La experiencia porteña con la prohibición en comercios

jueves 08 de julio de 2021 | 6:04hs.

A cuatro años de la prohibición en la ciudad de Buenos Aires de la entrega de bolsas plásticas para llevar la mercadería de almacenes, supermercados y kioscos, recién ahora se nota que la medida fue aceptada y es cumplida por la población.

Hoy ningún negocio -ni grande ni pequeño-  que venda alimentos,  entrega bolsas de plástico. Tampoco los consumidores  las piden porque ya rige la costumbre de ir de compras con la bolsa desde la casa, con el changuito o se utilizan las cajas de cartón que descartan los negocios para acarrear las compras.

En enero de 2017, el Ministerio de Ambiente y Espacio Público de la ciudad de Buenos Aires resolvió prohibir la entrega gratuita o la venta de bolsas plásticas tipo camiseta en los hipermercados, supermercados y autoservicios de alimentos y bebidas que se usaban para el transporte de mercaderías.

Al principio la medida generó discusiones en los negocios porque la gente se encontraba con toda la mercadería en la caja y no tenía cómo llevarla. Por eso al principio se permitía que las bolsas se vendan. Pero la gente seguía protestando porque estaba acostumbrada a que sean de entrega gratuita.

Con el correr del tiempo con sucesivas campañas publicitarias de concientización sobre el daño que generan al medioambiente el uso indiscriminado de estas bolsas plásticas, la población comenzó a acompañar la medida.

Disminuyeron las discusiones en las líneas de cajas y los consumidores se empezaron a acostumbrar a ir de compras con su propia bolsa. Volvió el uso de los carritos de compra y de las bolsas tejidas en colores que usaban antes las abuelas.

Para lograrlo, desde el gobierno porteño encararon dos acciones al mismo tiempo: la campaña de información para demostrar con imágenes el daño que causan en arroyos, ríos y mares la acumulación del plástico y fuertes multas a los comerciantes que no cumplían con la prohibición de entregar bolsas de plástico en sus locales.

Menos plásticos

Luego llegó el momento de prohibir otros plásticos. Desde noviembre del 2019  también rige la prohibición de entrega, uso y expendio de sorbetes en la ciudad del obelisco que se sumó con la medida,  a otras ciudades turísticas  que ya lo habían implementado antes como Ushuaia, Pinamar, Villa Gesell, Mendoza y Mar del Plata.

La política para esta nueva prohibición fue exactamente igual a lo que hicieron con las bolsitas de plástico. Severas multas para los bares o negocios que no los cumplan y reemplazo de sorbetes de plástico por otros de cartón.

Actualmente la medida alcanza, entre otros negocios a hoteles, shoppings, galerías, centros comerciales a cielo abierto, kioscos, estaciones de servicio y demás lugares donde se pueden vender bebidas.

Desde el gobierno porteño explicaron que “el sorbete es el cuarto residuo plástico más común en las costas y océanos” y que “pueden tardar entre 150 y 400 años en descomponerse”.

También destacaron que el plástico puede durar cientos de años antes de desintegrarse y que usarlos una sola vez, como se hacía con las bolsitas del supermercado o con los sorbetes, es una conducta no amigable con la naturaleza.

Las propagandas en las calles de Buenos Aires explicaban que “una bolsa plástica es usada en un promedio de 20 minutos para llevar una compra desde el negocio a casa pero puede tardar hasta 500 años en descomponerse y mientras tanto atenta contra la vida de miles de especies que habitan nuestros ríos, mares y bosques”. 

 

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