El pozo y la casita de madera

En la avenida 115 (Lucas Braulio Areco) casi Chacabuco, en el barrio Santa Rita, vemos esta casita verde de madera que resalta tanto por su color como por su historia y el pozo de agua que tiene en la entrada y que además se puede ver desde la calle.

Nelson Brítez recuerda con exactitud la fecha en la que se mudó al barrio, el 9 de febrero de 1979 cuando tenía 10 años. Su papá fue el que construyó la casa donde pasó su infancia. Cuenta que en la zona sólo habían cuatro casas, el tacuaral de la esquina ya estaba y que la iglesia Santa Rita era de madera. Concurrían ahí ya que para llegar a la iglesia San Miguel -por la misma avenida pero en la esquina de Tambor de Tacuarí-, había que hacer un desvío por la entonces llamada avenida Yohazá, hoy Zapiola.

Mucho polvo, mucha tierra y todas las casas con pozo de agua. Con el tiempo llegó la electricidad, se abrieron las calles y se empezó a armar el barrio.

A los 17 años conoció a la que sería su esposa, entonces su padre les construyó esta casita de madera junto al pozo. Tuvieron siete hijos, seis nenas y un varón, todos criados con el agua de ahí. “Una de las últimas casas de madera sobre la avenida”, dice orgulloso don Nelson y saca un poco de agua del tesoro que tiene frente a la puerta de su hogar.