El caso Horacelia y un recorrido de horror a partir del sospechoso

domingo 03 de febrero de 2019 | 6:00hs.
El cruento crimen fue cometido en agosto de 2015 en una casa de la chacra 150.
El cruento crimen fue cometido en agosto de 2015 en una casa de la chacra 150.
Carlos Cardozo

Por Carlos Manuel Cardozo fojacero@elterritorio.com.ar

Los días de incertidumbre, desconfianza y temor se acabaron cuando Martín Monzón decidió contar que él había asesinado a su pareja, una joven de apenas 16 años cuyo rostro llenó las tapas de los diarios y pantallas de los noticieros de todo el país rápidamente.
No solamente confesó que Horacelia Marasca murió a manos suyas sino que también develó que la había desmembrado y esparcido sus partes en diferentes partes de Posadas. Una historia difícil de creer, pero que sumó un dato más al horror: las partes de su concubina las trasladó en el coche del hijo de ambos, que en ese entonces tenía 6 meses.
El lunes 17 de agosto de 2015 Monzón se presentó en la Comisaría Séptima de Posadas para hacer una exposición expresando que la joven había abandonado la casa, dejándolo al cuidado del infante. Ya en ese momento empezaron los señalamientos sobre su persona, puesto que ni siquiera llevó una foto de su pareja desaparecida.
Con el correr de los días, la madre de la muchacha, Norma Benítez, amplió la denuncia y señaló directamente al yerno, a quien también acusó por reiterados episodios de violencia de género. Nueve días pasaron, en los cuales el desasosiego era generalizado, pero no había avances, no había certezas.
Tampoco, pese a las sospechas de los investigadores -que imaginaban el peor de los escenarios-, había un cuerpo.
Pero, con la lupa puesta en Monzón, el 26 de agosto la Policía intervino por sorpresa en el inmueble de la pareja en la chacra 150 de Villa Cabello y realizó una rápida requisa, en la cual hallaron prendas con sangre en un balde con lavandina. La Justicia entonces ordenó la detención de Monzón y la custodia del inmueble hasta nuevas medidas de prueba.

Relato del horror
El luminol empezó a describir el baño de sangre ocurrido once días antes y el femicida terminó expulsando lo ocurrido. En una declaración que siempre fue cuestionada por la defensa porque no se hizo frente a un representante legal, el detenido se quebró en varios momentos y se atribuyó la autoría del brutal hecho.
Horacelia habría planteado su intención de ponerle fin a su relación y rehacer su vida con otra persona, lo que generó una fuerte discusión en la pareja que derivó en el sangriento final. La adolescente falleció de tres puntazos, el último en el corazón y que incluso dañó su columna vertebral.
En la noche de ese mismo jueves, con los datos certeros, los rastrillajes se intensificaron y en la casa había pruebas suficientes que confirmaban el atroz crimen, como los cuchillos utilizados.
De esta manera, en las últimas horas del viernes algunas bolsas fueron encontradas dentro de un túnel o alcantarilla que desemboca en el arroyo Mártires. Los envoltorios estaban a unos 80 metros de su desembocadura, por lo que se sospecha que el femicida ingresó por la boca de salida y recorrió agachado esa distancia bajo tierra hasta descartar los restos.
Monzón también señaló en las inmediaciones a las avenidas Costanera Oeste y Kolping otra alcantarilla donde fueron halladas más extremidades. Finalmente, entre López y Planes y Blas Parera se produjo el tercero de lo estremecedores descubrimientos. En total fueron cuatro bolsas con partes humanas en avanzado estado de descomposición.
Se cree que la quinta, que contenían las extremidades inferiores, se coló en una recolección de residuos y terminó en un basural.
En una ampliación de la declaración indagatoria, el femicida manifestó haber actuado en defensa propia y que después de la discusión sobrevinieron las agresiones físicas mutuas. Señaló que hubo un forcejeo que terminó cuando él la empujó hacia un banco de madera, pero inmediatamente ésta se levantó y buscó un cuchillo para atacarlo.
Monzón declaró que su pareja le tiró el primer puntazo que alcanzó a esquivar y allí se inició una lucha que culminó cuando, al doblar el brazo de la joven madre, ésta perdió fuerza y la hoja del cuchillo terminó clavada en su pecho.
La causa ya fue elevada a juicio e incluso se fijó fecha para octubre del 2018, pero se postergó en razón que el defensor oficial del acusado elevó un recurso al Superior Tribunal de Justicia solicitando que Monzón declare bajo los efectos del pentotal sódico o “suero de la verdad”, algo rechazado en la instrucción y el tribunal.
La estrategia de su defensa es tratar de comprobar que Horacelia lo atacó esa noche y que el delito en el que incurrió fue un homicidio en exceso de la legítima defensa, para evitar la prisión perpetua. Sobre este punto, se señala se violaron garantías procesales y muchos elementos solicitados no fueron atendidos.
Por ejemplo, un careo entre el acusado y la madre de la víctima y un sereno que declaró haber tenido encuentros con la joven durante la semana previa al crimen. Tampoco -asegura- se tuvo en cuenta un informe del Juzgado de Familia Dos, donde la joven señaló que ella golpeaba a su pareja.
“Aquí lo que se está planteando en modo muy serio, es que la utilización del “Suero de la Verdad”, implica prácticamente la única chance del imputado de probar su inocencia, ante las concretas acusaciones y argumentaciones que surgen de la etapa de instrucción y el gravísimo riesgo de sufrir una prisión perpetua en caso de no entenderse por el Tribunal de Juicio que la muerte se produjo en una situación de legítima defensa, a raíz de un forcejeo con Horacelia, quien pretendía matar o lesionar gravemente a Monzón, con el cuchillo de mango blanco con el que lo atacó y que actualmente se encuentra secuestrado”, señala el recurso de cuarenta páginas al que tuvo acceso El Territorio.