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En el Tribunal Penal Uno de Posadas

“Me sentí amenazada por él toda la vida; fue premeditado”

En la segunda día del juicio contra Manuel Rivero (59), declararon Elisa De Souza -víctima del ataque- y David Rivero, hijo de ambos. Se postergaron las próximas jornadas
miércoles 28 de febrero de 2024 | 6:06hs.
“Me sentí amenazada por él toda la vida; fue premeditado”
“Me sentí amenazada por él toda la vida; fue premeditado”

Ultimados los detalles preliminares y con la apertura de la ronda de testigos, en la sala de audiencia II del Tribunal Penal Uno de Posadas continuó en la mañana de ayer el juicio contra el albañil Manuel Rivero (59), quien está acusado de tres intentos de homicidio y uso ilegal de arma de fuego.

En la segunda jornada del debate oral, llevado a cabo en el edificio ubicado sobre la calle La Rioja de Posadas, la primera en sentarse en el banquillo de testigos fue Elisa De Souza, víctima principal y expareja del acusado. También lo hizo el hijo de ambos, antes de que el debate pase a un cuarto intermedio hasta nuevo aviso debido a problemas de salud del presidente del tribunal, Ángel Dejesús Cardozo.

En su comparecencia, la cual la hizo sin la presencia del imputado debido a su pedido, De Souza explicó en detalle todo lo sucedido en la mañana del jueves 14 de diciembre de 2017 en el barrio San Marcos y respondió las preguntas de las partes. En primer lugar, Elisa contextualizó el hecho mencionando que dos días antes Rivero le llamó para decirle que quería llevarle a los hijos a Ituzaingó, Corrientes, para que vayan a verlo a su abuelo, padre del ahora imputado.

De Souza perdió la movilidad de un brazo por los disparos recibidos.

En tanto, el día del traumático episodio, la mujer contó que se levantó a las 6 de la mañana para preparar a sus hijos y los acompañó a la parada de colectivos para que vayan a la Terminal de Ómnibus, de donde presuntamente saldrían hacia la localidad correntina.

Luego, De Souza dijo que volvió a su domicilio y se sentó a tomar mate en la galería de su propiedad, sin imaginar que minutos después comenzaría la cacería que casi le cuesta la vida. “Escuché un ruido, él estaba detrás de mí y sonreía con un arma en la mano”, explicó con angustia la víctima.

En esa línea, recordó: “Tiró el arma en una silla. Le pregunté qué iba a hacer y él me respondió que yo ya sabía, que me iba a matar, ‘porque si no sos mía, no sos de nadie’”.  Continuó su relato manifestando que en ese momento pensó que realmente Rivero la mataría, por lo que lo empujó contra una pared y salió corriendo hacia el interior de su vivienda, para luego salir por la puerta trasera sin rumbo preciso. “No sabía qué hacer ni dónde ir”, recordó.

En su apuro por escapar y ponerse a salvo, se dirigió a la parada de colectivos porque vio que se encontraba un chico. Le contó lo que estaba ocurriendo y el joven, al tomar conocimiento de la situación, “me dijo que me ponga detrás de él”, indicó.

Tres disparos

Sin embargo, eso no fue suficiente para que Rivero frene su accionar, ya que ejecutó un disparo que impactó primero en el brazo del joven para luego atravesar el brazo izquierdo de la madre de sus hijos, que ocasionó la fractura del húmero. En esas circunstancias, mencionó que “el chico salió a correr y yo caí. Cuando estaba en el piso, él (Rivero) me tiró dos veces más y después salió corriendo”.

Respecto de los siguientes minutos tras haber recibido los tres disparos, expresó entre lágrimas que “mi cuerpo no lo sentía. Escuchaba los murmullos de la gente y nada más. Recuerdo que llegué al hospital y no recuerdo más nada”.

Por otro lado, De Souza narró que “me sentí amenazada por él toda la vida. Siempre me amenazó y me decía que tenía que estar con él”. En ese punto, la mujer enfatizó que las primeras violencias las recibía cuando “los chicos dormían o no estaban”, pero que en el último tiempo de convivencia lo hacía “hasta con los chicos presentes”.

Rivero fue retirado de la sala por pedido de los testigos.

Ante la consulta de los abogados querellantes Ariel Pianesi y Santiago Larrea sobre si ella creía que el hecho fue planeado o improvisado, la mujer expresó que “creo que fue premeditado, porque él quería que yo esté sola, que no haya testigos”.

En otro momento de su testimonio, la mujer contó que luego de recuperarse milagrosamente de las lesiones por los disparos, que provocaron que hasta esté en terapia intensiva, “al año me amenazó, diciendo que iba a ocurrir lo peor si no llevaba al más pequeño a verlo en la cárcel”.

Varias denuncias

Asimismo, a raíz de las preguntas hechas por el fiscal Martín Rau, De Souza reveló que su relación con el imputado se tornó conflictiva desde hace muchos años atrás, lo que ocasionó que radique varias denuncias en su contra, siendo una de las primeras en 2008.

“Muchas veces lo denuncié por violencia, pero le hacían la restricción de hogar, pasaban los seis meses, volvía a la casa y hacía cosas peores”, explicó, agregando que cuando la violentaba “me amenazaba con cuchillo, pero no con arma de fuego. Siempre decía que tenía armas pero que estaban escondidas”.

Por último, la mujer recordó que no notó que Rivero presentara indicios de estar alcoholizado el día del ataque. Por su parte, el defensor oficial, Mario Ramírez le expresó a De Souza que su cliente le hacía llegar el pedido de perdón.

Testimonio del hijo

Luego, fue el turno de atestiguar para David Rivero, uno de los diez hijos de la víctima y el victimario. Al igual que su madre, David comenzó contando sobre el viaje que le había propuesto su padre para ir a Ituzaingó.  “Me citó un día antes para decirme que él iba a cambiar, que quería volver a la casa y que quería viajar a Ituzaingó con todos para arreglar las cosas”, expresó.

El testigo explicó que finalmente terminó aceptando y que le comunicó a sus hermanos. Respecto del siguiente día, recordó que “fuimos con mis hermanos a la terminal, y cuando estábamos allá él me llamó y me dijo ‘a tu mamá le hice mierda, chau’”. Luego simplemente cortó la llamada.

Ante la consulta de las partes acusatorias, el joven contó que entre sus padres siempre hubo discusiones “pero nunca llegó a este extremo”. Además, David indicó que horas después su padre lo volvió a llamar. Pero esta vez para amenazar, “diciendo que me iba a pasar lo mismo si me interponía”.

Ataque premeditado

Por otra parte, ante la consulta de que si lo que había hecho su progenitor habría sido premeditado, el testigo señaló: “Siempre fue muy inteligente en ese sentido y creo que fue planeado la salida de la casa. Por las palabras que me dijo, él estaba convencido de que había matado a mi mamá”. 

Un elemento que podría respaldar el pensamiento de que el hecho estuvo planificado es la presencia en la vivienda de la familia de una mochila -perteneciente a Rivero- que tenía en su interior una peluca, una botella de whisky y una tableta de pastillas, que para David “era para disfrazarse seguramente, salir y hacer como si no pasó nada”.

En tanto, haciendo referencia a la relación que había entre sus hermanos y su progenitor, David mencionó que se trataba de una relación rota, que “ya estaba en lo último”, siendo él el único que aún se reunía o trabajaba con el acusado. Por ello remarcó que “la idea que él mencionó era reunir a todos para arreglar las cosas”.

En relación a cómo era Rivero con la familia, el testigo lo describió como un hombre “bruto, acostumbrado a la vida de antes”, explicando a su vez que en una ocasión David escuchó un ruido desde su habitación y que cuando abrió la puerta lo vio con un cuchillo enfrente de la habitación de su madre.

Al cierre de su testimonio, David expresó que “cuando él tomaba whisky era una persona y cuando estaba sobrio, otra”, añadiendo que “cuando me citó no estaba alcoholizado”.

Finalizado este segundo testimonio, el debate oral entró a un cuarto intermedio por lo menos hasta la próxima semana -postergando la jornada de hoy y mañana-,debido a que el magistrado Carlos Dejesús Cardozo, quien preside el tribunal, presenta problemas de salud que lo imposibilitan poder presenciar el resto de jornadas previstas en la semana.

Se presume que tiene un cuadro de dengue, pero esto deberá ser corroborado con los correspondientes estudios. Es decir, la continuidad del proceso quedará sujeta a su evolución.

Al respecto, quedan pendientes los testimonios de Arnaldo Dos Santos -el joven que fue herido producto del primer disparo ejecutado por Rivero-, de los peritos que actuaron en las tareas de rigor y de la psiquiatra que entrevistó al acusado.

Luego de eso se cerrará la etapa de exposición de pruebas y se avanzará a los alegatos y sentencia.

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