Las primeras huelgas obreras en Misiones

domingo 14 de junio de 2020 | 6:00hs.
Alfredo Poenitz

Por Alfredo Poenitz Historiador

La década de 1930 fue muy difícil para el mundo entero que intentaba sobreponerse a la gravísima Depresión que había hecho colapsar el capitalismo financiero en Estados Unidos. La Argentina sufrió una profunda transformación de su economía nacional reemplazando el sistema agroexportador vigente durante la Generación del Ochenta por un incipiente proceso de industrialización nacional.
Misiones para ese entonces contaba con algunos centros obreros, mostrando una embrionaria pero significativa capacidad de organización de los trabajadores. Estas agrupaciones estaban concentradas casi exclusivamente en la ciudad de Posadas y la clase obrera había surgido principalmente a partir de la intensificación de la actividad portuaria, además de ser el centro del mercado de trabajo.
Entre estas asociaciones gremiales se encontraban el centro cultural Juan Bautista Alberdi, el Centro de Almaceneros, la Asociación de Panaderos, la Confederación Obrera, los Obreros Marítimos, la Sociedad de Carniceros, de Chaufeurs, de Artes Gráficas, de Sastres y Albañiles, y un Círculo de Obreros Católicos. Algunos de estas agrupaciones obreras ya existían desde 1917.
Estas agrupaciones también contaban con sus propias publicaciones en las cuales hacían divulgar su propaganda política y organizativa. En 1932 apareció Tribuna Proletaria, órgano de tendencia comunista, que se sumó al diario El Proletario, que se había fundado en 1911. También existían El Imparcial, de tendencia obrera, y La Verdad, órgano del Partido Socialista.
En 1936 se había conseguido un paso importante en la consolidación del movimiento obrero organizado a partir de la fundación de la Federación Obrera local.
La ciudad capital, Posadas, nucleaba la mayor cantidad de agrupaciones obreras, por ser el núcleo urbano donde más actividades industriales existían y la que contaba con mayor concentración de trabajadores. Pero también en localidades del interior, como San Ignacio, vinculadas a la actividad yerbatera, existían también trabajadores organizados sindicalmente.
Esta situación de obreros organizados y de una incipiente pero básica actividad industrial, sumado a la divulgación de ideologías socialistas revolucionarias y de defensa de la clase trabajadora, trajo aparejado el conflicto entre el capital y el trabajo. Por ello, a partir de las décadas de 1910, 1920 y 1930, se visualizan las primeras huelgas y manifestaciones con motivos reivindicativos.
Durante las dos gobernaciones de Héctor Barreyro, (1917-1930) surgieron los primeros conflictos sindicales.
En 1918 se registró una huelga marítima en Posadas, capitaneada por el gremio de los marítimos que se prolongó por varios días y en la que se solidarizaron demás agrupaciones como la de las lavanderas. El conflicto concluyó con un acuerdo entre las partes y provocó la mediación de sindicalistas representantes de la Fora (Federación Obrera Regional Argentina), por entonces, el principal exponente del movimiento obrero organizado nacional en manos de los anarquistas, cuyas principales dirigentes habían arribado desde Buenos Aires como consecuencia de la sublevación.
En 1920, se constituyó en San Ignacio el Sindicato de Obreros Yerbateros, y en junio de ese año se produce una huelga de “mensú” que dura varias semanas y concluye con la aceptación por parte de las compañías yerbateras de un pliego de condiciones estipulado por el sindicato, que obligaba a respetar derechos laborales inexistentes, poniendo límites a la explotación a que eran sometidos los peones.
Liderados por el paraguayo Eusebio Mañasco, militante de la FOM –Federación Obrera Marítima- , llegado a Misiones en 1915 y principal impulsor de la creación del gremio y de la organización de los obreros yerbateros, se sucedieron nuevas huelgas que provocaron un enfrentamiento de clase entre los mensú y los sectores económicos, políticos, judiciales y policiales locales.
En 1935, una huelga general liderada nuevamente por los marítimos convulsionó a la población misionera y paralizó prácticamente la actividad portuaria en Posadas y el Alto Paraná. El episodio degeneró en una fuerte represión por parte de la policía donde se enfrentaron violentamente marineros y las fuerzas del orden.
En 1937 también en la ciudad capital, se realizaron festejos por el 1º de Mayo en forma independiente de agrupaciones socialistas, de obreros católicos y de los miembros de la Federación Obrera que levantaron su palco en la Plaza 25 de Mayo donde había oradores y público.
Las huelgas organizadas desde los sindicatos significaron el resultado de una sociedad que se estaba incorporando más intensamente a condiciones capitalistas de producción y organización económica, como mostraba Misiones hacia la década de 1930,
La influencia de elementos organizativos venidos especialmente desde Buenos Aires posibilitó el arraigo de ideologías como el socialismo y el anarquismo, de gran predicamento entre los trabajadores de entonces.
En Posadas, en especial el anarquismo prendió en los obreros portuarios, como así en los panaderos y gráficos. La creación de la Somu (Sindicato de Obreros Marítimos Unidos) fortaleció la actividad sindical anarquista.
En el interior del territorio, por su parte, el conflicto se concentraba en la actividad del agro. La grave crisis yerbatera de los años 30 llevaría a la rebelión agraria conocida como la Masacre de Oberá, del 15 de marzo de 1936, tema de otro artículo.