Respuesta

domingo 15 de agosto de 2021 | 6:00hs.

¿Quién no recuerda a Diógenes, aquel filósofo extravagante que vivía en el interior de un tonel? Las versiones sobre diferentes hechos de su vida -verdaderas o falsas-son innumerables. Hay una historia muy poco difundida que fue recogida por Laercio (“el taciturno”) y que se conserva en el Museo del Vaticano. Se trata de un fragmento de una obra mayor escrita con evidente intención esotérica.

En él se relata lo siguiente.

El joven Kalígalos, guerrero arrogante y violento, odiaba a Diógenes, en realidad odiaba a todos los filósofos. Había decidido arrojar de la ciudad al anciano. Fue así como un mediodía de cielo radiante y sol ardiente -como corresponde a esa geografía- y ante la vista de numerosos paseantes, se colocó a unos metros del tonel y comenzó a insultar al filósofo con agudos gritos y fuertes risotadas. Pero las amenazas y los desafíos no produjeron ningún resultado. Entonces, ardiendo de resentimiento y despecho, Kaligalos levantó unas piedras del suelo y las arrojó contra el tonel y luego tiró otras por elevación hasta embocarlas en su interior. Pero tampoco ocurrió nada. Entonces, el joven corrió hasta el tonel con la intención de arrancarlo con sus propias manos. Al asomarse, sólo pudo leer con estupor un pequeño cartel que decía: “Cerrado al Mediodía”.

 

Pequeña fábula

Un atardecer, cuando el sol había desaparecido casi por completo, un ratón llegó hasta el ámbito húmedo y oscuro de un campanario y quedó perplejo ante un animal que identificó como de su especie.

—¡Qué hermoso ratón eres! exclamó entusiasmado—. ¡Qué magnífica capa llevas! -agregó.

—¡Oye!, ratón insignificante; para que sepas no soy ningún vulgar ratón como tú, sino un murciélago. Pertenezco a la familia de mayor alcurnia de la noche, la de los quirópteros. Nosotros somos los únicos mamíferos que podemos volar sobre la ciudad mientras tú te arrastras por las cañerías o los basurales.

—¡Puedes volar!... eso es extraordinario — dijo el ratón con sinceridad-, debe ser fabuloso. Y... ¿qué se ve desde la altura?

- ¿Qué quiere decir... ve?- preguntó el murciélago.

 

Roberto Abinzano

Los relatos pertenecen al libro Esquirlas y Perdigones, Editorial Universitaria. Abinzano es docente emérito de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la Unam

¿Que opinión tenés sobre esta nota?