Juicio por la muerte de Carmen Mirta Rosa (47), día 2

“En la Quinta le conocían, sabían que era mi esposa y dónde vivía”

Carlos Zarza, viudo de la docente hallada muerta hace diez años, contó que la Policía fue al velorio para consultarle sobre la autopsia. Su esposa se perdía habitualmente
sábado 12 de agosto de 2023 | 10:00hs.
“En la Quinta le conocían, sabían que era mi esposa y dónde vivía”
“En la Quinta le conocían, sabían que era mi esposa y dónde vivía”

Desde hace diez años Carlos Zarza pide justicia por la muerte de su mujer Carmen Mirta Rosa (47), una exdocente que padecía un trastorno psicótico esquizofrénico y fue hallada sin vida en la localidad de Garupá el 14 de febrero de 2013. En este tiempo él mismo investigó, organizó marchas y se reunió con funcionarios para tratar de esclarecer la cantidad de puntos oscuros que tiene el caso.

Ayer, finalmente se sentó en la sala del Tribunal Penal Dos para brindar su declaración testimonial. Fue en el marco de la segunda jornada del juicio contra los efectivos Gabriel Villalba (36) y Luis Albino Rotela (44), acusados de los delitos “incumplimiento de los deberes de funcionario público, abandono de persona agravado por el resultado de muerte en concurso ideal y falsificación ideológica de instrumento público en concurso real”.

Villalba fue al velorio de la mujer y consultó por los resultados de la autopsia.

El hombre contó que el día que desapareció Rosa a la mañana tomaron mates juntos y que él la bañó, ya que se encargaba de asistirla. Sin embargo, pasada media mañana lo llamaron -trabajaba en Desarrollo Social- y salió a cumplir con sus deberes diarios.

Al volver su esposa ya no estaba, pero detalló que se trataba de algo habitual. Rosa era una persona que constantemente quería salir a caminar y es por eso que se dirigía a la casa de los familiares. Todos la conocían porque deambulaba por el barrio, así que él salió a buscarla y también llamó a sus parientes para consultarles si no la habían visto.

Más tarde su hermana lo llamó y le contó que habían encontrado a una mujer desvanecida en el barrio Los Potrillos y que tenía prendas de vestir muy similares a las de Rosa. Fue hasta allí y confirmó lo peor, aunque en ese momento le dijeron que posiblemente su mujer había fallecido debido a una explosión en la vejiga generada por el intenso calor.

Una cerveza y una testigo

Zarza no se quedó con eso y empezó a hacer sus recorridos e investigaciones, debido a que Los Potrillos era un lugar al que Mirta le tenía miedo, no quería pasar por ahí. Le hacía ruido.

 Así, en medio de una ronda de cervezas con un amigo -le invitó porque lo veía mal y decía “vas a quedar loco como tu mujer”- apareció un hombre desconocido en moto.

Esta persona, al escuchar su conversación, le dijo: ‘¿Vos querés saber lo que pasó con tu señora? Vení ya a mi casa’. “Ahí empezó todo”, relató Zarza.

“La señora me contó que eran cerca de las dos de la tarde y vio que esa señora estaba perdida, pero como no podía hacer nada porque estaba con los chicos le llamó a la Policía para que le ubiquen a la familia”, amplió.

Ahí cambió todo para Carlos, quien dijo que los efectivos de la Quinta muchas veces se habían hecho cargo de poner a resguardo a Rosa e incluso la llevaban a su casa. ¿Por qué esta vez no lo hicieron?

Con esos elementos, Zarza empezó a recordar situaciones del procedimiento policial en la escena que pasaron a tener otra connotación. Uno de los imputados, Villalba, era quien le mostró elementos de Rosa para que los reconozca, le contó las supuestas causales de la muerte y le pidió fotos de ella.

Todo esto, claro, sin mencionar que él mismo había subido al patrullero a la mujer  horas antes de que la hallaran muerta.

Fueron varias veces por su casa a hacerle consultas y lo más oscuro es que Villalba también se hizo presente en el velorio de la mujer “para preguntar qué decía la autopsia”.

“A mi hijo le pareció raro, y a varias personas que estaban allí”, contó ante las preguntas del fiscal Vladimir Glinka.

“Yo estaba seguro de que en la Comisaría Quinta le conocían, sabían que era mi esposa, sabían dónde vivía”, detalló ante las consultas de la abogada de Villalba,  Mónica Olivera, quien preguntó si en medio de la búsqueda había ido a la dependencia policial a avisar.

“Yo a los policías les daba mercaderías porque trabajaba en la Municipalidad, ellos la llevaban a casa repetidas veces. Para mí era familiar para la comisaría de ahí Mirta”, insistió en medio del cuestionario.

Luego la defensora y el abogado José Luis Rey, quien asiste a Rotela, le hicieron consultas por el tratamiento de la mujer y los medicamentos que tomaba. La intención, se notó en la sala, era saber qué tan cuidada estaba la mujer por su familia.

Esto tuvo relación con la declaración del primer testigo de la jornada, Sebastián Horrisberger, quien contó que atendió a Rosa e indicó que la última consulta que tuvo con la paciente fue el 15 de mayo de 2012. 

Zarza expresó que recorrió médicos en Argentina y Brasil e incluso buscó y habló hasta con curanderos.

Al vecino país fue a buscar medicamentos en la desesperación para atender a su pareja. Ellos vivían en San Javier cuando se detectó la enfermedad y se mudaron a Garupá para que Rosa reciba un tratamiento adecuado, declaró.


El próximo martes, más testigos

Tras la declaración de los testigos, el Tribunal compuesto por los jueces Gregorio Busse, César Antonio Yaya y Fernando Verón determinaron un cuarto intermedio hasta el próximo martes a las 8.30.

Además se dio lugar a la citación como testigos a dos bomberos y un empleado de la morgue, quienes se habrían encargado del traslado y la recepción del cuerpo de la víctima hace 10 años atrás.

El pedido fue realizado por el fiscal Glinka para tratar de esclarecer por qué Rosa tenía distintas lesiones, como desprendimiento de piel post mortem, que no aparecieron en las fotografías tomadas en la escena.

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