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Qué distintos pensamientos juegan al votar

jueves 13 de julio de 2023 | 6:00hs.

Se acercan las elecciones y muchos ciudadanos ya han decidido –por diferentes causas– a quién votar o no votar; otros vacilan si abstenerse o anular su voto. Yo, como adulto mayor y militante de una de las facciones que nuestro país tuvo -radicales y peronistas-, en principio decidí hace muchos años cumplir con nuestro deber cívico: jamás dejar de votar.

Entre los motivos por los que alguien decide a quien votar están los económicos, los ideológicos o los sociales (pertenencia a algunos de los grupos de actividad o militancia religiosa, solidaria, sectorial, institucional, barrial, etcétera).

¿Es razonable creer que se debería utilizar algún tipo de pensamiento o razonamiento lógico al elegir a quién votar?  Creo que la mayoría de las personas razona antes de decidir su voto, pero ¿qué tipo de razonamiento aplica? ¿Qué tipos de razonamientos existen?

Hay varios tipos de razonamiento: emocional, científico, analógico, condicional, crítico, abductivo, intuitivo, etcétera, pero creo que la clave es el uso que se haga del pensamiento crítico, ¿qué es el pensamiento crítico? Los especialistas entienden que el pensamiento crítico tiene que ver con la capacidad de una persona para razonar eficientemente, hacer juicios y tomar decisiones, así como para resolver problemas. Hoy en día el mundo gira alrededor de constantes y acelerados cambios. Nuestra continua toma de decisiones se enfrenta a una rápida y exagerada cantidad de información, la cual hay que saber analizar y seleccionar para elegir lo realmente verdadero y bueno.

Somos seres libres que elegimos qué y cómo hacer a cada instante. Todo lo que hacemos, sentimos y queremos está influenciado por nuestros pensamientos. Pero ¿cómo saber si estamos tomando la mejor decisión? Generalmente buscamos decisiones que nos lleven a consecuencias positivas –en el trabajo, el estudio, el deporte, las compras o la elección de nuevas amistades en nuestra vida privada–, por lo que la mejor forma de lograrlo es con una visión crítica acerca de los diversas oportunidades y problemas a enfrentar en la vida.

Tener información insuficiente, enfocarse en lo trivial, no escuchar otros puntos de vista o actuar irreflexivamente son algunas de las malas prácticas de pensar que inevitablemente nos causan problemas, costos en tiempo y energía, generando frustración y tristeza o bronca.

Ahora me pregunto: ¿cómo se hace para aprender a pensar mejor? Desarrollar las habilidades de pensamiento requiere un proceso de aprendizaje y trabajo constante, tal cual como sucede al aprender a ser un buen deportista, músico, artesano o artista. El cerebro es capaz de ejercitarse y perfeccionar las extraordinarias habilidades neuronales con las que contamos. Con cierto entrenamiento podemos hacernos cargo de nuestro pensamiento, monitorearlo, evaluarlo y dirigirlo hacia dónde queremos.

De acuerdo con estudios de la Foundation for Critical Thinking (Fundación para el Pensamiento Crítico), con sede en California, en una mente crítica −como la que nosotros deberíamos desarrollar− existen cuatro aspectos principales para aprender, tomar mejores decisiones y resolver problemas; estos son: 1) claridad en el pensamiento; 2) centrarse en lo relevante; 3) realizar preguntas claves y, obviamente, 4) ser razonables.

1) Como muchos problemas nos surgen por falta de claridad previa en la información, es necesario verificar que realmente se está entendiendo lo que se tiene que comprender. Por ejemplo, al conversar con alguna persona, analista o periodista. Al interpretar un mensaje verbal por celular o al escuchar a nuestro jefe o a un profesor durante una clase, analizando de a una idea por vez, elaborando una síntesis de lo que haya entendido y compartirlo con alguien más para corroborar que está entendiendo lo principal y relacionando el asunto con tu nuestro conocimiento o experiencia previos.

2) Pensar ordenadamente y evitar que la mente divague en asuntos sin importancia, centrándose en el tema, tarea o problema principal y en aquello que ayude a resolverlo. ¿Cómo puedo asegurarme de que la información es exacta y relevante? ¿Estoy desviándome a problemáticas no relacionadas? ¿Consideré todos los puntos de vista?

3) Es indispensable aprender a hacer preguntas adecuadas e identificar el propósito entre manos, hacerlas con el fin de encontrar el tipo de información pertinente que responda a la situación que se ha encarado. Los buenos pensadores constantemente hacen preguntas para comprender y tratar mejor el mundo que les ocupa, porque saben que las cosas pueden ser diferentes a como creemos que son. Cuanto más elaboremos preguntas, más desarrollaremos la habilidad para formularlas de una manera más profunda y obtener la información exacta.

4) Los buenos pensadores son capaces de cambiar de idea cuando descubren otra mejor, están dispuestos a cambiar cuando se les da una buena razón para hacerlo. Saben redefinir la manera de ver las cosas. Están alertas a identificar otra forma mejor de interpretar la información, reconocen la importancia de ésta y de diferentes opiniones, o puntos de vista en su vida. Esto es actuar en forma flexible y razonable.

O sea que votar razonablemente no es fácil, hay que pensar para votar bien…

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