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Relatos del mal

domingo 03 de febrero de 2019 | 6:00hs.
Para que les bajen las condenas, por temor o por arrepentimiento, la mayoría de los autores de delitos graves admiten su culpa.
Para que les bajen las condenas, por temor o por arrepentimiento, la mayoría de los autores de delitos graves admiten su culpa.
En Misiones, el 90 por ciento de las causas se resuelve mediante juicio abreviado. Eso quiere decir que la mayoría de los criminales confiesa haber cometido el delito en las puertas del debate oral, logrando (siempre) beneficiarse con penas más bajas que las que hubiesen recibido a instancias de un Tribunal Penal.
En esos casos es requisito fundamental declararse culpable, teniendo todas las pruebas sobre la mesa. Pero las confesiones en el ámbito criminal no sólo ocurren al final del proceso, sino que suelen aparecer también al comienzo, cuando el detenido es apenas un sospechoso.
Ya sea por miedo, arrepentimiento o deseos de obtener algún beneficio, el delincuente habla. Pero no basta sólo con eso para dictaminar su culpabilidad. La confesión debe cumplir una serie de parámetros judiciales para que sea considerada válida y recién a partir de ahí se inicia un proceso de comprobación de veracidad que lleva su tiempo.
Hay casos como el atroz asesinato de Horacelia Marasca (16), cuyo presunto autor, Martín Monzón, admitió haber sido el autor material ante la Policía pero no repitió eso ante la Justicia, por lo que la causa siguió su ritmo investigativo normal. En cuanto a la pareja de Gisel Rodríguez Da Silva (26), reconoció ante las cámaras de un canal de televisión de Encarnación (Paraguay) que la estranguló “por problemas personales”, pero frente al magistrado posadeño que interviene se abstuvo, es decir, la regla básica principal de la confesión (que sea en sede judicial) otra vez no fue cumplida.
El prestigioso abogado penalista Hugo López Carribero explicó en este informe cuáles son los parámetros fundamentales para que una confesión no sea declarada nula y, en ese contexto, analizó junto a El Territorio por qué un asesino o violento asaltante decide confesar. “Una confesión no siempre es una sentencia condenatoria porque hay confesiones que pueden ser verdades y otras que son mentiras”. Quiere decir que sólo eso no es suficiente para condenar a una persona.
En este informe, con ejemplos, nos adentramos a los relatos del mal.