luna y haremos una fiesta de amor”. En seguida, toda una autodefinición con “Soy lo que quise ser”: “Soy como quise ser. Y nadie me controla el alma. Amé cuanto pude amar. Gocé de todo en abundancia. La vida yo disfruté. Y nunca me he negado nada”.
De allí en adelante, se escuchó el tono romántico que dominó toda su carrera. Con las baladas, con las canciones de medio tempo y con esas pinceladas de ritmos mexicanos, que se impusieron en la segunda parte del espectáculo. A pocos minutos del inicio, el público ya estaba enfervorizado y coreando el clásico “Olé, olé olé”. “Está ‘friíto’, pero con el calor de todos voy a salir sudando -dijo la cantante-. Vengo a festejar los 50 aunque los cumplí hace 18. Hace 50 salió mi primera grabación. Muchas cosas, terremotos y tsunamis. A medida que voy cruzando esta gira me doy cuenta de lo importante que es agradecer. Y de estar en Buenos Aires. Primero se resistió, pero por muchos inmigrantes [que viven en la Argentina] pude entrar”, aseguró. Y arengó al público de Colombia y de Venezuela que estaba en la sala.
“¿Cuándo se festeja el Día de la madre?, indagó entre las primeras filas. “Ah, ¿en octubre? Porque en México es mañana así es que, con el permiso de ustedes, le voy a dedicar a mi madre y los que estén festejando en cualquier país el próximo tema. Cuídenlas, ámenlas. Yo no me quedé con nada para expresarle a mi madre”.
Esa fue la introducción de “Y aquí estoy”. Y hubo muchas otras. Porque entre tema y tema Ana y su banda se tomaron su tiempo, con pausas silenciosas o con largos parlamentos, que bien sirvieron para renovar el aire, luego de esas canciones en las que dejaba todo su fiato y su potencia canora. “No sabes”, “Evidencias” y “Tú no te imaginas” fueron parte de un bloque de aires rockeros. “Mar y arena” fue la culpable de que las mujeres mas fanáticas dejaran su voz en el piso, de tanto corear. “Hasta que te conocí” sonó en una versión flamenca. Con “No entiendo” y “Tu lo decidiste” la cantante puso todo su mexicanismo que se extendió en varios bloques mariachi, con casi 20 músicos sobre el escenario. Estuvo acompañada por una sección que no trajo de México; la acopló en nuestro país y se llama Mariachi “Fiesta Mexicana” Argentina.
Mas tarde sonaron clásicos de la talla de “Que te vaya bonito” y “Me equivoqué contigo”, y en el tramo final de bises, algunos de sus mayores caballitos de batalla, como “Quién como tú” , “Simplemente amigos” y “Ay, amor”.
Para su audiencia, algunas de sus declaraciones fueron tan jugosas como las canciones. “Vengo a darlo todo, como lo hago en cada país. Para que salgan felices y digan que valió la pena”. “No se si podré volver pero no es la gira de despedida. Me viene despidiendo hace tiempo. Dicen que no me muevo. La verdad que no sé bailar, solo me expreso con el cuerpo. Pero cuando ustedes lo sientan pueden hacerlo”.
Leyó carteles, firmó autógrafos, miró banderas. “Es difícil ver banderas de México fuera de los Estados Unidos”, admitió cuando vio una doble bandera, mexicana-argentina. Dijo, además, que trató de cantar en otros idiomas y la cosa fue de mal en peor, por eso decidió quedarse en el español e identificarse con toda la región: “Voy recogiendo las banderas de cada país. Cuando cruzo el charco, hacia a Europa, las llevo a todas conmigo. Me responsabilizo de eso, aunque todos tienen sus representantes. (...) Como dije antes, me costó muchísimo la entrada a la Argentina, afortunadamente sigo moviéndome”. En la cuenta, con tres horas de show, casi 30 canciones y una gira que tiene funciones hasta fin de año, ha quedado perfectamente demostrado.