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El cabecilla que se atribuyó la totalidad de un plan narco

domingo 03 de febrero de 2019 | 6:00hs.
Parte de los acusados con una copia de El Territorio en sus manos durante un cuarto intermedio.
Parte de los acusados con una copia de El Territorio en sus manos durante un cuarto intermedio.
L a expectativa era muy grande en la previa al inicio del juicio a la denominada banda de narcopenitenciarios que en 2011 había caído mientras traficaba dos toneladas y media de marihuana. La cantidad de imputados (trece en total) y las características de sus integrantes trastocaron la escena de un debate común y corriente: entre los acusados habían verdaderos pesos pesados del narcotráfico.
Y como si todo lo esperado pareciera una obra de teatro o una puesta en escena, la primera jornada no defraudó. Los cuatro integrantes del Servicio Penitenciario Federal (SPF) que estaban imputados optaron por guardar silencio al momento de prestar declaración ante los magistrados del tribunal, pero uno de los cabecillas de la organización decidió tomó el camino contrario.
Juan Darío Betros, el sujeto que había sido señalado como quien desarrolló la inteligencia para acopiar la droga en Misiones y diseñar la forma en que iban a ser acondicionados los panes de marihuana en un total de 26 cajas de madera dentro de un camión del SPF, dio un paso al frente, se sentó ante el micrófono y comenzó una extensa declaración en la cual se atribuyó gran parte de la maniobra.
La presencia de Betros en el debate, sin dudas, marcaba un hito paralelo a la expectativa generada por el juicio a toda la banda. Es que el sujeto se trataba de un denominado peso pesado en el mundo del narcotráfico, pero además contaba con historias sobre su día a día que lo transformaban en un personaje central.
Los penitenciarios cayeron en plena ruta con el camión cargado de marihuana oculta entre objetos que debían trasladar desde una unidad carcelaria a otra, pero Betros fue atrapado cinco meses después en medio de un imponente operativo ejecutado en un galpón de Garupá, donde él y los otros dos cabecillas de la banda acondicionaban otra carga narco.
En ese lugar se desató un tiroteo en el cual un narco paraguayo encargado de proveer la droga cayó abatido. La suerte de Betros fue otra: su detención.
Sobre las espaldas de Betros recaía un pedido de captura internacional y su captura comenzó a materializarse cuando fue delatado por uno de los dos agentes penitenciarios que cayeron con la droga en Puerto Rico. Su apodo era ‘el Turco’ y, a sabiendas de que su clandestinidad se desvanecía, había decidido someterse a una cirugía estética para modificar sus rasgos faciales, aunque esta versión el acusado lo negaría contundentemente durante el debate.
Con su tonada porteña, Betros comenzó a declarar ese lunes 13 de abril en el Tribunal Federal de Posadas.
“La droga se cargó en un campo de golf o un predio similar privado en San Ignacio (...) eran 30 cajas de madera con 3.100 kilos de marihuana, de ellas en sólo diez se mezcló grasa con los ladrillos (del estupefaciente), pero todas fueron pegadas con cola, clavadas y selladas con el plástico industrial, era imposible que se sintiera el olor a la droga, no la descubrió el perro, alguien filtró la información a Gendarmería”, fueron algunas de sus primeras palabras.
El supuesto cerebro de la maniobra continuó relatando que en diciembre de 2010 él llegó a “Puerto Iguazú, luego bajé a Eldorado” y desde allí “en abril y mayo” pergeñó el cargamento.
Luego decidió atribuirse gran parte de la maniobra, quizás como estrategia para amortiguar las penas hacia sus cómplices sabiendo que su destino para ese entonces ya estaba más que definido. Con su declaración intentó desvincular del hecho a los miembros del SPF acusados, los choferes del camión Scania 113 de la fuerza, Emar Fabián Tévez y Sergio Daniel Briñócoli (misionero) y a los ex jefes Armando Hipólito Vallejos y Hernán Raúl Vargas. Vallejos como quien habría dispuesto la orden para que el rodado se desvíe de su destino salteño, y Vargas como nexo para que la droga sea cargada en Eldorado y partiera hacia Capital Federal.
“Yo organicé todo, ni Vallejos ni mi compadre Vargas sabían que dentro de las cajas había droga, yo les pedí un favor y ellos colaboraron pensando que el envío era de insumos informáticos y electrónicos como computadoras para automóviles, portátiles, etcétera, cosas chicas”, lanzó Betros ante los jueces, la fiscal, sus defensores y el público.
Betros finalmente fue condenado a la pena de doce años de prisión al ser hallado culpable del delito de transporte de estupefacientes en calidad de partícipe necesario. Misma sentencia recibieron Vallejos y Vargas, en tanto que otros tres sujetos recibieron penas de entre seis y tres años de prisión, y hubo siete absoluciones, entre ellos el chofer y el acompañante del camión en el cual se transportaba la droga.
Tras oír el fallo y antes de ser trasladado a la Unidad Penitenciaria 17 de Candelaria, Betros lanzó las últimas palabras que tenía guardadas.
En esa instancia insistió en que el cargamento secuestrado consistía en 30 cajas iguales de madera con más de tres toneladas de marihuana y no 26 con 2.296 kilogramos. “La droga que falta se habrá vendido en los colegios de Misiones, estoy seguro, eso hay que investigar”, dijo.
“Por eso lo mejor de este fallo es que espero salgamos rápido y que aparezcan las cuatro cajas con marihuana que faltan, que se las quedó la (sección de) Gendarmería de Puerto Rico, son 1,2 millones de dosis, cinco gramos cada una, esa droga fue vendida a los colegios de Misiones porque es obvio que no la habrán mandado a Buenos Aires”, lanzó el presunto cerebro de la organización, tal como llegó a debate su sospecha en la causa.
“Ahora todo dependerá de la Fiscalía (Federal), si trabaja o no trabaja en la investigación, esperemos que sí, por el bien de todos, para que esto no quede impune”, agregó.
Y por último se mostró conforme también por la condena que recibió, pero principalmente por el resultado que su relato de los hechos habría logrado: “El Tribunal me creyó por eso estoy contento, porque sirvió para que los chicos recuperen su libertad”.


12

Condena .
Betros fue condenado a doce años de prisión como partícipe necesario de transporte de estupefacientes en un juicio desarrollado en 2015.

7

Absueltos .
En el juicio hubo trece personas imputadas, de las cuales siete obtuvieron la absolución. Algunos de ellos volvieron a ser enjuiciados tiempo después.

2.296

Kilogramos .
El cargamento de marihuana por el cual fue juzgado la banda consistió en 2.296 kilos que eran trasladados en un camión del SPF.