Pinceladas de historia

La guerra entre Corrientes y Paraguay por el territorio misionero

domingo 06 de diciembre de 2020 | 6:01hs.

A lo largo de la historia Corrientes y Paraguay se han considerado “provincias hermanas”. La lengua guaraní, una sociedad mestiza, un mismo clima, semejante producción económica ayudaron a esta vinculación de lazos fraternales. Sin embargo hubo rispideces, sobre todo por temas territoriales que llevaron incluso a esporádicas escaramuzas entre ambos estados. La más grave tuvo como razón del conflicto al territorio misionero, que fue escenario de enfrentamientos en una guerra no declarada entre estos gobiernos entre los años 1832 y 1834.

Es sabido que, en ocasión de la Revolución de Mayo de 1810, los correntinos se plegaron a la Junta gobernante en Buenos Aires, mientras el gobernador paraguayo Bernardo de Velasco se mantuvo fiel al Consejo de Regencia español. Buenos Aires, ante esta situación ordenó al gobierno correntino interrumpir toda correspondencia y comercio con el Paraguay, más aún cuando en mayo de 1811 el Paraguay da otro paso más en la independencia de las Provincias del Plata y se declara soberano.

El tema más serio a resolver entre las Provincias Unidas y el Paraguay era a quién correspondía el departamento de Candelaria, que abarcaba la mitad de la actual provincia de Misiones, hasta las sierras centrales. Ese territorio había pertenecido al Obispado de Asunción durante gran parte de la época colonial y era reclamado por el nuevo gobierno patrio asunceno. El tratado del 12 de octubre de 1811 dejó para un futuro congreso la resolución de la cuestión de Candelaria, cosa que nunca ocurrió. Lo real fue que este espacio fue ocupado por el nuevo gobierno paraguayo en ese mismo año de 1811. En septiembre de 1815 será recuperado temporariamente por Andrés Guacurarí, pero su derrota final en 1819 contra los luso-brasileños de Chagas Santos traerá como consecuencia un abandono masivo de la región. Sendas invasiones de tropas paraguayas en 1817 y 1821 destruyen los pueblos misioneros del Paraná y al año siguiente el gobernador Rodríguez de Francia envía una expedición de varios meses a recorrer todas las misiones hasta el río Uruguay, apresando a los circunstanciales pobladores. Corrientes consideró esa expedición como una invasión a lo que consideraron un territorio que les pertenecía. El gobierno de esa provincia envió una pequeña fuerza que se enfrentó a los paraguayos en Apóstoles en marzo de 1823. No pasó a mayores y no hubo una guerra entre las Provincias platinas y el Paraguay porque Corrientes no encontró eco en Buenos Aires a sus denuncias. El tema de la Banda Oriental y los preparativos de la guerra con el Brasil tenían más ocupado a Buenos Aires que esta cuestión considerada menor.

Mientras tanto desde el gobierno paraguayo se fortalecía la ruta comercial Itapúa-San Borja con la construcción de la Trinchera de San José y postas menores en el trayecto que unía los ríos Paraná y Uruguay por la región misionera. Los correntinos protestaban, pero sin resultado. No podían recibir el apoyo de otras provincias y tampoco podían enfrentar a un poderío militar diez veces mayor.

El fin de la Guerra con el Brasil preocupó a Francia quien pensó que el ejército porteño podía desviar su rumbo hacia el Paraguay. Por ello ordenó el fortalecimiento de la Trinchera de San José. Pero la presencia militar argentina nunca llegó, lo que provocó alivio al gobierno paraguayo que comenzaron a patrullar el Paraná desde Itapúa hasta Apipé protegiendo “su” territorio.

Pero en 1832 un confuso episodio con un grupo de correntinos que cosechaban ilegalmente yerba mate en zonas cercanas a Candelaria llevó al subdelegado paraguayo de ese distrito a sorprender y matar a varios integrantes de esa partida. A partir de allí Francia reforzó los puestos de Trinchera, Candelaria e Itapúa, creando puestos de artillería y enviando unidades militares desde Asunción.

El gobernador Ferré de Corrientes, en respuesta, estableció una flotilla para proteger la línea del Paraná y movilizó tropas hasta la frontera de entonces, sobre Tranquera de Loreto (actual ciudad de Ituzaingó). Incluso Ferré otorgó permisos de extracción de yerba y estimuló a su gente a que poblaran los campos cercanos a Candelaria. En octubre de 1832 logra firmar una alianza ofensiva y defensiva contra el Paraguay firmada conjuntamente con las provincias de Entre Ríos y Santa Fe.

En ese mismo mes de octubre Francia ocupa la isla de Apipé y una importante población que residía allí fue apresada y enviada a Villa Real, al norte del Paraguay.

Entre 1833 y 1834 las tensiones continuaron y diversos pero pequeños combates se sucedieron a lo largo de la frontera. Corrientes intentaba obstruir la ruta comercial entre Santo Tomé e Itapúa, lo que obligó al gobierno paraguayo a que las flotas comerciales fueran acompañadas de fuertes partidas militares.

A pesar de muchas pérdidas de vida paraguayas y correntinas desde Apipé hasta Candelaria, la temida guerra entre ambos estados nunca se concretó oficialmente, solo fricción, tensión y luchas pequeñas pero frecuentes.

Buenos Aires no estaba en condiciones de iniciar una nueva guerra. Los correntinos se dieron cuenta que no podrían combatir al Paraguay. Hubo que esperar hasta la guerra de la Triple Alianza (1865-1870) para que la Confederación Argentina recuperase ese territorio.

Mientras, el estado paraguayo siguió utilizando la vía de las Misiones como única salida al exterior de sus productos, lo que contribuyó al reconocido crecimiento económico previo a la Guerra de la Triple Alianza.

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