Del almacén de Poujade al mástil
*Por Silvia Gómez
A principios del siglo XX, Emilio Poujade y Rosario Galeano, atendían la famosa “Casa Poujade”, un almacén de ramos generales, casi a la vera del arroyo Zaimán y del antiguo trazado del denominado “Camino al Zaimán”; una gran tranquera habilitaba el ingreso, luego estaban los palenques para caballos y carros, el despacho de productos se realizaba por sectores; a la comercialización se sumaba una especie de fonda o posada donde los viajeros y, especialmente, los colonos que se dirigían a la capital del entonces Territorio Nacional, para vender productos de granja y huerta, hacían tiempo cuando el curso de agua desbordaba, algo que pasaba a menudo debido al régimen pluviométrico de la zona. Las mejoras realizadas sobre el puente de madera del arroyo optimizaron, levemente, el acceso y/o egreso a Posadas.
La vía de comunicación más utilizada en el trayecto fue la actual avenida Uruguay - con sus diferentes denominaciones: Marconi, Juan D. Perón y Claudio Arrechea -; el primer deslinde de este camino hasta Candelaria, se realizó en el año 1915, el tramo urbano posadeño comenzaba o finalizaba en el “Mástil de la Ciudad”, inaugurado a fines de la década de 1930, en la intersección de Junín y avenida Mitre, con 39 metros de altura rápidamente se transformó en el ícono posadeño por excelencia; décadas más tarde se incorporó a la plazoleta un reloj, un busto de Manuel Belgrano y otro de Francisco Ripoll; cuando se oficializó la bandera de Misiones se agregó un segundo mástil - inaugurado en 1999 -, hecho similar se repitió al oficializarse la enseña local en julio de 2015.