Aires de playa y caos en la ciudad

El trío que se estrena como banda que conjuga funk, rock, indie y reggae, busca crear sus propios espacios de arte, interactuar con el público y organizar ferias donde se reúna música con otras expresiones culturales
sábado 17 de febrero de 2024 | 3:00hs.
Aires de playa y caos en la ciudad
Aires de playa y caos en la ciudad

Espíritu que se anima a volar alto. Algo así podría ser la descripción de Kokoro Ramé, la nueva banda posadeña que trae buenas vibras en medio de la crisis.

Del japonés, kokoro refiere a corazón y mente mientras del balinés, ramé, palabra muy en boga últimamente, tiene un concepto complejo que básicamente habla de la belleza en el caos y viceversa.

Con esa impronta significativa, Lucas Díaz (percusión), Agustín  Koch (guitarra y coros) y Cristopher Pérez Lunge (guitarra y voz) comenzaron a desandar unas musiquitas que ya pretenden grabar, convertir en canciones propias y especialmente compartir con todos para alivianar un poco el estrés de este tumultuoso año.

Samba, rock, indie, funk se mezclan en su repertorio.

Como muchos otros proyectos, Kokoro nace porque siendo un grupo de amigos que se juntaban a guitarrear, un día se percataron de que lo que sonaba gustaba y podía expandirse más allá de los muros de sus casas. Así buscaron un nombre, organizaron ensayos más asiduos y serios y gestionaron fechas.

Los chicos pasaron por Radioactiva y deleitaron con sus versiones.

Sobre esta mistura que eligen para el repertorio, los chicos explicaron en diálogo con Radioactiva 100.7, que el hecho de no encuadrarse a un sólo estilo es una decisión democrática.  

“Nos gusta la música en general, tratamos de acoplarla toda a nuestro formato, como somos todos amigos no hay un líder que baja línea...vamos decidiendo entre todos”, detallaron.

“Lo que tenemos principalmente marcado como impronta es que siempre pensamos el show como una posibilidad de generar un ambiente de disfrute, no sólo para la gente, sino también para nosotros. Entonces siempre buscamos canciones que quizás técnicamente no sean las mejores para nosotros, pero que nuestro sonido las represente bien, que se genere un lindo clima, que la gente disfrute, baje un cambio, escuche la letra un ratito y que pueda compartir también con nosotros”, marcaron los jóvenes.

En esa línea marcaron que el feedback es súper importante y que están atentos a la reacción de sus oyentes. “Hace poquito caímos en la cuenta de que el público es re importante, la devolución que te da el acercarse, bajarse de la tarima y estar de  igual a igual con el público hace que uno se entusiasme mucho más. Y entonces buscamos intentar abrir la pelota, conectar con la gente y que la gente se cuestione, se atreva, se pregunte cositas... de vuelta alrededor de ideas. Creo que siempre vamos atrás de eso, buscando un poco de eso”, sumaron.

En definitiva crear “un lindo ambiente para todos” es la misión que se proponen en cada una de sus presentaciones.

Hace unas semanas por ejemplo tocaron en un bar de Itaembé Guazú junto a los Folha de Bananeira, con quien tocan asiduamente y también comparten integrantes y con Víctor, el Potro misionero.

Ahora, su idea es continuar agendando fechas para expandir estos sonidos de calma que traen sus versiones de Natiruts y Mustafank, por ejemplo.

Según plantearon, el formato de trío acústico que tienen, muy estilo playero, es ideal para todo tipo de bares porque les permite moverse fácilmente y sin tanto costo. “Al guitarrista le hacemos tocar la melódica para que sea más barato y que cante también”, dijeron en tono de broma. Lucas, por su parte, también se mueve como un hombre orquesta y lleva además del cajón peruano que usa de asiento, pandereta y pezuñas en los tobillos por ejemplo, aunque, alentado por sus amigos, está buscando desempolvar la batería de su adolescencia.

El trío contó que ya tiene grabados dos temas en un estudio local y que próximamente se organizarán para dejar asentadas otras producciones.

“Estamos con ganas de organizar una feria también, pero ya es una movida nuestra. Nos falta confirmar una fecha”, anunciaron, adelantando que conjugarán música y otras artes, ya que Lucas, por ejemplo es tatuador y tiene un nuevo emprendimiento de remeras intervenidas con sus ilustraciones.

De la misma manera, también fantasean con girar por las playas brasileñas donde estas canciones parecen calzar a medida. Y entre vientos de deixa acontecer y un poco de agite típico del artista, los Kokoro se abren paso en la ciudad, en esta mezcla tan ramé, como la mismísima vida, linda pero caótica y poco dócil. 

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