Juan Catalano y el arte como un juego sin reglas

El reconocido artista misionero se embarca en una puesta que plantea como despedida. Pintura y poesía como ejes de un andar vigente que no pierde frescura
jueves 14 de diciembre de 2023 | 6:00hs.
Juan Catalano y el arte como un juego sin reglas
Juan Catalano y el arte como un juego sin reglas

Siempre vigente, Juan Catalano prepara otra muestra que anuncia como la última y cuida como la primera. “Cada tres, cuatro, cinco años uno -para seguir en el ambiente- presenta una exposición”, explica el artista que entiende que el público se renueva.

Cuadros con su ya icónica temática pesquera y su poesía, serán esta vez el eje, que probablemente el mes que viene se redescubran en el Museo Provincial de Bellas Artes Juan Yaparí, aunque no estén todas las gestiones confirmadas.

El artesano augura que esta velada pueda ser una excusa más para reunirse con amigos y disfrutar del arte. Música, vino y recitado se proyectan como parte de la experiencia.

“Todo tiene su momento y en nuestra profesión hay que agradecer, porque te imaginás que mi mismo estado es el de Messi. Messi tiene 36 años y ya está pensando en que es su último mundial, pero nosotros por lo menos hasta los 80 podemos seguir jodiendo, si no mirá Ramón con 96”, alegó, recordando la cotidianeidad con El Mensú, sus costumbres citadinas, su ‘pica’ con Vicente Cidade y su coqueterías, entre otras particularidades.

“Pero ¡qué poeta Ramón! Él, como escribe, nunca tacha nada, no corrige, está siempre inspirado. Se levanta hablando así, no sabe hablar en común, es una cosa de locos”, arrancó plasmando Catalano.

“Yo le decía: ‘a veces me dan ganas de no respetarte tanto, porque el valor no es tuyo, vos tenés un espíritu adentro tuyo. Él no fue a la escuela pero llegó a Francia y en 48 horas hablaba francés, no es normal. Se hizo amigo de Charles Aznavour, Frank Sinatra cantó sus temas... El Negro es un monstruo”, completó sobre la grandeza de su amigo.

La convivencia con grandes colegas de la época marcó a Catalano. Al reconocerse amigo de todos los artistas, supo potenciar su camino en cada situación.

Hoy, busca mantenerse activo y actualizado. Y con la herencia familiar tan marcada en la música, ese es uno de los espacios donde se regocija y continúa encontrando el asombro.

“Uno hace siempre cosas, me entretengo mucho escribiendo. Me gusta mucho la música, entonces lo que hago es escuchar música y escribir... ”, explicó sobre su presente.

“La música me gusta toda: ópera, cumbia, chamamé, según el horario o el ambiente, pero me gusta la música de todo el mundo”, deslizó al contar que donde más a gusto se siente últimamente es en los sones cubanos por su filosofía y mensaje. Sin embargo, asiéndose de herramientas nuevas descubre día a día un universo sonoro que lo atrapa y que intenta desafiar. Busca perlitas a ver si están digitalizadas y también oye las novedades para entrar en sintonía con las nuevas generaciones.

Juan Catalano, artista misionero
Foto: Natalia Guerrero
Juan Catalano, artista misionero
Foto: Natalia Guerrero

“Como soy músico de profesión es como que siento la obligación de entender, yo me resisto a pensar que lo de ahora es feo y quiero entender a los jóvenes porque sino quiere decir que ya fui. Antes yo pensaba eso y sé que los gurises siguen pensando eso, entonces me intereso, pero reconozco que me cuesta”, manifestó.

Juan Catalano está lleno de historias que comparte con detalles y característica espontaneidad.

Compartió épocas de gallardía, caretones y hippies con cuanto personaje y artista rondara por la ciudad y siempre vanguardista, fue el único saxofonista de la región. Conocido maestro, aprovechó la oportunidad de despuntar algunas notas cada tanto, cuando un colega llegó a pedir asistencia. Entre pícaro y picaresco, aprendió a sortear las pretensiones administrativas con creatividad y su huella se fue plasmando poco a poco. Todavía dice no haber aprendido a dibujar pero es consciente de que sus trazos simples tienen una magia inexplicable.

Un sable, una santa y una canción
Mientras termina de retocar sus cuadros, elegir sus versos, prepara una nueva canción junto a Gary Anadón en honor a Santa Cecilia.

Es que a pesar de no haber profesado una frondosa fe, tiene una anécdota insólita y cercana con la santa patrona de la música.

Su padre, Salvador, reconocido director de orquesta de la banda Municipal, fue también director de la banda del Regimiento 30 de Infantería de Monte. Y allí, por su cargo y desempeño le otorgaron un sable especial, que guardaba con recelo. Al volver a Sicilia, su tierra natal, intercambió el sable por la imagen de Santa Cecilia, redimiendo, de alguna manera, el haberse integrado a otra patria. A cargo de esa imagen, Juan, junto a su compañera Inés, decidieron donarla -junto a un terreno en el barrio Luz y Fuerza- a la Iglesia Católica bajo la investidura de Carmelo Giaquinta, obispo de Posadas de entonces.

Juan Catalano, artista misionero
Foto: Natalia Guerrero
Juan Catalano, artista misionero
Foto: Natalia Guerrero

Escultor, pintor, poeta, músico un tanto agnóstico, Juan se ríe y sorprende de cómo a causa de un sable y el miedo de los paisanos italianos a empuñar arma contra su nación, termina abriéndose una capilla a Santa Cecilia, en Posadas.

Así, en cuotas de sabiduría profundiza sobre lo inexplicable del destino. “Uno en la vida cree: ‘yo me casé con tal, yo puse tal negocio, yo estudié esto’ y no es tan así que yo estudié, que yo me casé... las cosas se van dando”, marcó.

Y en el vaivén de la vida, feliz de liberarse del dolor de ciático, que lo enceguece, Juan vuelve a sumergirse en la experiencia de hacer arte como quiere.

“Llega un momento en que uno tiene que jugar. Qué me voy a seguir tomando todo tan en serio, ya hice las cosas en serio. Ya me preocupé, ya traté de hacer la revolución, ya milité con los zurdos después con el otro y ya hice todo lo que tenía que hacer, cosas lindas, cosas malas. Ahora quiero jugar. Estoy tranquilo, ya si no curto me voy a joder por tonto”, cerró.

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