Puma Punku: un enigma tallado en piedra y tiempo

En las alturas de Bolivia, Puma Punku revela un enigma arquitectónico. Construido por el imperio Tiwanaku entre el 300 y 1000 d.C., se destaca por bloques tallados con precisión
domingo 01 de octubre de 2023 | 0:00hs.
Puma Punku: un enigma tallado en piedra y tiempo
Puma Punku: un enigma tallado en piedra y tiempo

En las vastas alturas de Bolivia, cerca de Tiwanaku, yace un enigma arqueológico que desafía las nociones convencionales de la historia antigua: Puma Punku. Este complejo de templos, parte integral del sitio arqueológico más grande conocido como Tiahuanacu, cautiva a exploradores, arqueólogos y entusiastas de lo desconocido desde su descubrimiento. El misterio se arraiga en las piedras megalíticas que componen este antiguo lugar, un testimonio de una habilidad técnica y un conocimiento geométrico que desafían las capacidades de las civilizaciones que, según la datación por carbono, podrían haberlo construido.

El sitio está ubicado a una altitud de 3,9 kilómetros.

Puma Punku, en sus días de esplendor durante el florecimiento del imperio Tiwanaku entre el 300 y el 1000 d.C., se alzaba como un montículo de tierra en terrazas, adornado con bloques megalíticos de arenisca roja y andesita. Pero no es la monumentalidad del sitio lo que desconcierta a los estudiosos, sino la precisión con la que estas piedras fueron talladas y ensambladas.

Cada bloque, meticulosamente cortado para encajar con sus vecinos como un rompecabezas divinamente diseñado, deja perplejos a los expertos en ingeniería. Los ángulos, las uniones y la uniformidad de estas estructuras sugieren un conocimiento avanzado de la geometría y técnicas de corte que desafían la comprensión convencional de las capacidades de las civilizaciones de esa época.

En el montaje de las paredes de Puma Punku, cada piedra fue finamente cortada para entrelazarse con las piedras de alrededor. Los bloques encajan como un rompecabezas. Una técnica común de ingeniería consiste en cortar la parte superior de la piedra inferior con un cierto ángulo, colocando otra piedra en la parte superior de la misma que fue cortada con el mismo ángulo. La precisión con la que se han utilizado estos ángulos para crear juntas al ras es indicativo de un conocimiento altamente sofisticado del corte de piedra y un conocimiento profundo de la geometría descriptiva. Muchas de las uniones son tan precisas que ni siquiera una hoja de afeitar encaja entre las piedras. Gran parte de la mampostería se caracteriza por bloques rectilíneos cortados con precisión de tal uniformidad que podían ser intercambiados uno por el otro mientras se mantiene una superficie plana.

Lo más intrigante de Puma Punku es el trabajo en piedra.

Los bloques no solo desafían con su precisión, sino también con su tamaño colosal. El más grande de ellos mide 8 metros de largo, 5 metros de ancho y 1 metro de espesor, con un peso estimado de asombrosas 131 toneladas. La pregunta de cómo estas enormes piedras fueron transportadas a la ubicación actual de Puma Punku ha desconcertado a los investigadores. El análisis químico revela que los bloques de arenisca roja fueron transportados desde una cantera cercana al Lago Titicaca, a unos 10 kilómetros de distancia. Los bloques de andesita, más pequeños pero igualmente impresionantes, provienen de canteras ubicadas a unos 90 kilómetros alrededor del lago Titicaca.

El proceso de transporte, en particular para los bloques más grandes, plantea un enigma logístico. Puma Punku se encuentra por encima de la línea natural de árboles, lo que significa que la utilización de rodillos de madera, una técnica común en la construcción antigua, era imposible en esta región. Este detalle añade una capa adicional de misterio sobre cómo una civilización que, según la historia convencional, carecía de tecnología avanzada, logró llevar a cabo semejante empresa arquitectónica en las alturas de los Andes.

La destrucción por un terremoto y la Pirámide de Puma Punku, añaden capas a este enigma

El enigma se profundiza al considerar la posible autoría de la construcción. Aunque se atribuye a la civilización Tiwanaku, algunos sugieren que la datación por carbono podría estar equivocada debido a la contaminación de las muestras, o que Puma Punku fue construida por una civilización aún más avanzada, quizás proveniente de ultramar.

Esta teoría de una influencia extraterrestre ganó fuerza entre algunos investigadores y entusiastas del misterio. La idea de que seres de otro mundo podrían haber contribuido a la construcción de Puma Punku se ve respaldada por la complejidad técnica y la falta aparente de tecnología similar en las civilizaciones conocidas de esa época. La ausencia de un sistema de escritura y la ignorancia de la rueda por parte de los presuntos constructores añaden un toque de ciencia ficción a esta ya enigmática narrativa.

El destino final de Puma Punku también es digno de mención. El complejo yace hoy en completa ruina, con enormes bloques de granito dispersos en aparente desorden. La teoría de que un terremoto, posiblemente acompañado por una ola gigante del lago Titicaca, destruyó el sitio, agrega un toque trágico a este intrigante misterio.

En el corazón de Puma Punku, se alza la Pirámide de Puma Punku o “Puerta del Puma”. Erguida al finalizar el período clásico en el 900 d.C., esta pirámide se erige como una representación monumental del felino. Sus piezas líticas de alta precisión, las avanzadas técnicas de construcción y la ingeniería hidráulica empleada la convierten en una de las estructuras más destacadas del complejo.

Ubicada a un kilómetro al sur del pueblo de Tiwanaku, la Pirámide de Puma Punku cubre aproximadamente 2 hectáreas, alineada en una diagonal de 45 grados NE-SO con la Pirámide de Akapana. Sus dimensiones imponentes de 210 metros de ancho por 120 de largo y una altura de 4.80 metros revelan una ambición arquitectónica que desafía las limitaciones tecnológicas tradicionalmente atribuidas a las civilizaciones de esa época.

Esta estructura escalonada, con forma de pirámide y tres plataformas superpuestas de planta cuadrada, es un testimonio duradero de la habilidad y el ingenio de aquellos que la construyeron. Sus muros, formados por sillares labrados y pulidos en arenisca roja y andesita gris, cuentan la historia de una civilización que, sea cual sea su origen, poseía un conocimiento profundo de la arquitectura y la ingeniería.

En la parte superior de la pirámide, en el centro, se encuentra un pequeño Templete Semisubterráneo, una joya arquitectónica que agrega otra capa de misterio a Puma Punku. Las habitaciones en la estructura principal, unidas con grapas y anillos de cobre, revelan no solo habilidades arquitectónicas avanzadas sino también conocimientos en metalurgia.

Aunque Puma Punku sigue siendo un rompecabezas sin resolver, un lienzo en el que la historia y la leyenda se entrelazan, su importancia trasciende las fronteras geográficas y temporales. La Pirámide de Puma Punku, con su elegancia y misterio, perdura como una invitación a la exploración y a la búsqueda de respuestas en los recovecos de nuestro pasado compartido. En este rincón remoto de los Andes, las piedras de Puma Punku siguen susurrando historias inauditas, desafiando nuestras nociones de lo que sabemos y recordándonos que, incluso en las alturas más inaccesibles, la curiosidad humana siempre encuentra un camino para iluminar la oscuridad del misterio.

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