Viven en la zona Oeste de Posadas
Reinfección y el relato de un dolor indescriptible: “No podíamos caminar”
Susana Bonetti (59) es docente, vive en la chacra 253 de la zona Oeste de Posadas, ciudad que concentra gran parte de los casos de dengue lo cual se ve reflejado en el colapso de las guardias de los hospitales y en los Centros de Atención Primaria de la Salud (Caps). Las consultas febriles no cesan.
Susana y su esposo Carlos Cidade (63) se recuperan de un cuadro de dengue, enfermedad que contrajeron por segunda vez. Es decir, se reinfectaron. El primer contagio fue en 2020, cuando además estaban lidiando con un cuadro de Covid-19.
“Me diagnosticaron coronavirus cuando no había vacunas todavía. Ahí se contagió mi esposo y todo el grupo familiar que estaba en casa. Así lo transitamos, las fiestas, todos acá encerrados. Cuando pasó todo eso en enero, nos hicimos laboratorio y ahí salió dengue positivo. Entonces teníamos Covid-19 y dengue. Después pasó febrero, marzo, abril. Empezamos a sentirnos mal el 21 de abril y nuevamente agarramos Covid. Y el año pasado en junio, tuvimos gripe A. Y ahora comenzamos con síntomas, yo pensé que era otitis. Tenía dolor de oído, dolor de cabeza, dolor detrás de los ojos como si fuese una conjuntivitis. Y así, por clínica, en el Hospital Favaloro me dijeron que era dengue. Cuando salimos de ahí él me tuvo que sujetar porque prácticamente me desvanecía de tanta fiebre”, sostuvo Susana en una entrevista con El Territorio.
“El dolor de cuerpo es algo que no se puede imaginar, es algo que te muele los huesos, ese es el dolor. Después me agarró colitis y calambres en el estómago. Y mucho vómito. Sin nada de hambre. Nos costaba caminar. Llegar hasta el sanitario era terrible, horrible. Y verdaderamente lo pasamos muy mal los dos. Nueve días estuvimos encerrados los dos solitos en esa habitación”, relata la señora que si bien era visitada por sus hijos, en un momento prohibió que vayan a su casa para respetar el aislamiento que corresponde en una persona infectada para evitar la cadena de contagios.
“Los síntomas fueron peores. Incluso peor que el Covid-19 y la Gripe A. Este año, esta segunda infección, se llevan la corona los dolores. Porque la pasamos muy mal. Realmente los dolores son indescriptibles, son intensos”, cuenta la mujer que reconoce secuelas en su cuerpo como la fatiga al andar.
“Un día vino el operativo del Ministerio de Salud y ahí nos mandaron paracetamol de un miligramo cada seis horas”, aclara y añade: “Llegamos al punto de poner una silla en la ducha. Y pasaba debajo de la ducha. Porque lo único que te calma es el baño”.
“Él bajó ocho kilos; yo cinco. Perdimos mucho peso porque no comíamos. Nuestros hijos nos traían la comida preparada. Y así nueve días estuvieron. Este que nos agarró es dengue muy agresivo”, dice Susana.
“Lo que nos dejó es la falta de fuerza. Eso de tener amarga la boca y un gusto agrio. Yo mi casa limpiaba generalmente demasiado y ahora limpio un poco y necesito sentarme. Estamos tomando multivitamínicos, con tres vitaminas básicas. Las fuerzas no son las mismas”, cerró.
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