Productores destacan el esfuerzo y satisfacción del trabajo en la colonia
La vida de quienes cultivan suele requerir de un enorme sacrificio, sobre todo cuando tienen más de una producción agrícola, y se le agrega además la cría de animales.
En Santo Pipó residen Marcelo Machado y María Esteche, quienes desde temprano arrancan el trabajo cotidiano. “Nos levantamos a las 5 de la mañana y mientras tomamos mate, organizamos los alimentos para los animales y ya vamos a la chacra”, contó María, y su esposo añadió: “A la tarde plantamos lo que luego vamos a vender, esta tarea la llevamos a cabo todos los días con nuestros cuatro hijos, es un emprendimiento familiar que con esfuerzo llevamos adelante”. La familia tiene plantaciones de mandioca, maíz, batata, zapallo, cebollita de verdeo, lechuga, acelga, repollo, perejil, orégano, rúcula, tomate y morrón. Cuentan con yerba y también árboles frutales de mandarina, pomelo, mango y limón. En cuanto a su actividad con los animales, son productores de cerdos y gallinas ponedoras.
“La labor del agricultor lleva su tiempo, es constante la atención para no perder la producción”, dijo Marcelo. En tanto María se refirió a la variedad: “Hoy en día se necesita tener varios cultivos porque esto sirve para salir adelante”. Y agregó: “Acá los feriantes nos vienen a comprar los productos ya que vivimos alejados del pueblo y estamos a 15 kilómetros de la ruta 6”.
El hombre a su vez relató que en verano es imprescindible tener una media sombra para la huerta y realizar una limpieza constante en cada sector para que las malezas no crezcan. A todo esto hay que sumarle el cuidado de los animales y su alimentación. “La chacra es ardua, permanentemente hay trabajo, acá no hay fines de semanas ni feriados, es una tarea de todos los días”, expresó.
Rosana y Pablo
También en Santo Pipó vive otra pareja de productores. Ellos son Rosana Stumezeski y Pablo Hrebien, quienes tienen gallinas ponedoras, conejos y patos, además se dedican a plantar mandioca, verduras como repollo, pepino, acelga, cebollita de verdeo y cebollas de cabeza.“Es difícil hacer todo a la vez, somos nosotros dos nomás y recién estamos arrancando con nuestras producciones, no tenemos mucho, pero si en un futuro pensamos en ampliar, tendremos que contratar personal que nos ayude”, dijo Rosana.
La mujer puntualizó que a veces cuentan con la colaboración de sus padres Carlos y Genoveva, quienes a pesar de los años los siguen apoyando. “Ellos tienen 76 años de experiencia en la chacra, y siempre están aconsejándonos de la mejor manera”, afirmó. Agregó Pablo que hacen esta actividad porque es su sustento económico, y que tienen que salir a vender lo que producen ya que si compran y revenden no les queda la misma ganancia.
Además, se refirió a lo exigente que es este trabajo: “La verdad es mucho, si hay sequía como pasó en meses anteriores, teníamos que contar con agua de tanque para regar las plantas y lograr la cosecha de algunas frutas y verduras, y ahora, que arrancó la temporada de frío, debemos cubrir con plástico nuestras producciones para no perder todo”.
Héctor en Ruiz de Montoya
En Ruiz de Montoya se destaca la labor de Héctor Cruj, productor que tiene su chacra al costado de la ruta 7. El hombre se dedica a plantaciones de té, yerba y mandioca, además de criar vacas y gallinas.
“La vida en la chacra no es fácil, hay que estar siempre”, expresó. Y prosiguió: “En verano hay que levantarse bien temprano para trabajar antes de los intensos calores y en invierno se arranca un poco más tarde, ya que hay veces que en la madrugada está todo congelado”. Héctor contó que en tiempos en que se ve desbordado de trabajo, emplea personal para que lo acompañe, porque hay que atender a los animales y a la vez dedicarse a las plantaciones, que requieren de semanas enteras cuando se trata de la cosecha de la yerba, el té y la mandioca.
“A mí me gusta tener de todo un poco y si algo no me resulta busco otra alternativa, porque no puedo quedarme quieto”, afirmó. Asimismo, hizo referencia a los costos que cada vez son más elevados. Dicho productor cuenta con más de 25 hectáreas en las que tiene distribuidas sus producciones, sabiendo que lo que invierte al producir, a veces no lo puede recuperar al cosechar o le queda poca ganancia.
Camino a Colonia Oasis
Los productores Eunice Ferreyra y José Bauloski residen en Jardín América, camino a Colonia Oasis, donde tienen diferentes producciones agrícolas, además de animales.
“A veces tenemos días caóticos porque surgen imprevistos, pero le damos la vuelta a los problemas y nos gusta tener variedad, ya que contribuye a la economía del hogar”, dijo el hombre, a lo que su esposa añadió: “Acá hay que estar de lunes a lunes, llueva, haga frío o calor, los animales y la chacra no pueden esperar y por ello te tiene que gustar lo que hacés”.
La pareja cultiva verduras y frutas, se dedica a la producción de pescados, crían gallinas, cerdos y vacas.
“Cada cosa necesita de su propio cuidado”, precisó Eunice. A lo que José acotó: “Muchos dicen que la chacra es una lotería, es que a veces te da un buen resultado y otras veces no, por eso te tiene que gustar la vida en la colonia y requiere practicar la perseverancia, ya que por ejemplo una helada fuerte te puede arruinar un cultivo, y en épocas de calor, si no llueve, se hace muy difícil la tarea”.
Para cerrar, la pareja coincidió en afirmar que la vida en el campo no es esclavizante. “Hay que saber organizarse lo más que se pueda, porque después podés gozar del fruto tu esfuerzo y eso es muy reconfortante”, concluyeron.
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