El Iguazú bajó su caudal y retrasa trabajos en Cataratas

El río Iguazú continúa inestable, la falta de lluvias en las altas cuencas y la sequía que se registran en la zona se ven reflejadas en la baja cantidad de agua que se desploma por los 275 saltos de las Cataratas del Iguazú.

Según los datos del monitoreo hidrológico, hasta ayer a las 7, el caudal alcanzó los 581 metros cúbicos, que equivale a un tercio del caudal normal. Con el pasar de las horas, el caudal continuó descendiendo hasta llegar a 562 metros cúbicos al mediodía. 

A su vez, los paseos náuticos están suspendidos y desde la empresa concesionaria del Área Cataratas informaron que se hará una evaluación de la navegabilidad del río para corroborar cuándo se podrán volver a habilitar.

El 2023 comenzó con una intensa sequía y el caudal del río está bajando desde los últimos días del año pasado.

A esto se suma que las represas, aguas arriba de las Cataratas, mantuvieron sus compuertas cerradas para promover la generación de electricidad debido a la gran demanda de la época.

Este pronunciado descenso del caudal del río Iguazú dificulta el avance de las obras de restauración del circuito Garganta del Diablo, ya que la bajante del río no permite la correcta circulación por el aguas, necesaria para continuar con los trabajos en la zona del río Iguazú superior.

Tramos recuperados

La estructura que funciona como traslado hacia la Garganta del Diablo dentro del parque fue afectada por una enorme crecida de 16.500 metros cúbicos sucedida el 13 de octubre del 2022.

Dicho aumento del caudal arrastró 55 tramos de pasarela, de las cuales hasta el 11 de diciembre del año pasado se habían logrado recuperar 21.

El trabajo lo realiza una cuadrilla de 25 personas y al tratarse de procedimientos manuales, se enfrentan a muchas dificultades.

En este entonces se estimaba que el circuito completo podría volver a estar habilitado en la segunda quincena de febrero, pero debido al factor climático, probablemente se retrasará.

El Uruguay, también en bajo nivel

Según el Instituto Nacional del Agua (INA), tanto el río Uruguay  (al igual que el Iguazú y el Paraná) presenta fase de descenso en territorio argentino.

En Santo Tomé, Corrientes, el río marca 1,44 metros en tendencia descendente, a un ritmo de 1 centímetro por hora, según informó a este medio Prefectura de esa localidad. El mismo comportamiento se registra en Garruchos.

En tanto, se encuentra estacionario en El Soberbio con 50 centímetros, en Alba Posse con 90 centímetros, en San Javier con 84 centímetros, en Puerto Concepción con 90 centímetros y, en Corrientes, en Alvear con 92 centímetros, en La Cruz con 1,02 metros, en Yapeyú con 1.08 metros, en Paso de los Libres con 99 centímetros, en Monte Caseros con 94 centímetros y en Mocoretá con 7,58 metros.

En Santo Tomé, si bien la bajante es importante, aún no superó su propia marca de descenso de 1,10 metros, altura que se registró en marzo del 2022.

“Aunque se registraron precipitaciones moderadas en gran parte de Corrientes, el río Uruguay se presenta en descenso sobre el área de aporte a las nacientes del río Uruguay. En Santo Tomé tanto como en Paso de los Libres se observaron oscilaciones normales sobre una tendencia general de descenso, en rango propio de aguas medias”, indicó el último informe del INA, replicado por el Instituto Correntino del Agua y del Ambiente (Icaa).