Papeles al viento

domingo 10 de julio de 2022 | 6:00hs.

Seis de la mañana. Junio. Frío, lluvia y viento.

   En el andén de la Terminal, solo él, sentado en un banco. Unos setenta años. Zapatillas embarradas, pantalones de jean, una camperona gris y una gorra amarilla con un decolorido logo de una empresa de transporte. Por debajo de ella, una maraña de largos cabellos blancos se asoma impertinente.

   La posición encorvada y el rostro inexpresivo evidencian una presencia ausente. Sólo en sus ojos muy celestes existe un brillo de vida.

   Con movimientos lentos, como quien tiene todo el tiempo del mundo, saca del bolsillo trasero del pantalón una descascarada billetera de cuero. La despliega sobre las rodillas y saca papeles. Los desdobla, los revisa, los vuelve a doblar y los guarda. Y así sigue, sector tras sector.

   El último tramo de la billetera refugia, como un tesoro, una montaña de papelitos sujetos por una gomita elástica. Hurga en el bolsillo de su camisa y saca otra pila. Al intentar juntarlas y guardarlas, verifica con asombro que no hay espacio suficiente.  Al repetir el intento, la gomita se revienta y mil mariposas blancas salen disparadas al viento para terminar posadas en los árboles cercanos.

   Los azorados ojos celestes miran sin comprender lo que ocurre y se cierran en un vano intento de negar la realidad.

   La espalda del anciano se encorva un poco más y las manos se abren hacia el cielo, clamantes.

   En sus nidos, los pájaros se despiertan sorprendidos por una lluvia de papelitos. En un tácito acuerdo silencioso, zorzales, jilgueros, loros, palomas y horneros,  los toman en sus picos y los van depositando sobre el desolado banco.

   Una multitud de ojitos disimulados entre el follaje son testigos de la sorprendida sonrisa que ilumina la cara del hombre mientras junta sus tesoros y los guarda apresurado en la billetera.

    El viento cómplice deja de soplar por un minuto.

   Los pájaros retoman su sueño.

   El hombre sigue esperando.

   ¿Qué?

   Tan sólo el misterio lo sabe pero ese no es chismoso.

   Silencio de alas.

   Silencio de trinos.

   Silencio de madrugada.

   Blanco silencio invernal.

 

La autora ha publicado más de una docena de libros. Socia fundadora de la A:L:A: Asociación Literaria de Alem.

Norma Varela

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