Misiones y el riesgo desde los países vecinos

Una barrera ante enfermedades que acechan desde la frontera

La fiebre amarilla y el sarampión son amenazas latentes desde Brasil, por lo que en la provincia se refuerzan y controlan las inmunizaciones para evitar su ingreso
domingo 31 de enero de 2021 | 6:05hs.
Una barrera ante enfermedades que acechan desde la frontera
Una barrera ante enfermedades que acechan desde la frontera

La provincia de Misiones, por tener tanta extensión de terreno fronterizo con Paraguay y Brasil, está más propensa a la llegada de enfermedades que están controladas dentro de su territorio, pero que podrían ingresar por esas zonas si no se tienen los cuidados y controles necesarios para combatirlas.

Es el caso de la fiebre amarilla y el sarampión: la primera acecha desde Brasil donde casi a diario se encuentran monos muertos a causa de la enfermedad; y la segunda, que volvió a azotar al país en 2019.

Por ello en Misiones los agentes sanitarios salieron a relevar a la población que no se había vacunado para que esté inmunizada. De allí la importancia de estas vacunas, que son exclusivas para las zonas de riesgo y gratuitas.

“En 2008/2009 tuvimos la peor epidemia de fiebre amarilla. A partir del 2001 se empezó con la vacunación, pero en 2011 comenzamos las inmunizaciones masivas en Misiones. Para nosotros junto con Chaco, Formosa y Corrientes, es obligatorio pero en otras provincias es optativo colocársela”, señaló Jorge Gutiérrez, director de Vigilancia Epidemiológica del Ministerio de Salud de Misiones, en diálogo con El Territorio.

En ese sentido, es importante remarcar que más del 95% de la población misionera está vacunada contra es enfermedad que también es transmitida por el mosquito Aedes aegypti, el mismo que transmite el dengue, el zika y la chikungunya.

Por su parte, la médica Liliana Arce, jefa del Servicio de Infectología del Hospital de Pediatría Fernando Barreyro, detalló: “La vacuna de la fiebre amarilla no está en el calendario oficial para toda la República Argentina. Eso incluye una vacuna para los niños a los 18 meses y en el caso de nuestra zona se incluyó un refuerzo a los 11 años, pero para el resto de las personas con una sola dosis es suficiente”.

Sobre las consecuencias que provoca la enfermedad, enumeró: falla hepática, renal, sangrado, falla de todos los órganos y hasta la muerte.

El primer caso de  fiebre amarilla selvática en Misiones y en el país se detectó el 3 de marzo de 2008 en un joven de San Vicente que en ese entonces tenía 24 años y trabajaba en una zona de monte denominada Aguas Blancas, de esa misma localidad, donde se habían hallado monos carayá infectados.

El año pasado, en tanto, se registraron dos sospechas de epizootia (muerte de monos) de fiebre amarilla en primates que habitan en la provincia, pero los dos casos fueron descartados.

Mejorar la calidad de vida

“Misiones ha tenido desde hace dos años atrás la conjunción de la vacuna triple viral cuando aparecieron los casos de sarampión en Brasil, ellos habían tenido un brote muy fuerte con muertos. Nosotros, afortunadamente, no tuvimos casos autóctonos sino de personas que vinieron de Buenos Aires”, destacó Gutiérrez.

Antes de eso, la Argentina había eliminado el virus del sarampión gracias a una vacunación sostenida y no presentaba casos autóctonos desde el 2000, pero controlado el brote, en julio del año pasado volvió a recuperar ese estatus.

Gutiérrez destacó además que en Misiones el éxito de la inmunidad frente estas y otras enfermedades se debe a dos factores, por un lado los trabajos de la cartera sanitaria en las campanas, y por el otro -y el punto más importante-, a que los misioneros siempre están dispuestos a vacunarse.

“No sé si puedo extender esto a todo el país, pero sí puedo hablar de Misiones y en general la gente quiere vacunarse, es más, se enoja si faltan dosis. En general, Misiones es una provincia provacuna”, señaló.

El profesional se refirió además al aumento de la cantidad de vacunas que están en el calendario y recordó que cuando empezó a ejercer la medicina y la pediatría eran solamente siete y actualmente son casi 20.

“Con el paso del tiempo se vio cómo mejoró la calidad de vida en cuanto a la salud con la incorporación de las vacunas. Pertenezco a una generación en la que los chicos se morían de sarampión, que puede parecer una enfermedad que produce manchas en la piel, pero en realidad tiene un componente respiratorio que sobre todo en los primeros 6 a 12 meses de vida llevaba a la muerte”, rememoró el profesional de la salud.

Y añadió: “Se ha visto cómo ha evolucionado la cantidad de vacunas, la recepción al calendario y cómo la gente se ha habituado. Antes era impensado a los dos meses de vida ponerse cinco vacunas, más allá de que se combinan varias en una inyección, eso ayudó a que baje la mortalidad infantil y que se prolonguen los años de vida útil de las personas”.

Control durante la pandemia

“En el primer tiempo de la pandemia del coronavirus costó bastante tomar el ritmo de la vacunación, pero tuvimos una cosa a favor con la antigripal que es inédita para nuestra provincia, todos querían vacunarse y llegamos a niveles históricos”, detalló.

En ese sentido, reconoció que se aprovechó para revisar los calendarios y aplicar las vacunas que faltaban a los niños. “Esa atracción de la antigripal nos permitió captar a los más chicos con la vacuna del neumococo. Cada tres meses se hace un monitoreo de todas las vacunas y cuando empezamos a ver que había un retraso, empezamos a insistir”, expresó.

Teniendo en cuenta esto, Arce resaltó la importancia de que los pediatras que atienden a los niños miren los calendarios para mandar a vacunar a los chicos, “pero no sólo en ellos sino también en los adultos y más a los adultos con factores de riesgo”.

“Todas las vacunas que están dentro del año de vida son importantes porque es cuando más se producen las muertes por estas infecciones bacterianas y virales. Nuestro calendario es el más completo de toda Latinoamérica. En medicina siempre es mejor prevenir que curar”, aseguró Arce.

 

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